Por qué Williams es un grande de la F1 pero ya no lo parece
La escudería británica es la segunda con más títulos de constructores, pero no ganan desde 2012 y no tienen éxito real desde hace dos décadas.
Williams es el tercer grande histórico de la F1, por detrás de Ferrari y McLaren. Es cierto que en muchas estadísticas ya ha quedado por detrás de los dos gigantes modernos, Red Bull y Mercedes, pero por bagaje y títulos sigue en la cima del automovilismo. Son los segundos con más Mundiales de constructores (9) por detrás de Maranello (16); y los cuartos en cuanto a títulos de pilotos (7) empatados aún con Red Bull. En número de victorias sí han caído a la quinta posición (114), defienden aún la cuarta en poles (128). Pero son estadísticas antiguas, la sala de trofeos y muchas otras habitaciones de la fábrica de Oxford han quedado desactualizadas con el paso de los tiempos, la gloria pasada no representa la situación actual de la escudería.
Sir Frank Williams (fallecido en 2021) fundó el equipo en 1977, en los años salvajes del Gran Circo. Clay Regazzoni logró la primera victoria en Silverstone en 1979. En 1980 conquistaron los mundiales de pilotos (Alan Jones) y constructores. Los ochenta explican buena parte del éxito de Williams: ganaron el Mundial de pilotos con Rosberg (1982) y Piquet (1987) y también los de constructores en 1981, 1986 y 1987. Si bien, la década que hizo crecer exponencialmente al constructor de Grove fue la de los noventa. Eran los primeros coches extremos, con Adrian Newey en el equipo de diseño. En uno de ellos perdió la vida Ayrton Senna. Pero firmaron cuatro Mundiales de pilotos con cuatro pilotos diferentes: Mansell (1992), Prost (1993), Damon Hill (1996) y Jacques Villeneuve (1997). También cinco campeonatos de fabricantes casi consecutivos: 1992, 1993, 1994, 1996 y 1997.
A principios de los años 2000 también tuvieron cierto éxito como equipo oficial de BMW, con subcampeonatos y una decena de triunfos repartidos entre Ralf Schumacher y Juan Pablo Montoya. Pero los nuevos tiempos hicieron progresar a escuderías con una organización más vanguardista y sentenciaron a otras casas más tradicionales, ancladas quizás en el pasado de los grandes equipos independientes. Williams dio bandazos entre fabricantes de motores tras perder a BMW. En 2012 consiguieron su última victoria, de Maldonado en el GP de España. Excepcional en todos los sentidos. La nota de Pastor ilustra lo que ha sido Williams en los últimos tiempos: hogar para pilotos de pago (en sus diversas variantes) como Stroll, Latifi o Sargeant. Entre 2014 y 2017 frecuentaron el podio por la superioridad del motor Mercedes. Pero no suben al cajón desde Bélgica 2021 (la carrera que no fue) con el segundo puesto de Russell.
Desde 2018, Williams ha sido cuatro veces último y no ha pasado del séptimo puesto en la clasificación de fabricantes. La familia vendió la empresa al fondo de inversión norteamericano Dorliton en 2020, un año antes de la muerte del fundador. La fábrica pide regeneración. Ficharon como ‘team principal’ a James Vowles el año pasado, era uno de los líderes de Mercedes, y su capacidad de persuasión ha convencido a Sainz. Junto con Albon (28 años, dos podios en F1) tendrán una alineación ciertamente equilibrada. En 2025 aspirarán a los últimos puntos, como ahora Aston Martin, Alpine o Racing Bulls, si bien en 2024 apenas suman cuatro y son novenos. En 2026, con el cambio de reglamentación, esperan hacer valer su unidad de potencia Mercedes. Quieren a Adrian Newey, como Aston. Tendrán a un piloto que gana carreras y hace poles para tratar de llevar a la pista ese discurso tan optimista.