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Oblivion, el juego que mató a PlayStation 2 y creó uno de los mejores momentos de la historia del videojuego
Antes del fenómeno de Skyrim, The Elder Scrolls supuso un terremoto en consola con el lanzamiento de Oblivion.
El movimiento de Xbox con su segunda consola fue brillante. Adelantar la llegada de la generación frente a su máximo rival, PlayStation 3, abrió una brecha en materia de software a la que la consola de Sony le costó recuperar. Evidentemente intervinieron otros factores para el éxito de Xbox 360, pero uno de ellos fueron los juegos exclusivos en esos primeros compases. El primer punto de inflexión vino de la mano de un estudio que ya trabajó estrechamente con Microsoft en la consola original, y que hizo posible que el RPG de cariz pecero desembarcara en territorio consolero.
Xbox 360 y el momento en el que Oblivion nos invitó a soñar con la nueva generación
Se trata de The Elder Scrolls IV: Oblivion. PlayStation 2 ya no podía hacer frente al músculo que demostraban los juegos de Xbox 360 a finales de 2005. Kameo, Peter Jackson’s King Kong, Project Gotham Racing 3 o Call of Duty 2. La consola más vendida de la historia tuvo que aguantar como pudo durante todo un año mientras la competencia convertía el futuro en presente. Pero el juego que la mató definitivamente fue el de Bethesda. Era el salto definitivo hacia los juegos de rol de mundo abierto, palpar de manera tangible una forma de entender el videojuego que hasta el momento parecía marciano en consola y con esta calidad.
Si todas estas afirmaciones se convirtieran en una imagen, sin lugar a dudas sería la transición de las alcantarillas a la primera vez en la estepa de Cyrodiil. Un muelle frente a nosotros daba paso a un río en el que se reflejaba el atardecer, tan detallado como jamás se había visto en una consola. El bosque escondiendo secretos de otras civilizaciones. Y acariciando las nubes esa torre inmensa que señalaba el corazón del Imperio: la Ciudad Imperial.
Los fuertes rumores sobre su regreso en forma de remake permitirán que un nuevo público descubra un pedazo de juego atemporal. Ahora bien, los tiempos cambian y quienes lo jueguen por primera vez ni se acercarán a vivir las sensaciones de quienes lo hicieron en 2006. El hype fue desmedido durante meses y meses. Corrieron ríos de tinta en revistas de medio mundo mostrando los misterios que aguardaban. Vivir esos primeros pasos por el mundo abierto fue uno de los mejores recuerdos del videojuego moderno. Luego, con el tiempo, llegarían Knights of the Nine y Shivering Isles; la habitación de piedra convirtiéndose en cientos de mariposas fue otro momentazo que jamás se borrará de nuestra memoria.
Buenos tiempos que es difícil que se repitan con el mismo impacto.
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