Primeras impresiones
Ya hemos jugado al remake de Metal Gear Solid 3 y nos ha dejado tres conclusiones muy claras
Pasamos 90 minutos con la versión Delta de Snake Eater, probamos todas sus novedades, echamos en falta las que aún no están y empezamos a ver hasta qué punto exprime el Unreal Engine 5.
El remake de Silent Hill 2 (inesperadamente bueno) no es el único juego de Konami al que la prensa ha tenido acceso estos días. Tampoco el único remake. La compañía también está trabajando en el lavado de cara de Metal Gear Solid 3 y ha puesto ya en nuestras manos los primeros 90 minutos del juego. La llamada ‘Virtuous Mission’. Del salto en paracaídas al rescate de Nikolai, la pelea con Ocelot y el encuentro con The Boss que acaba con Snake cayendo de un puente. Tiempo más que suficiente para sacar tres conclusiones. Que su desarrollo todavía está un poco verde, que es una puesta a punto muy distinta a la de Silent Hill 2 y que a nivel gráfico resulta un portento.
Está un poco verde
Quizás fuera cosa de la demo que hemos jugado, pero muchas de las promesas que han realizado los creadores de este remake aún no son tangibles. Se ha dicho, por ejemplo, que podremos poner el filtro verdusco del original y recuperar la cámara de antaño. O que esta edición Delta no solo mantendrá el revolucionario sistema de heridas y enfermedades del título de 2004, sino que además lo potenciará. Se supone que ahora cada lesión tendrá una marca permanente en el cuerpo de Snake. Aparecerán cicatrices y moretones ingame de manera orgánica. Detalles que suenan genial y que no ponemos en duda, pero todos ellos bloqueados en nuestra sesión de prueba.
Tal y como citábamos en ‘Los 5 motivos por los que el remake de Metal Gear Solid 3 es la mejor decisión’, este 2024 es el 20 aniversario del juego original. A todos nos hubiera encantado celebrarlo con esta nueva versión, pero después de ver tantas opciones capadas en los menús (hasta la del modo rendimiento), nosotros ya no lo esperamos a corto plazo. Da la sensación de quedarle un tiempo en el horno.
Es muy diferente al remake de Silent Hill 2
Una de las cosas que más nos sorprendió del remake de Silent Hill 2 fue la cantidad de novedades introducidas por sus responsables, los chicos de Bloober Team. Había un montón de puzles y zonas nuevas y la duración parecía dilatarse de manera considerable. ¡Y todo con Bloober asegurando que Konami les había pedido por activa y por pasiva que se soltaran mucho más la melena con los cambios! Pues bien, no esperéis lo mismo con Metal Gear Solid Delta: Snake Eater. Este remake es 1:1 con respecto al juego original. Los niveles son exactamente igual que como los recordábamos. Los mismos animales, secretos, atajos y estrategias. Virtuos, la misteriosa desarrolladora subcontratada para la ocasión, no se arriesga con aportaciones propias y se mantiene estrictamente fiel al material base.
Los únicos cambios que hemos visto son relativos a la cámara, los controles y varios atajos a la radio y los camuflajes que permiten ganar años en calidad de vida. Hay un nuevo menú rápido para hacer llamadas en plena faena y lo mismo para pasar de una pintura corporal a otra. Os dejamos un par de capturas del mismo:
En cuanto a lo jugable tampoco es que invente demasiado. Tras los primeros trailers, muchos puristas apuntaron que se parece más a Metal Gear Solid 5 que a Snake Eater, y aunque es verdad que hereda ciertas animaciones de Phantom Pain (como la de asomarse por las esquinas), en realidad lo que pasa es que conserva las mejoras de la versión de Nintendo 3DS. Aquel infravalorado remake para la portátil introdujo dos novedades importantísimas como eran la posibilidad de caminar agachado (el crouch walking) y la de apuntar mientras nos movíamos. Son la base del remake y dos retoques tan indispensables para el jugador contemporáneo que muchos habrán borrado de su memoria los días en que sobrevivíamos sin ellos.
Existen también algunos cambios menores en la disposición de botones del CQC, pero siempre está la opción de recuperar los controles originales desde los ajustes. Lo mismo con esa cámara libre mucho más cercana que a nosotros no nos ha terminado de fascinar. Quizás por costumbre o quizás porque el diseño de escenarios y el reparto de enemigos estaba pensados para afrontarse de otra forma. Seguramente solo necesitemos más tiempo con ella. En cualquier caso, y si bien en la demo no se podía, la versión final dejará poner la clásica.
Resulta un espectáculo visual
Con tantas opciones capadas, la demostración parecía tener como único objetivo deslumbrarnos a nivel gráfico. Colonel, mission acomplished. Podemos decir ante el polígrafo que Metal Gear Solid Delta es uno de los remakes más punteros que hemos visto. Estos primeros compases repletos de barro, vegetación y reflejos parecen una demostración técnica del Unreal Engine 5. Sus nuevos fondos y horizontes impresionan, el nivel de detalle que hay en la vegetación es absurdo y guarda decenas de anécdotas sorprendentes, como el modo en que la mugre se adhiere sobre el cuerpo de Snake. Es una espectáculo y los rediseños de los personajes (y en concreto de los miembros de la Unidad Cobra) también nos ha convencido. Querríamos haber probado el modo rendimiento, pero lo mostrado apunta maneras y nos hace frotarnos las manos.
Metal Gear Solid Delta: Snake Ester parece avanzar despacito y con buena letra. Sin arriesgar en contenidos e introduciendo sólo las novedades jugables aportadas por entregas posteriores de la franquicia. Este remake lo apuesta todo al lavado de cara y no falla. Gráficamente impone e impresiona. Nosotros sólo le pedimos que conserve la mítica escena de la escalera, que siga así y que no demore mucho. Queremos volver a vibrar cuanto antes con esta obra maestra del medio, a la que no os quepa duda de que se está tratando como se merece.
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