Wonder Boy Collection, análisis. Cuatro juegos inmortales

2022 se está empeñando en que los jugadores más puretas se rasquen el bolsillo. No solo hemos visto cómo las Tortugas Ninja han vuelto con más fuerza que nunca (y volverán de nuevo muy pronto) en un género en el que enamoraron a cientos de miles de personas, sino que también hemos visto un gran recopilatorio de Sonic, el regreso de sonados títulos de lucha de Capcom, un remaster de Snow Bros, otra recopilación de Pac-Man o el reinicio de Kao the Kangaroo. Y todo esto en un breve espacio de tiempo.

Por opciones no será pero si hay una saga que siempre aplaudimos el poder disfrutar de ella en la actualidad es Wonder Boy, que ha aterrizado hace bien poco en Nintendo Switch y PlayStation 4 con un recopilatorio llamado Wonder Boy Collection. Y sin embargo hay algo que no nos termina de gustar.

La historia de Wonder Boy

Aunque seguramente no necesitéis explicación sobre esta franquicia, Wonder Boy fue uno de los pilares de la industria del videojuego en los años 80 y 90. Debutó en 1986 en los salones recreativos cosechando un éxito bastante envidiable pronto comenzó a portarse a sistemas de entretenimiento en casa con SEGA como gran aliada.

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La premisa de la original era bastante sencilla, tan solo se necesitaba avanzar hacia el lado derecho de la pantalla mientras saltábamos obstáculos y lanzábamos hachas a los enemigos. Una de sus aspectos más destacados lo encontrábamos en un power-up de lo más curioso, y es que Wonder Boy podía avanzar más rápido por el escenario a lomos de un monopatín.

Este videojuego, como apuntábamos, cosechó grandes éxitos entre los jugadores y pronto Westone, su desarrolladora —aunque inicialmente se hacían llamar Escape— se propuso darle continuidad con Wonder Boy in Monster Land. Para su secuela decidieron cambiar la jugabilidad y ahora el chico maravilla portaba espada, escudo, armaduras y se movía en un entorno algo más libre mientras solucionaba entuertos, compraba equipación en tiendas y derrotaba enemigos de fin de fase. Y a pesar del cambio de tercio de la IP, siguió enamorando a los jugadores y animando a Westone a seguir creando videojuegos de Wonder Boy.

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Ya en Mega Drive y en 1991, apareció Wonder Boy in Monster World, un título que seguía la estela en lo que a jugabilidad se refiere al anteriormente mencionado pero que ofrecía un apartado técnico muy mejorado con respecto su “antecesor”. Nótese el entrecomillado, se explicará más tarde. Bajo el paraguas del género de plataformas, acción y RPG, Monster World terminó convirtiéndose en uno de los más queridos de la saga.

Tres años más tarde la consola de 16 bits de SEGA acogió a Monster World IV, las aventuras de Asha y su compañero Pepelogoo que encandilaron aún más a los seguidores de la franquicia. Una vez más adoptaba la ya consagrada jugabilidad asentada desde Monster Land pero ofreciendo una historia algo más rica en detalles, puzles algo más trabajados y una duración superior. El año pasado, de hecho, pudimos disfrutar de un remake en diferentes plataformas del que podéis leer su análisis aquí.

El recopilatorio

Si habéis estado leyendo hasta aquí habréis advertido un entrecomillado a escasos dos párrafos de este mismo. Y es que la explicación de la historia de Wonder Boy solo recoge los títulos que Wonder Boy Collection recopila, al menos, en su versión digital. Tanto en sus inicios como entre medias y a posteriori, otros títulos de la saga han sido lanzados en diferentes plataformas, con mención especial a Wonder Boy The Dragon’s Trap, que sí se incluye —junto a Wonder Boy in Monster Lair— en la versión física distribuida de forma limitada por Strictly Limited Games. Por tanto estamos ante el único punto negativo de esta colección.

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Aquellos que estén dispuestos a comprar la versión digital de Wonder Boy Collection para PS4 o Nintendo Switch recibirán Wonder Boy, Wonder Boy in Monster Land, Wonder Boy in Monster World y Monster World IV, mientras que los que compren la física —ya casi imposible de conseguir— recibirán los mencionados junto a Wonder Boy the Dragon’s Trap y Wonder Boy in Monster Lair más sus diferentes adaptaciones y regiones, haciendo un total de 21 versiones.

Sobre la colección no hay mucho que destacar ya que los juegos que incluye son los mismos que aparecieron en su época en Arcade (System 1 y 2) y Mega Drive. Esto quiere decir que tanto los gráficos, sonido, jugabilidad e idioma —en inglés— es igual que los originales. La única salvedad es que ofrece guardado rápido en cualquier situación, rebobinado, algunos filtros y marcos de pantalla para personalizar un poco cualquiera de los juegos incluidos. Como extra se ha añadido una galería de imágenes del proceso de creación de cada juego, carátulas o manuales de la época, aunque no es un documento demasiado extenso, pero se agradece.

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Al incluir los títulos originales no esperéis ni mejoras gráficas ni sonoras, pero a decir verdad los cuatro videojuegos siguen siendo muy disfrutables, incluso su primera iteración si nos dejamos llevar un poco por su jugabilidad. Puede parecernos algo básico pero engancha y entretiene lo suyo. Además no es tan fácil como pretende hacernos ver.

No es el pack más completo de Wonder Boy y de hecho nos duele que dos de sus mejores títulos solo estén disponibles en su versión física pero sí os podemos prometer que si os hacéis con él tendréis diversión para rato, aunque recomendamos no abusar de las bondades que trae en forma de calidad de vida. Si hacéis uso de ellas cada juego os sabrá a poco.

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Como última apreciación a este análisis, hemos hablado en todo momento de una versión física y otra digital, basándose este texto en la segunda. Sin embargo sí existe una versión física tanto para Nintendo Switch como para PlayStation 4 distribuida por Tesura Games que incluye solo el contenido de la edición digital. Es decir, podéis haceros con los cuatro juegos tanto en formato descargable como en caja. Para la versión más completa hay que rascarse más el bolsillo y quedan muy pocas unidades.