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Crítica de los dos primeros episodios de la serie de Fallout. El yermo afina la sátira y es un fiel reflejo de los juegos

Basada en los títulos de Bethesda Game Studios, se trata de una historia original ambientada en un universo postapocalíptico y nuclear.

Fallout, serie

En la televisión todo son malas noticias. Los informativos se preguntan cuándo se producirá el ataque nuclear que sumirá Estados Unidos en el desastre. Mientras tanto, la familia de ricachones más modélica celebra un cumpleaños de ensueño. Los niños, alborozados, disfrutan de actividades y de una rica merienda, sin saber que su mundo se va a desmoronar en cuestión de minutos. Las primeras bombas estallan y la onda expansiva arrecia como un tornado impetuoso. La familia de bien, sin embargo, tiene un refugio reservado bajo tierra. Así comienza la serie de Fallout, de la que ya hemos podido disfrutar de los dos primeros episodios.

El arranque de los juegos de Bethesda entraña una fascinación especial, una mirada hacia mundos de fantasía que invitan a la aventura y a la exploración. La serie de Fallout reproduce ese espíritu, lo hace suyo y lo lleva a su propio terreno. Lucy (Ella Purnell) es una de las tres protagonistas, una joven que no conoce otra vida que la del Refugio 33. Por cuestiones que el espectador descubrirá pronto, la chica tendrá que salir al exterior para rescatar a su padre, que además es el supervisor del refugio. Acostumbrada a pasar sus días entre paredes, en un submundo irreal y manipulable, desconoce completamente lo que significa la vida fuera de este entorno seguro. Y entonces, se abren las puertas del refugio y la luz irrumpe cegadora. Cuando la vista se acostumbra, la arena del yermo salpica las calaveras de los muertos y los restos de una ciudad largamente olvidada.

Tres protagonistas distintos y una distopía macabra

La ignorancia de Lucy y su ingenuidad contrastan con su voluntad férrea. Y de la misma manera que parte de su personalidad la han forjado sus orígenes, Maximus (Aaron Moten) ha sobrellevado una existencia completamente distinta. Miembro de la Hermandad del Acero, el tiempo le ha enseñado a sobrevivir a las inclemencias del yermo. De manera casi fortuita su destino se entrecruza con el de Lucy y con el de otro personaje principal, el letal necrófago Cooper Howard (Walton Goggins). Mención especial al doctor Siggi (Michael Emmerson), pero sobre todo al del perrito que lo acompaña y que conquista el corazón del espectador desde su primera aparición como cachorro.

Equilibrar la sátira, el humor y el drama no siempre es sencillo. El mamarracheo de Fallout es una de sus señas de identidad, pero Geneva Robertson-Dworet & Graham Wagner y el resto del equipo creativo (entre los que se encuentra el director y productor ejecutivo Jonathan Nolan) han sabido imprimir este estilo en la serie, que se identifica no solo en su factura estética, sino también a través de sus tramas y personajes. Un tono de comedia que a veces frisa (y otras supera) la extravagancia, una violencia cruda, con un matiz cómico y exagerado —las explosiones de cabeza son literalmente el videojuego—, acción divertida, diálogos desenfadados, en ocasiones un poquito ridículos (¡okidoki!) y la premisa de una extraordinaria aventura. Alguna escena tiene un no sé qué que chirría, pero el conjunto luce muy bien, y sí, uno de los temas musicales más conocidos de Fallout 3 se escucha en varios momentos. Puro Fallout.

Fallout, serie
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Los dos primeros episodios prometen mucho y gustarán a tanto a los seguidores de los videojuegos como a los espectadores más profanos. La serie se estrena el próximo 10 de abril en Estados Unidos (11 de abril a las 3:00 pm en España) y todos sus episodios se podrán ver en Amazon Prime Video.

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