Yakuza 5 remaster, el cierre perfecto para un recopilatorio de altura

Definíamos en su día a Yakuza 5 como un juego con “más”: más personajes, más lugares, más minijuegos, más contenido… Y todavía hoy sigue siendo la mejor forma de describir este sorprendente título. Este fue el juego quizá de la madurez del Ryu Ga Gotoku Studio. Con las bases de la saga más que definidas tras la revolución que supuso el paso a PS3 con Yakuza 3 y el pulido que supuso la cuarta entrega, esta quinta fue la oportunidad de expandir en esas bases.

Es también con mucha diferencia el juego más coral y variado de todos los que ha tenido la saga antes y después de él. No solo por ofrecernos cinco protagonistas principales, sino por la forma en que muestra las interacciones de estos con los demás y el efecto que los encuentros y experiencias vividas tienen en ellos. No es un detalle: es la esencia del juego. Así lo refleja el mismo subtítulo del juego (desgraciadamente perdido en la localización). “Los que cumplen sus sueños”.

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Porque de esto va Yakuza 5. Bajo el transfondo del mundo criminal, esta entrega se explaya en mostrarnos las ambiciones y frustraciones de gente que persigue sus sueños y el efecto que eso tiene en sus vidas. Desde Kiryu intentando una vez más empezar una nueva vida lejos de la Yakuza a Haruka y su búsqueda de la fama, pasando por la vida de un ex jugador de beisbol profesional cuya vida parece, en principio, precisamente carente de toda ambición.

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Un viaje virtual a Japón

Es un juego enorme, con una reproducción todavía hoy enormemente fiel de los barrios “rojos” más significativos de 5 de las principales ciudades de Japón. Obviamente esa extensión tuvo como consecuencia que individualmente estas ciudades son, especialmente en el caso de Fukuoka y también de Nagoya, ligeramente más pequeñas de lo que Kamurocho o Soutenbori nos tienen acostumbrados. Pero a cambio se compensa con un nivel de detalle que abruma para un juego con su origen en PS3,.

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Su fidelidad a la realidad resalta especialmente cuando, a pesar de desarrollarse en un pasado relativamente reciente (diciembre de 2012, coincidiendo con el momento del lanzamiento del juego), podemos notar la década que ha pasado en los cambios en la tecnología (con móviles de los que aún abundaban en la época), la forma de vestir, e incluso la evolución de los edificios de las distintas ubicaciones (Como la Theater Square antes de la construcción del hotel APA y del nuevo edificio de la Toho que ya pudimos ver en yakuza 6). Es como viajar en el tiempo casi una década atrás, y las sensaciones que transmite son completamente fieles a las de recorrer esas mismas calles y plazas en la realidad.

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De hecho, hablando de realismo, esta es quizá la entrega con menos veleidades hacia las extravagancias propias de la saga (sin que ello signifique que dejen de hacer presencia), con un guion quizá más dado a la melancolía, si bien es perfectamente reconocible como parte de la saga. Quizá la mayor pega sea que precisamente tantos personajes y contenidos hacen perder peso a la historia. Aunque se trata de enlazar entre personajes, no deja de dar la sensación de estar un tanto deslavazada. Algo que se nota especialmente si se compara con los grandes guiones de la saga y en especial el de Yakuza 0, el que fue el siguiente título principal de la saga.

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Un juego enorme

Volviendo al aspecto del contenido, este juego tiene la mayor cantidad de minijuegos de la saga. Es realmente sorprendente la cantidad de posibilidades (con mención especial a los "another drama", historias alternativas a la principal para todos los protagonistas) y minijuegos que agrupa este título. Desde servir Ramen a regatear precios, de enfrentarnos a bandas de conductores en carreras clandestinas a participar en shows de televisión… Incluso tenemos un Virtua Fighter 2 y un Taiko no Tatsujin si nos apetece jugar. Bolos, beisbol, peleas de bolas de nieve… Realmente pocos títulos pueden presumir de tantísimas posibilidades.

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Todo ello vuelve a la vida de nuevo en una presentación que a pesar de repetir plataforma (PS4) sí muestra una ligera mejora gráfica, pero sin enormes cambios. A cambio el juego (si bien mantiene sus cortos tiempos de carga entre exploración y combates) tiene las limitaciones propias de los juegos anteriores al Dragon Engine. Es decir, hay claros tiempos de carga y diferencias de modelados entre la aventura y las cinemáticas. Pero eso no es óbice para indicar que el juego se ve extremadamente bien para un juego de 2012, y su jugabilidad apenas ha envejecido. Además, como todos los remaster anteriores, sigue llegándonos en inglés, aunque se supone que la localización ha sido revisada.