Ya lo hemos jugado
Impresiones finales con Dragon’s Dogma 2, el mundo abierto más fiel dentro del género
Jugamos varias horas a una versión casi definitiva de Dragon’s Dogma 2, el nuevo trabajo de Hideaki Itsuno que llegará el próximo 22 de marzo.
Es difícil de entender que ninguna gran editora haya intentado calcar una experiencia similar a la del primer Dragon’s Dogma. Doce años han pasado de un juego atípico, especial. Su etiqueta inicial de juego ligado a la demostración de Resident Evil 6 se disipó en cuanto el boca a boca hizo su efecto. No era el mejor juego en lo técnico. Tampoco en lo visual. Era poco atractivo en el cuerpo a cuerpo. Sin embargo, al paso de las horas descubría sus virtudes en grande.
Una década después nos encontramos aquí, a las puertas de una secuela que se ha hecho de rogar. Y es que la franquicia rebosa el saber hacer de Hideaki Itsuno. Hay obras que se identifican rápidamente con un autor, y la saga es el niño mimado de una persona que ya logró la fama internacional con la marca Devil May Cry. Lo que nos encontramos en esta segunda entrega es la misma base potenciada en cada uno de sus aspectos. Los sistemas de juego son reconocibles entre los veteranos, pero las posibilidades se multiplican. Es más y mejor, como se suele decir en estos casos. Tras jugar varias horas a una versión cercana a la definitiva, tenemos claro que estamos ante otro hito de la factoría japonesa.
El sandbox más fiel a las bases del género
Dragon’s Dogma fue un adelantado a su tiempo. En una época en la que Twitch y derivados no tenían la penetración de hoy en día, Itsuno y su equipo moldearon un juego en el que se disfruta igual viéndolo que jugándolo. Si pones dos pantallas en paralelo de jugadores distintos, el mismo camino se va a alterar con situaciones inéditas entre cada uno. Es un juego que vive de la simulación del entorno, de lo que nos rodea como jugadores. No somos el centro de la experiencia: el mundo continúa con sus rutinas. Tomamos el papel de un actor más entre tantos y tantos personajes.
La franquicia, sobre todo esta segunda entrega, puede ser catalogada como el sandbox más fiel al género. La estructura de Dragon’s Dogma 2 toma la de un entorno de pruebas en el que podemos superar los obstáculos de maneras que se salen del guion. Moldeas la aventura dentro de las enormes posibilidades que ofrece a través de sus físicas, rutinas y reglas. ¿Estás luchando con un grupo de enemigos cerca de un acantilado? Agarra a uno y tíralo por el precipicio. Y cuando cae la noche, todavía no replicada en ningún otro mundo abierto, el mundo se convierte en un entorno todavía más hostil. Más allá de la oscuridad se puede encontrar una amenaza implacable.
No queremos desvelar detalles concretos sobre las misiones que vimos; la sorpresa debe prevalecer de cara al juego final. Lo que sí podemos decir es que no hay una sola manera de alcanzar el objetivo de cada misión. Estudias tus alrededores, aprendes qué se puede hacer y qué no y actúas en consecuencia. También influye los peones que tengas contratados, hasta tres al mismo tiempo y que aprenden de cada misión que completen junto a un jugador. Si te hace falta una guía para una, por ejemplo, puedes visitar el nexo para poder hacerte con los servicios de uno que sepa qué debes hacer a continuación. No solo avanzas en tu partida, sino que se forma una especie de comunidad en la que colectivamente cada jugador tiene la mano a otro a través de su peón.
Nuevos horizontes jugables
Durante la sesión se puso énfasis en dos de las nuevas clases de esta entrega: el lancero místico y el arquero mágico. Su presencia extiende el largo catálogo de clases que ya pudimos ver en la entrega original. De las dos nos quedamos con algunos toques. Centrándonos en el lancero místico, el personaje puede utilizar la telequinesis para lanzar por los aires a los enemigos con tan solo un chasquido de dedos. Sus combos con la lanza le permite asestar muchos golpes en cuestión de segundos. Se arriesga mucho en el cuerpo a cuerpo, es cierto, pero lo suple con grandes dosis de daño.
Pero la que mejores sensaciones nos dejó fue precisamente la segunda clase mencionada. El arquero mágico diversifica su repertorio en varios tipos de flechas con usos muy concretos. Una de ellas, por ejemplo, era una flecha explosiva cuyo recorrido podíamos controlar en tiempo real. Es perfecta para cuando quieres centrar el daño en puntos concretos de un enemigo o grupos. Otra de las flechas tenía un efecto rebote. Si estamos en una cueva, el rebotar entre el enemigo y el escenario derretía por completo la barra de vida del rival. Como ya decíamos sobre el escenario y el énfasis en la simulación, el ensayo y error con cada tipo de herramienta te permite descubrir nuevos horizontes jugables.
Capcom pisa fuerte
No queremos extendernos mucho sobre lo que encontramos en la demostración. Es pronto. Durante el análisis entraremos en detalle sobre cada uno de los elementos que convierten a Dragon’s Dogma 2 es un RPG de altos vuelos. Lo que sí podemos decir es que nuestras sensaciones han sido fantásticas. Es un sandbox único que sigue demostrando el potencial de las bases que vimos hace más de una década. Pocos mundos abiertos transmiten tan bien el concepto de aventura. The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, Elden Ring, The Witcher 3: Wild Hunt… y Dragon’s Dogma 2 apunta a sentarse en la misma mesa que ellos.
- Acción
- RPG
Dragon's Dogma 2 es un videojuego de acción RPG a cargo de Capcom para PC, PlayStation 5 y Xbox Series ambientado en el fantástico universo de la franquicia. La historia arranca en una prisión subterránea donde el eco de la voz del dragón resuena en la niebla de recuerdos perdidos. Álzate, Arisen, y vénceme siguiendo el dogma de este mundo. Entre los dominios de los humanos y los férides, un héroe deberá cumplir su destino olvidado. ¿Qué dogma ve tu corazón a través de tus ojos? Esta es la historia de quien deberá matar al dragón y subir al trono.