WUCHANG: Fallen Feathers, un soulslike notable pensado por y para fans del género

“No es Sekiro, pero casi” es la primera frase que se nos ocurrió para definir lo que vimos en el primer tráiler de WUCHANG: Fallen Feathers hace más de un año, en junio de 2024. Lo que presenciamos en aquella conferencia de Xbox en el Summer Game Fest nos dejó un buen sabor de boca, pues aunque es cierto que raro es el día en el que no vemos un nuevo soulslike, no todos aparece uno ambientado en la dinastía Ming de China, ¿verdad? Pues aquí lo tenemos, a punto de llegar a PS5, Xbox Series X|S y PC.

Durante la última década hemos visto un sinfín de títulos que tratan de seguir la estela de From Software y el fenómeno Dark Souls. Lords of the Fallen, Nioh, Code Vein, The Surge, Mortal Shell, Thymesia, Dolmen, Lies of P, AI LIMIT, The First Berserker: Khazan... La lista es prácticamente interminable, por lo que siempre que aterriza uno nuevo como el que hoy tenemos entre manos surge una pregunta: ¿qué puede aportar y cuáles son sus argumentos para destacar en un mercado tan difícil?

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Un elemento en el que desde el primer instante queda claro que los autores del título se han inspirado en la obra de From Software es, sin duda, la faceta narrativa. Porque más allá de una interesante premisa que nos sitúa en las tierras de Shu durante la dinastía Ming de China, al cabo de unos minutos a los mandos del juego nos damos cuenta de que resulta fundamental implicarnos a la hora de querer saber más. Descripciones e indicaciones vagas, diálogos escuetos, ausencia de un menú que nos mantenga al tanto de las misiones que nos proponen los NPC... Vamos, que avanzar resulta un tanto críptico y lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar por nuestra intuición. Además, tampoco conviene olvidar que la historia es una excusa para lo que realmente importa: pegarnos con todo lo que se mueve.

Como no podía ser de otra forma, uno de los pilares del juego es el sistema de combate, y tenemos que decir que nos ha resultado muy original y bien planteado, a pesar de que no inventa la rueda ni revoluciona en absoluto la manera en la que solemos encarar al enemigo en el género. Nos ha gustado especialmente la decisión de apostar por una mecánica de recarga de magia que funciona a través de la esquiva; si logramos zafarnos de un golpe de nuestro adversario en el momento justo, añadimos una pequeña carga de energía al medidor.

Aprender a gestionar el poder mágico y la reserva de energía es fundamental, ya que si bien es cierto que los hechizos son muy poderosos, mucho más que cualquier arma, también lo es que el medidor se gasta especialmente rápido y normalmente no tenemos suficiente magia para lanzarlos tantas veces como nos gustaría. Por eso mismo, acostumbrarnos a pelear manteniendo un correcto equilibrio entre ataque y defensa es la clave para salir airosos de las batallas más exigentes.

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Hablar del sistema de combate nos lleva inevitablemente a una cosa que nos ha sorprendido gratamente y a otra que nos ha decepcionado un poco. La positiva es que tanto el diseño como las peleas en sí mismas contra los jefes finales son un espectáculo, ya que casi todos nos llevan al límite y nos permiten librar esos combates por las que todo amante de la fórmula soulslike apuesta por un título. La negativa es que el bestiario es un tanto insípido —y escaso— en lo que a enemigos normales se refiere; muchos se repiten en exceso y hay niveles en los que apenas vemos dos o tres monstruos diferentes.

Ya que hablamos de niveles, no creerías que nos íbamos a quedar sin hablarlos del mundo, sus escenarios y las mecánicas de exploración, ¿no? Pues bien, tenemos prácticamente lo mismo que en cualquier soulslike tradicional: caminos intrincados, tesoros ocultos en diversos rincones más allá de la zona principal, atajos... La propuesta es muy reconocible, aunque tenemos que decir que el diseño de niveles nos ha parecido un poco previsible, ya que en casi ningún momento nos hemos encontrado con problemas a la hora de avanzar y hallar el camino a seguir.

Es cierto que hay un buen puñado de rutas secundarias que nos permiten acceder a cofres en los que encontramos todo tipo de armas y armaduras (espadas, lanzas, dagas, cascos, petos...), por lo que peinar cada centímetro de los escenarios no deja de ser adictivo —y muy recomendable—, especialmente para aquellos jugadores que disfrutan del completismo. El problema es el escaso factor sorpresa que hay en este sentido; no existe nada remotamente parecido a esas grandes zonas secretas de Dark Souls que encontrábamos tras decenas de horas de juego. El juego tiene buen ritmo, pero los más exploradores echarán en falta una mayor inspiración en este sentido.

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En cuanto a pormenores técnicos, poca queja tenemos en este apartado, ya que WUCHANG: Fallen Feathers es un juego resultó, con un apartado gráfico que convence, una ambientación bien lograda y algunos efectos visuales muy llamativos. Además, el rendimiento técnico es solvente (apenas hemos notado caídas de frames en la versión de PS5). En líneas generales, incluso podemos decir que es uno de los soulslike más potentes a nivel visual que hay en el mercado, ya que se sitúa muy cerca de lo visto en Black Myth: Wukong.

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