Así se sobrepuso McLaren para acabar delante de Aston Martin

En otro año dominante de Red Bull es obligatorio mirar a su espalda para encontrar luchas interesantes por posiciones en el Mundial de Fórmula 1. Hablando de las de los equipos, la de Mercedes contra Ferrari por el subcampeonato fue la más ajustada, decidiéndose en favor de los de Brackley en el desenlace de Abu Dhabi únicamente por tres puntos (409 a 406). Sin embargo, hubo otra más sorprendente, la de la cuarta plaza, por una remontada de McLaren por momentos increíble para acabar delante de Aston Martin con 22 puntos de margen (302 a 280).

Viendo el recorrido de ambas escuderías durante el año, en la fábrica de Silverstone aún deben andar preguntándose cómo es posible que dejasen escapar esa posición con un equipo al que una vez concluido el noveno gran premio de la temporada en Austria tenían a 146 puntos de distancia. Esa fue la máxima diferencia entre ambos, muy amplia, pero a la postre insuficiente para doblegar a los de Woking, que después de un comienzo horrible supieron encontrar el camino correcto de una forma admirable.

En un ejercicio de honradez y tras la reorganización de su equipo técnico (se fue James Key y llegó Peter Prodromou), en McLaren reconocían que el MCL60 empezaba el Mundial con unas carencias muy importantes, pero también que tenían muchas esperanzas en su plan de evoluciones. Y no eran infundadas. Pescaron 12 puntos en el lío de Australia, pero al salir de Canadá, octava cita del año, sólo llevaban 17 en su casillero mientras que Aston Martin iba por 154 y ya había agotado el champán celebrando seis podios de Alonso. Entonces, McLaren no era una amenaza para ellos, pero todo empezó a cambiar el siguiente gran premio.

Los de Zak Brown ya dieron un primer paso en Bakú con una nueva geometría en el suelo de su monoplaza en lo que sólo era el inicio de su desarrollo, pero el verdadero punto de inflexión lo dieron en el GP de Austria. Allí estrenaron una mejora radical del MCL60 que completarían en tres fases (hasta Hungría) y que cambió completamente su concepto aerodinámico con más modificaciones en el suelo, los sidepods, la cubierta de motor o los alerones. Los resultados fueron inmediatos, se acercaban por primera vez al podio con Norris (4º en Spielberg).

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Comienza la remontada

Hasta entonces, Aston Martin siempre había acabado por delante de McLaren, en cada uno de los nueve primeros grandes premios, pero desde ahí hasta el final apenas repitió en un par de ocasiones (en Zandvoort y Las Vegas). En aquellas fechas, su lucha era con Ferrari por la tercera posición porque Mercedes ya les dejó atrás en España, y la Scuderia haría lo mismo en Italia. Allí, en Monza, todavía seguían viendo de lejos a sus compatriotas británicos (a 102 puntos), pero la remontada que ya habían empezado se tornó espectacular.

Tres grandes premios después, en Qatar, ya les pisaban los talones (11 puntos) y en el siguiente de Austin, McLaren confirmó el ‘sorpasso’. Todo ello gracias a la última fase de su evolución en Singapur con numerosas mejoras (pontones, cubierta motor, fondo plano, difusor, frenos…) que les catapultó definitivamente mientras Aston Martin se había quedado estancado con un plan de desarrollo basado en pequeños y frecuentes cambios de piezas que se demostró insuficiente para frenar el ascenso de su rival naranja.

Si partimos la temporada en dos, los números reflejan ambas tendencias tan opuestas. En los 11 primeros grandes premios (de Bahréin a Hungría), Aston Martin sumó 184 puntos por los 87 de McLaren; y en los 11 últimos (de Bélgica a Abu Dhabi), fueron 96 de los primeros por 215 de los segundos. De los 280 totales de los de Silverstone, 206 los consiguió Alonso (el 73,6%) y Norris sumó 205 de los 302 de los de Woking (67,9%), lo que muestra más apoyo de Piastri que de Stroll. Y McLaren también acabó con un podio más (9 por 8 de Aston). Cifras que explican el gran vuelco del año.

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