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Cine

Posesión Infernal: El despertar, crítica. Evil Dead regresa con una película sangrienta y satisfactoria

El director Lee Cronin firma un largometraje lleno de gore que recupera elementos clásicos, aunque con su propio sello de identidad.

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Posesión Infernal: El Despertar, Evil Dead Rise

Con algunas cosas no se juega. Si hallas un libro mugriento cerrado a cal y canto, de aspecto antiguo y confeccionado con piel humana, mejor dejarlo donde está, sobre todo si te lo encuentras en una cámara subterránea llena de crucifijos y de ataúdes. Posesión Infernal: El despertar, la nueva película dirigida y escrita por Lee Cronin, es la nueva entrega de la clásica Evil Dead. Sam Raimi ejerce de productor ejecutivo en esta cinta, por momentos gore, que logra estar a la altura de la saga en la que se basa.

La película arranca in extremis, por el final de la historia. Dos mujeres y el novio de una de las chicas descansan en un lugar idílico, pero las vacaciones junto al lago se truncan y terminan en desgracia cuando Jessica (Anna-Maree Thomas) empieza a comportarse de forma errática. La situación no tarda en descontrolarse: una entidad se ha apoderado de ella y las devastadoras consecuencias acaecen en las siguientes escenas, secuencias de sangre y muerte.

Cambio de escenario: del bosque a la prisión del hogar

Un año antes de esos terribles acontecimientos, el mal todavía no ha escapado de su prisión. Lejos del bosque, en el marco de la ciudad moderna, dos hermanas separadas se reencuentran: Beth (Lily Sullivan) no pasa por su mejor momento personal, así que busca el apoyo de Ellie (Alysa Sutherland), que vive junto a sus tres hijas —Danny, Kassie y Bridget— en un piso destartalado. De hecho, la familia atraviesa una etapa complicada, ya que su casa va a ser demolida y todavía no han dado con un nuevo hogar al que mudarse. Cuando un terremoto retuerce los cimientos y resquebraja las paredes, El Libro de los Muertos destapa sus páginas.

Posesión Infernal: El despertar trata de dar cierta tridimensionalidad a las protagonistas. Sus problemas se entrecruzan con la relación entre las dos hermanas, los estereotipos sobre el trabajo de Beth y el concepto de maternidad. Todo esto pasa a un segundo plano frente a la trama de las posesiones, que es la que verdaderamente articula la película. Se produce una pulsión entre el drama familiar y los fenómenos sobrenaturales que se producen a su alrededor, pero las vicisitudes de los personajes quedan desdibujados y un poco caricaturescos dadas las circunstancias.

Posesión infernal: el despertar
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El humor ha formado parte de la saga Evil Dead desde su segundo capítulo. En cambio, en este largometraje se prescinde de este elemento narrativo, quizá un poco presente de manera macabra en las ejecuciones y en el ridículo desarrollo de su trama más seria. Con todo, el filme se rodea de una atmósfera opresiva, ya que casi toda la historia tiene lugar en el interior del piso. Se crea una sensación angustiosa porque los supervivientes no pueden huir del mal que han despertado. Poco a poco, unos y otros van siendo poseídos. La sangre, el retozar de los cuerpos, los fluidos que manan y las voces truculentas y malignas sobrecogen los sentidos. El director se vale de los efectos prácticos siempre que puede, una decisión bastante acertada, puesto que que todo parece más real y palpable.

Posesión Infernal: El despertar cumple con las expectativas: una hora y media salvaje de sangre, vísceras y matanzas, de acción directa y de terror. Tal vez los diálogos más dramáticos sobren dada la naturaleza de la película; que todo se desarrolle en un espacio tan concreto ayuda a construir esta atmósfera asfixiante que contribuye a generar el tono oscuro y tortuoso desde el primer minuto. Un regreso digno que sin reinventar nada te hace pasar un buen —o un mal— momento frente a la gran pantalla.