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RAIDS | LAIA SANZ

"El Dakar más duro de mi vida"

La catalana se muestra "orgullosa" por su 17ª posición en Arabia tras tener un año tan difícil y por mantener su pleno: "Acabar todos tiene mucho valor para mí".

MadridActualizado a
"El Dakar más duro de mi vida"

"Un día triste, era alguien importante en el mundo del automovilismo, sabe mal. Un abrazo a su familia y amigos". Así empezó Laia Sanz (35 años, Barcelona) su entrevista con AS en el Only YOU Hotel Atocha de Madrid, con un recuerdo para Adrián Campos. Después, analizó cómo le fue con la GasGas en el Dakar más duro de su vida, el undécimo en el que compite y acaba, y lo que está por venir en Extreme E junto a Sainz.

—Nos emocionó a todos con sus lágrimas al cruzar la meta del Dakar. ¿Qué supuso acabarlo?

—Supongo que en ese momento salió todo el sufrimiento, y no solo del Dakar, sino lo de todo el año. Tenía muchos nervios acumulados, malos ratos y ahí me relajé y salió todo. Fue un Dakar duro para mí obviamente, no fue de las ediciones más duras que he corrido, pero en mi caso particular si que lo fue bastante.

—¿De los más duros de su vida?

—Sí, no el que más a nivel físico o en cuanto a la dureza de las etapas, pero sí, tal y como llegaba (tras padecer la enfermedad de Lyme), seguramente haya sido el más duro de mi vida. No estar al cien por cien, etapas largas… se me ha hecho duro.

—¿Cómo fue su rutina para recuperarse cada día? Porque estaba con antibióticos.

—Tuvimos la suerte de no tener que preparar el roadbook porque nos lo daban por la mañana y eso supone tener dos horas o más de recuperación cada día. Pocos días llegábamos tarde al vivac, lo que también ayuda. Teníamos bastante tiempo, la tarde era bastante relajada y podía darme un buen masaje, lo que ayuda mucho, y teníamos médico en el equipo, por lo que el tema del tratamiento lo pude seguir bien pinchando el antibiótico. Fue bien, lo teníamos bien organizado y como fue un Dakar relajado en ese sentido, me vino mejor.

—Aun así, fue difícil evitar altibajos y el día de descanso pasó factura.

—Ese día el hecho de que el cuerpo se relajara me fue fatal y me dio un bajón brutal. La etapa siguiente me costó mucho, estaba físicamente muy floja aunque al otro día ya me encontré un poco mejor. Pero sí es verdad que la segunda semana, por el cansancio acumulado, las etapas de 300-350 kilómetros se me hacían muy largas, lo pasé…

—Hablamos en el vivac cuando quedaban dos etapas y no quería ni oír hablar del final.

—Sí, porque da como mal rollo hablar del final antes de acabar, y más en una carrera como el Dakar. Me da la sensación de mala suerte, entonces siempre hay que hablar del final cuando se ha terminado.

—Además, este Dakar fue especialmente duro algunos días en los que salió retrasada y en mitad del polvo. ¿Cómo lo pudo gestionar?

—Normalmente, salir sobre el 20º puesto no está mal en un Dakar, por ejemplo, en la primera semana fue incluso bueno porque podías recuperar. En etapas de arena va muy bien porque puedes seguir trazas y te ayuda, pero en la segunda semana es verdad que tuve mala suerte en ese sentido porque en una etapa me perdí 15 minutos y me pasaron quads, motos… y no me dejaban luego superarles. No fue tanto el tiempo que perdí buscando el waypoint, sino que al final pillé polvo esa etapa, que ya no me gustaba mucho y menos todavía en una nube de polvo, y al día siguiente, otra vez. Luego ya sí que salí en posiciones más cómodas y pude disfrutar un poco más.

—Y vio la meta y en una 17ª posición que resultó muy buena para cómo afrontaba esta edición.

—Sí, hubiese firmado este resultado antes de empezar, seguro. Tal y como llegaba, solo acabar ya es algo muy bueno. Seguramente, no es la posición que me gustaría y, más que eso, el no poder luchar en las etapas por el lugar por el que estaría luchando normalmente, los pilotos con los que peleo cada año han estado mucho más adelante, pero es así, viendo como llegaba creo que puedo estar muy orgullosa.

—Hay que saber valorarlo en su medida y este Dakar seguro que es algo increíble para usted.

—Sí pero, yo que soy competitiva, alguna etapa me ha costado el tener que resignarme a ir pasando los kilómetros en lugar de ir a recuperar tiempo o dar lo mejor de mí cada etapa como otros años, pero esta vez ha tocado esto, ser inteligente. Si es verdad que no he tenido caídas y el año pasado, que llegaba muy preparada, me caí el segundo día y se me fue un poco el Dakar. Al final, en un Dakar pasan tantas cosas que creo que hice un planteamiento inteligente, que era acabar sin grandes percances, y el resultado fue bueno.

—Y muy importante también, mantiene su pleno de 'dakares' acabados. Once de once. Muy pocos pueden decir eso…

—Sí, para mí es algo muy importante porque hay muy pocos pilotos que hayan hecho algo así. En un Dakar es tan fácil que te pase cualquier cosa, como caídas o problemas mecánicos. Entonces, acabarlos todos y los últimos ocho años hacerlo entre los 20 primeros, para mí tiene mucho valor.

—Además, era fácil tener un percance porque se iba muy rápido y había muchas zonas de piedras. Una mala combinación.

—El ritmo fue una locura, lo decían los pilotos de delante, los del equipo (KTM), hablaba con ellos y decían que se estaba yendo a un ritmo muy rápido incluso abriendo pista. Y además, aparte de rápido, este año la segunda semana tuvimos mucha piedra y, aunque se bajó un poco la media de velocidad de las etapas, pero a base de ríos de piedra muy peligrosos que no es mi tipo de terreno preferido.

—Eso provocó accidentes importantes y uno costó la vida de Pierre Cherpin. Es difícil para el Dakar escapar a la desgracia en Arabia, ¿no le parece?

—Fue una desgracia, está claro. Es una pena cuando pasan este tipo de cosas, todos sabemos que el Dakar es muy peligroso, pero es verdad que en el terreno que tenemos en Arabia es difícil bajar la velocidad y hacerlo diferente. En Sudámerica seguramente había más caídas, pero con consecuencias menos graves, aquí hay muchas menos, pero más graves porque se corre mucho y hay piedra. Es un Dakar distinto, más africano y más peligroso.

—¿Cada vez encuentra más motivos para dejar las motos y pasarse a los coches?

—Eso es algo que me motiva e ilusiona y ojalá llegue el momento. Este estilo de Arabia no me favorece tanto, en Sudamérica eran dakares muy técnicos y variados, pasaban muchas más cosas y si hacías un planteamiento inteligente sin grandes fallos podías optar a estar muy adelante. Aquí, para estar delante en moto, es cuestión del riesgo que quieras asumir, no solo de saber ir en moto. Es algo que seguramente ya no esté tan dispuesta a hacer, tampoco tengo 20 años y el tema de los coches lo veo más cerca que lejos.

—Así que, ¿esta vez sí va a intentar a toda costa correr en coche al próximo Dakar?

(Ríe). No lo sé todavía, tengo que decidir que quiero hacer con la moto y luego ya me lo plantearé. No lo tengo claro aún.

—¿Pero, si se diera el caso, sería para ir en un coche o en un 'side by side'?

—Es que primero tengo que decidir si quiero hacer un Dakar más en moto o no y es lo que voy a pensar en los próximos días. Primero tengo que descansar. Ahora, si me preguntas qué quiero hacer con la moto el día del bucle de Neom te digo seguro que le pego una patada (ríe). Pero hay que pensar las cosas en frío, dejar pasar unos días y luego decidir.

—Donde si tiene un coche es en Extreme E y además repite en Arabia, en Al Ula, en su estreno. ¿Cómo encara esa nueva etapa?

—Con mucha ilusión pero a la vez con una responsabilidad grande por correr al lado de Carlos (Sainz). Es muy competitivo, lo querrá hacer bien y tengo ganas de aprender rápido y ayudar al equipo lo máximo posible rápido, porque es verdad que en ese sentido me penaliza el hecho de que yo no haya corrido nada en off-road en coche. Además, en carreras tan cortas como las de Extreme E y habiendo probado tan poco el coche creo que es lo que me puede perjudicar un poco. Ahora hay que plantear hacer alguna cosa antes para intentar coger sensaciones, aunque no se puede ya con el coche de Extreme E, pero con algún otro tipo de vehículo.

—Ya no quedan más test oficiales.

—No, hicimos el de Alcañiz, luego nos dejaron el coche con poca potencia para probarlo un poco, pero con esos test se va a la primera carrera.

—¿Y cuánto le ilusiona correr junto a Sainz?

—Te puedes imaginar cuando me llamó la ilusión que me hizo. Admiro mucho a Carlos y en un campeonato así nuevo creo que es una buena oportunidad para mí, para aprender, para empezar en el mundo de los coches, que es algo que me gusta mucho, y es un gran reto. Hay ganas de empezar.

—¿Es un escaparate perfecto para llevarle al objetivo de correr el Dakar en coche?

—Sí, pero también tengo claro que se me tiene que dar un poco de tiempo porque en este primer año de Extreme E llegaré sin experiencia, sin rodaje, y habrá que esperar un poco. Pero espero que sí, que en un futuro me ayude a dar ese paso.

—¿Y qué espera de Extreme E? Porque hay grandes nombres.

—Está muy bien, hay un nivel muy alto. En pocos campeonatos se juntan todas estas figuras y de mundos totalmente distintos con pilotos de F1, de rally… También están las chicas como Cristina (Gutiérrez), Molly (Taylor), Sara (Price)... que tienen experiencia y van rápido. Va a ser muy chulo.

—¿Cómo va a compaginar esto con la preparación del próximo Dakar?

—Habrá que ver qué hago en el futuro y luego plantear bien la temporada. Lo primero es recuperarme bien de lo que tengo y después encarar y preparar todo lo que se viene.

—Lo que es seguro es que en 2022 le veremos en el Dakar sea como sea, ¿verdad?

—Sí, si Dios quiere, sí.