Leclerc revienta Monza con un harakiri de McLaren
El monegasco gana el GP de Italia para Ferrari por delante de Piastri, que no debió parar dos veces, y Norris. Sainz fue cuarto. Verstappen cede ocho puntos. Alonso, undécimo.
Rugía la grada de Monza mientras se descontaban las últimas vueltas del GP de Italia. La agonía en los neumáticos de Leclerc pasó de aterradora a dulce una vez los tiempos de Piastri dejaron de ser amenazantes. Con un torrente de emociones por el cuerpo, y mandando callar a sus ingenieros, el talento monegasco cuidó las ruedas, gestionó como un genio y ganó este domingo en su otra carrera de casa con un quiebro a McLaren que pasará a los libros de historia. De lo que no hay que hacer cuando se lidera una carrera de F1: pararon a sus dos coches cuando lideraban para salvar el graining, miraron a las pantallas y se creyeron lo que decía el ordenador en lugar de guiarse por lo que sucedía en el asfalto. Sí, el graining era extremo, pero las cuentas de Ferrari salían. El inmenso Leclerc cruzó la meta con dos segundos sobre Piastri y seis sobre el gran derrotado del día, Norris. Sainz fue cuarto, lamentando quizás las seis milésimas que el sábado le situaron por detrás de Charles en la parrilla. Ahí estaba la gloria.
En cualquier caso, qué bonita se pone la Fórmula 1 cuando el falso compañerismo se va por el retrete. En la salida Norris defendió la pole con holgura y también salvó la primera posición en la estrecha primera Variante. Debió resoplar, porque las arrancadas son su punto débil del 2024. Por el retrovisor veía un pelotón caliente y un día plácido para recortar puntos a lo grande. Pero Piastri no debía estar pensando en la calculadora de Lando cuando lanzó a su compañero un hachazo memorable en la segunda Variante, tan limpio y frío como sanguinario. El MCL38 del inglés salió trastabillado, tanto que hasta Leclerc le ganó la posición a la salida de la curva. Se nubló el domingo de Norris como se nubló el cielo de Monza. Pintaba mejor para el talento australiano. Sin esa maniobra, quizás ya no habría sucedido nada extraordinario.
Pero sucedió. Después de las primeras paradas, la degradación de los neumáticos comenzó a volverse intensiva con el asfalto a cerca de 50 grados. No pareció importarle a McLaren, que permitió a sus dos pilotos atacarse y replicarse con vuelta rápida tras vuelta rápida. Norris era segundo y apretaba a Piastri cuando sus Pirelli se vinieron abajo. Ante la presión de Leclerc, su segundo ‘pit-stop’ se tornó obligatorio. Los de detrás también paraban y eso forzó el error más grave de McLaren: Piastri tenía un colchón amplísimo pero aun así le invitaron a realizar su segunda parada en la vuelta 39 de 53, forzándose a remontar cerca de 15 segundos en 14 vueltas. La simulación debió otorgar dos segundos por vuelta de ventaja al MCL38 en esas circunstancias.
Los números inexactos de McLaren
Pero Leclerc y Sainz, que se quedaron fuera, pasaron de simulaciones y tiraron de corazón ante una hinchada en éxtasis. Carlos aguantó lo que pudo, frenó a Piastri durante media vuelta y sucumbió porque su renta era mínima. Le pasaron los dos McLaren sin grandes dificultades. Pero para cuando se despejó el camino del australiano, Leclerc estaba a la vista pero no a su alcance. Rugían los tifosi, desplegaban los escudos y centelleaban las banderas rojas con el emblema del Cavallino Rampante. Su segundo triunfo en Monza, después del que consiguió en 2019 delante de Hamilton, se concretaba con una última vuelta para disfrutar a cámara lenta. El cuarto de Sainz, sin una pega en el asfalto, no sabe tan dulce.
Tras el grupo de los rápidos, Hamilton aseguró la quinta plaza por delante de Verstappen. Como Lando (3º) hizo la vuelta rápida, el inglés recortó ocho puntos al campeón y se queda a 62 con 232 en juego. Habrían sido unos cuantos más de haber quedado por delante de Piastri. O si hubiera ganado, que estuvo en su mano.
Alonso, mientras tanto, debió ejecutar un domingo perfecto para aspirar a los puntos durante dos tercios de la carrera. Salió undécimo, ganó al inicio la plaza de Hulkenberg (a quien un toque de Ricciardo dejó sin opciones) y se comió al Williams de Albon por estrategia y ritmo al adelantar la primera parada. Tenía un margen de unos cinco segundos. El problema es que el graining también salpicó al Aston Martin tras una temprana primera parada y les invitó a ejecutar la segunda a 17 vueltas del final. Wlliams no la necesitó Fernando tuvo que remontar, también sin tiempo. No alcanzó a Albon (9º) ni quedó a menos de diez segundos de Magnussen, que arrastraba una penalización y terminó décimo. Así que el español finalizó undécimo. Amargo, en su liga. Como amarga es la segunda plaza de Piastri, o la tercera de Norris, en la suya propia.
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