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Cine

‘Los Mercenarios 4′, crítica. Cualquier tiempo pasado fue mejor, seguro

Poco queda ya de la feliz idea de juntar a las grandes estrellas de acción de los 80 y los 90 en un homenaje al género y así mismos.

Actualizado a
Mercenarios 4

‘Los Mercenarios 4′ ha terminado por agotar el crédito de una saga que se inició como un homenaje al cine de acción de finales del siglo XX y que ha derivado en una parodia de sí misma. Tras el desaguisado de esta entrega cuesta mucho entender como estrellas de la talla de Harrison Ford, Antonio Banderas o Mel Gibson han podido embarcarse en algún momento en este nostálgico viaje. Por no hablar de los Schwarzenegger, Jet Li, Bruce Willis, Van Damme, Chuck Norris, Wesley Snipes... que en su día fueron refrrencias del género.

De la tropa original quedan Dolph Lundgren, Randy Couture y Sylvester Stallone. Dejo aparte a Jason Statham porque juega en otra liga y comparado con el resto de los actores que le acompañan en esta nueva aventura podría pasar por Marlon Brando en ‘El Padrino’. Stallone que parecía adivinar la tormenta que se avecinaba se quita de en medio a las primeras de cambio y deja todo en manos de Statham, que poco puede hacer contra el ejército de desgracias que se van sucediendo según avanza la cinta.

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Mal la historia

En este tipo de películas se pide poco: buenas peleas, una historia sencilla que sea algo creíble, escenas de acción espectaculares y algún chascarrillo para sosegar la testosterona. Nada de esto se encuentra en ‘Los Mercenarios 4′, la historia es mala y llena de incoherencias, las escenas de acción salvo las que protagonizan Statham y las dos nuevas incorporaciones Tony Jaa e Iko Uwais, estrellas del cine de artes marciales, invitan a la compasión. Y los chistes son malos, zafios y con tono machista que no se entiende ni tiene gracia en pleno siglo XXI, aunque tampoco lo tendría 40 años antes.

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Tres fichajes fallidos

Stallone incorpora el proyecto tres caras conocidas. La más llamativa es Megan Fox, a la que solo le falta cantar para ser el claro ejemplo de mocatriz, su magnética presencia en pantalla es inversamentamente proporcional al talento que demuestra. Andy García, que seguramente esté haciendo un favor a un viejo amigo saliendo, firma uno de sus peores papeles en su dilatada carrera (aunque por suerte para él no desentona con el resto) y por último 50 Cent, que tiene la fortuna de que sus dotes musicales estén muy por encima de las actorales.

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Los efectos especiales

Si las interpretaciones son malas, el guion pésimo, las escenas de acción aburridas nos queda el refugio de una buena fotografía y unos espectaculares efectos especiales. Y aquí sí que se alcanzan cotas pocas veces vistas en una película de acción: son te-rri-bles. Es inexplicable que, en una cinta de este presupuesto, más de cien millones, los FX parezcan los de una mala película de serie-B. Explosiones sobre vehículos que resultan intactos, el vuelo de un avión que parece sacado de un juego de PS3… solo se salvan algunas persecuciones en coche y tampoco son para recordar cuando por fin se acaba la cinta.

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Statham tiene la llave

Visto que la generación de Stallone tiene los días contados el incierto futuro de la saga queda en manos del británico, que tampoco ya es un niño: 56 años. O reinicia de cero la franquicia con caras nuevas y una historia con un mínimo de coherencia o se convierte en una parodia tipo ‘Sharknado’, pero lo cierto es que la deriva que ha tomado solo lleva al hundimiento. Únicamente los muy incondicionales de este tipo de cintas saldrán contentos de la sala, es una pena que el adiós a unas leyendas del cine de acción sea tan poco digno. Como cantaba el gran Germán Coppini:

“¿Que quiénes somos? ¿Que adónde vamos?

Somos los que hacen el balance de los daños

Somos Siniestro Total.