Batalla campal en Canadá
Verstappen gana un ecléctico gran premio por delante de Norris, que mereció más, y un errático Russell. Gran sexto de Alonso. Doble abandono de Ferrari.
Verano en Canadá, chaparrón incluído y precioso domingo de carreras. Verstappen se impuso en un verdadero intercambio de golpes a cinco bandas por delante de Norris, que esta vez mereció más; y Russell, que se pasó de efervescente y cometió errores difíciles de digerir para un poleman. Aun así terminó en el podio, delante de Hamilton y Piastri; cualquiera de los cinco podía haber ocupado un puesto en el cajón. Pero solo Lando llegó a inquietar a Max. El sexto puesto, mejor de los terrenales, lo recuperó Alonso con un domingo menos emocionante que el de los anteriores, pero igual de efectivo con un Aston Martin que cambia la tendencia. Los ausentes ilustres en semejante batalla campal fueron los Ferrari: doble abandono de Sainz (por accidente) y Leclerc (por avería), que en carrera no aspiraban a nada. Ni aspirarán, a este ritmo.
La lluvia llegó. La salida se hizo tras varias cortinas de agua y en condiciones dificilísimas, en un asfalto que inicialmente ofrecía muy poco agarre. Le vino bien a los dos valientes que montaron neumáticos de lluvia extrema, Magnussen y Hulkenberg, ambos adelantaron a una decena de coches cada uno en pocas vueltas (pero después regresarían a su posición natural, en parte por una desastrosa parada de Haas con el danés). En ese barullo inicial poco pasó. Apenas un leve toque de Gasly y Pérez. Russell se marchaba por delante de Verstappen y los McLaren. Alonso (entonces 5º) se defendía de Hamilton con maestría. Y las diferencias se estiraban rápido porque el ‘spray’ de agua beneficiaba a quienes estuvieran delante. Aun así, nadie adelantaba.
Vueltas brillantes de Norris
Conforme se empezó a secar la pista, emergió un tipo tocado por la varita. Norris empezó a volar. Verstappen se fue largo en la curva uno al presionar a Russell, este Red Bull ya no es lo que fue. Con el DRS ya habilitado, Lando aprovechó la zozobra del campeón para lanzarle el coche en la chicane de entrada a meta con una contundencia que pocas veces ha sufrido el neerlandés. Cazado. Una vuelta más tarde, en la 20, repitió la maniobra sobre Russell con los mismos bemoles. El ímpetu fue tal que George se acongojó y perdió el coche por la escapatoria, cuando regresó a la pista le habían superado tanto el McLaren como Verstappen. Del primero al tercero. Ahí va el líder que Toto Wolff quiere para Mercedes.
En eso, alguien debía probar los muros de Montreal. Fue Sargeant, claro, que se chocó solo y forzó la salida del coche de seguridad. Ofreció una ventana a todos para cambiar sus neumáticos intermedios por otros nuevos, en vista de que no dejaba de llover del todo. Entonces, Norris tuvo mala suerte. El ‘SC’ salió justo cuando ya había cruzado la entrada del ‘pit-lane’, así que tardó una vuelta más en parar. Verstappen y Russell le adelantaron en ese vacío legal, no así Piastri. Lando tenía once segundos de ventaja antes del incidente del Williams, paró como todos lo hicieron y salió tercero en vez de líder. Se le ponía demasiado cuesta arriba una carrera que apuntaba a dominar. Qué se le va a hacer, es el karma. En Miami le sucedió justo lo contrario.
McLaren volvió a intentarlo conforme se secó la pista, al retrasar la parada de Norris dos vueltas en busca de un overcut casi imposible sobre Max y George. Llegó a salir primero de la calle de boxes, pero patinando exageradamente con unos neumáticos congelados. Verstappen le superó en media curva. Russell, en una vuelta. Aunque, qué cosas, Russell se tragó un piano bajo la presión del joven inglés y perdió la segunda plaza. “Concéntrate, George”, le espetó por radio Wolff en un mensaje más humillante que estimulante. Vaya día.
Accidente de Sainz y esprint de 11 vueltas
En ese contexto, vuelta 54 de 70, llegó el último coche de seguridad. En un domingo negro de Ferrari, Sainz trompeó y perdió el control. Albon no pudo esquivarle, chocaron y el Williams salió peor parado. Carlos, que rodaba 13º, llegó al garaje para abandonar. Leclerc ya lo había hecho antes, con problemas de motor y un monoplaza incapaz de adelantar en el furgón de cola. De Mónaco a esto hay un trecho.
Mercedes arriesgó con el ‘SC’ y paró a sus dos pilotos, gomas nuevas para ambos, en busca de una remontada poco verosímil. Quedaba un esprint de once vueltas, pero convenía no olvidar lo obvio: en el Gilles Villeneuve, en seco, no se suele adelantar. Y el asfalto ya estaba seco. Así que Verstappen se marchó camino de una sufridísima victoria con tres segundos de margen sobre Norris, que fue el más rápido del día, pero no el ganador. Russell completó el podio tras otro sainete: se coló intentando pasar a Piastri, le llegó a superar Hamilton, al final terminó pasando a ambos e incluso dio cuenta del siete veces campeón con una genial maniobra. Alonso llegó sexto, delante de Stroll, Ricciardo y los Alpine. Carrera de contención la del español, muy inteligente en busca de los mejores puntos. Las chispas y el cuerpo a cuerpo estaban delante.
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