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Raids | La campeona femenina visitó AS

"Gracias al Dakar valoran más mis títulos de trial"

Laia Sanz, que reconoce que la lucha en las dunas tiene más repercusión que los once Mundiales y diez Europeos ganados en el trial, se plantea nuevos retos: "Igual en 2013 lo hago sin mochilero, en solitario".

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"Gracias al Dakar valoran más mis títulos de trial"
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Es la campeona femenina del Dakar, pero Laia Sanz es mucho más que eso. En sus 26 años esconde una catarata de títulos (once Mundiales de trial, diez Europeos, cinco títulos en el Trial de las Naciones), hasta ahora un secreto a voces, unos éxitos que para algunos caían en saco roto. "Soy más famosa por el Dakar que por haber ganado diez Mundiales de trial. La gente me conoce ahora, por ejemplo, en los aviones o en los restaurantes. Dicen, 'Mira, la chica del Dakar'. A mí me da rabia, porque parece que no haya hecho nada antes, pero es gracias a toda esa carrera en el trial como he podido disputar una competición de la exigencia del Dakar", afirmó la barcelonesa (Corbera de Llobregat, 11-12-1985) en su visita a AS. Lo tiene claro, por más que, figuradamente, le preguntemos a quién quiere más: a papá (trial) o a mamá (Dakar): "No cambio mis títulos de trial por el Dakar".

Desde que tenía seis años siempre ha competido con chicos. Incluso ganó el Nacional cadete (14 años) en 2000. En este segundo Dakar, Laia ha repetido puesto (39º) pero ha crecido. Ella misma dice por qué: "Este año he llegado mejor al final, mientras que en 2011 acabé algo fundida. No es por algo en especial, por un detalle, sino por un conjunto de cosas. Por cómo he planteado la carrera, por la fortaleza física, por el modo en que he sabido leer el 'roadbook'...". Y eso que el tramo final del raid se convirtió en un más difícil todavía tras la grave caída y abandono de su compañero, Marc Guasch. "Habíamos hecho una preparación muy intensa, trabajando juntos día a día, y eso servía de motivación, así que su ausencia hizo daño", reconoce.

Fue en Antofagasta, mientras otros se libraban del barro. Marc sufrió fractura de cuatro costillas, perforación de pulmón y una herida en el bazo. Un duro golpe, aunque Laia no habla de pánico: "Fue un duro revés, me quedé tocada. No vi su caída, pero sí el polvo que había levantado. Sólo me tranquilicé algo cuando vi que él estaba consciente". Marc y Laia han compartido esfuerzos en Gas Gas (en 2011 la catalana compitió con Honda), pero, aunque el Dakar 2013 quede tan lejos, la posibilidad de volver a unir fuerzas la próxima edición no es segura. "El año que viene le toca correr a él. No sé qué pasará. Tengo pensado disputarlo, pero no sé, igual lo hago sin 'mochilero'. En solitario", afirma Laia, quien, si la vida no le depara retos, se los inventa. El Dakar en solitario, suena bien.

Por lo pronto, casi no tendrá vacaciones pues debe iniciar la preparación física para los Mundiales de trial y enduro. Casi sin respiro, casi sin tiempo ni para ligar ("No es más fácil por ser campeona o famosa, incluso diría que les asusto; no sé, ven a una chica tan alta y parece que les impone") o para disfrutar de su amado Barça ("La vuelta de la Copa del Rey sí la veré").

Vida extradeportiva en una carrera ahora salpicada de arena y desierto. Del enorme reto que supone disputar el Dakar y mejorar ese 39º puesto. ¿Y de ganarlo?: "Eso es imposible. Hay un límite, nos guste o no nos guste, que las mujeres no podemos superar respecto a los hombres. Ocurre en el deporte, pero más aún en una competición tan dura como ésta. En coches, quizá, pero en motos no es posible. Eso sí, si me dedicara a ello, si me especializara, podría luchar por estar entre los 20 ó 25 primeros". ¿Qué importan cinco puestos arriba o abajo cuando una ya es campeona con mayúsculas?