Vive la Résistance!

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Nos metemos en la piel de Sean Devlin, un mecánico irlandés criado en las calles, un tipo duro al que no conviene molestar demasiado. Sean busca venganza contra los nazis por haberle destrozado su vida. Ahora es momento de viajar a París y colaborar con la Résistance y la inteligencia británica para sabotear los planes nazis en la capital francesa. En The Saboteur nos encontramos con una curiosa mezcla de géneros, característica que da al título de Electronic Arts una personalidad única. Su producción artística bebe directamente de películas del género negro ambientadas en la segunda guerra mundial y su aspecto jugable se basa en sagas de videojuegos famosas como Grand Theft Auto o Assassin's Creed. Es inevitable recordar estos títulos cuando conducimos por las calles esquivando (o atropellando) transeúntes o escalamos fachadas de edificios, tal como lo haría Altair o Ezio. No obstante, al poco de empezar la partida, nos invade la sensación de que no se ha profundizado lo suficiente en estos elementos.

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La aventura da comienzo en un cabaret parisino donde se nos encargará nuestra primera misión: el sabotaje de unas instalaciones nazis mediante explosivos. Deberemos conducir hasta el punto marcado en nuestro radar y volar las instalaciones con dinamita. Y ésta será la tónica a lo largo de toda la aventura: alguien nos encargará una misión y deberemos desplazarnos a un punto del escenario, indicado el radar que aparece en la esquina inferior izquierda de la pantalla, para resolverla. El objetivo de las misiones será el típico del género sandbox: asesinato, protección, conducción, etc. Ésta será la mecánica habitual del título, resultando, en muchas ocasiones, demasiado repetitiva. En el aspecto jugable, destaca la posibilidad de escalar por las fachadas de los edificios. La idea no deja de ser interesante, pero no está bien llevada a cabo. El control resulta tosco y muchas veces no sabremos que camino  tomar para seguir escalando. Por otro lado, las animaciones son muy forzadas y poco creíbles.

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Nuestra misión principal será la de colaborar con la famosa Résistance francesa con la inestimable ayuda del servicio de inteligencia británico, cuyo objetivo será combatir y debilitar las fuerzas nazis presentes en París. Pero no todo tendrá que ver con este cometido. La capital parisina ofrece muchas actividades para un irlandés como Devlin; aquí es donde entran en juego las misiones secundarias que podremos completar a nuestro gusto. Como buen irlandés de la época, las mujeres supondrán un gran aliciente para el protagonista. De hecho, el juego viene marcado por una fuerte carga sexual, con escenas bastante explícitas. Estas misiones secundarias nos ofrecerán tareas muy diversas, que nos servirán para descansar de la dura lucha contra los alemanes.

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El control de nuestro protagonista resulta muy impreciso; no responde correctamente a nuestras acciones y en muchas ocasiones es desesperante ver como nos eliminan sin poder hacer nada por evitarlo. En las luchas cuerpo a cuerpo podremos dar puñetazos, patadas, cabezazos o agarrar al objetivo, pero en muchas ocasiones, cuando hay varios enemigos, el sistema no funciona al nivel deseado y será complicado enlazar varios golpes. Con la cruceta podremos elegir diferentes armas que llevemos equipadas como metralletas, pistolas o explosivos, pero la forma de apuntar no es muy precisa; gastaremos mucha munición tratando de acertar a  nuestros enemigos. En las secuencias de conducción, el coche tampoco termina de reaccionar como nos gustaría; se respira poca precisión en la conducción de los esplendorosos vehículos de la época.

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Habrá gran variedad de vehículos disponibles; desde toda clase de coches (elegantes, deportivos, de carreras...) hasta camiones o jeeps. Dadas las grandes distancias que hay entre las distintas localizaciones, como el centro de París o el extrarradio rural, el uso de los vehículos será determinante. También viviremos emocionantes escenas de persecución a bordo de los coches con tiroteos incluidos. A medida que vayamos ganando presencia y nuestro nombre empieze a ser famoso como héroe que lucha contra los nazis, la gente cambiará su forma de tratarnos. Asimismo, la presión de los nazis sobre Devlin también aumentará, estando constantemente vigilado por el ejército alemán. Devlin podrá, a su vez, conseguir diferentes trajes para poder afrontar con garantías misiones de infiltración entre los enemigos.

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No estamos ante un título con grandes alardes tecnológicos, ni tampoco lo pretende. Los modelados son correctos, el uso de las texturas está bien implementado y se aprecian buenos efectos de iluminación. Hay pequeños espacios de tiempo de carga entre escenarios, pero éstos no entorpecen la acción. Los escenarios se muestran sólidos y muy bien detallados. Mención especial a los paisajes naturales, con mucha vida y colorido; una buena invitación a dejar la historia de lado por unos instantes y disfrutar de la ambientación y la exploración. El modelado del protagonista está bastante cuidado, con un buen uso de las texturas; no podemos decir lo mismo del resto de personajes, sobre todo de los enemigos y transeúntes, que no disfrutan del mismo nivel de acabado.

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Lamentablemente, las físicas no están muy bien implementadas. En muchas ocasiones, se aprecian comportamientos extraños de varios elementos. Las explosiones y el fuego no están muy conseguidos, dando un aspecto poco real al conjunto. Los vehículos presentan un sistema de daños inadecuado para la presente generación. Apenas veremos que se desprendan piezas y difícilmente se producirán deterioros en la carrocería. Además, al impactar con objetos del escenario o cuando atropellemos soldados, transeúntes o animales, se producirán todo tipo de trayectorias, algunas de ellas poco realistas. De pronto, podemos ver como un soldado nazi que acabamos de atropellar, aparece de pie sobre nuestro vehículo, creando más de una situación cómica. Las animaciones de los personajes son bastante flojas, con movimientos robóticos o poco realistas. Nuestro protagonista disfruta de un trato mejor en este apartado, pero sigue arrastrando problemas en algunos saltos y en los momentos de escalada.

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No obstante, el apartado técnico peor parado es el de la inteligencia artificial, que lastra algún momento en la aventura. Nos enfrentaremos a situaciones emocionantes, pero los enemigos resultarán ser poco efectivos; no se coordinan correctamente y, en ocasiones, estando en plena persecución, podremos meternos en cualquier callejón y ser totalmente indetectables. También podremos superar las misiones de infiltración con cierta facilidad gracias a unos soldados poco atentos. Todas estas características impiden que podamos disfrutar plenamente de la acción, restando profundidad a un título que aspiraba a mucho más. Hay tres niveles de dificultad disponibles, pero realmente no se aprecia una excesiva diferencia entre ellos.

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En referencia a la banda sonora, hay que decir que el trabajo realizado por los desarrolladores es muy grato. La música nos acompañará durante toda la aventura de manera ejemplar. En los momentos tensos, el tono subirá adecuadamente, dejando las melodías más suaves para los momentos más sosegados. Los efectos de sonido son muy realistas con el ruido de las armas, de los motores o de las ruedas al derrapar. Los diálogos de los personajes son muy cinematográficos y las actuaciones resultan muy creíbles. La mala noticia es que, de manera incomprensible, Electronic Arts ha decidido distribuir el título en nuestro país en inglés. Y lo que es peor, ni tan siquiera cuenta con subtítulos en castellano. Algo que resulta inexplicable en la industria del videojuego hoy en día; si dominamos el inglés mínimamente, podremos deducir algunos diálogos y la historia en general, pero si no es así, será imposible seguir correctamente el guión.

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The Saboteur es una víctima más del hype excesivo que en ocasiones sufren algunos títulos en desarrollo. Se esperaba con mucha expectación cualquier información sobre la obra póstuma de Pandemic Studios. Pero los resultados no han sido tan gratificantes como se esperaba. Algunos problemas técnicos que entorpecen la acción, tanto de físicas como de inteligencia artificial y el único idioma disponible, hacen de este título un quiero y no puedo. El contexto histórico es muy apetecible, la estética y la producción artística están muy trabajadas y la historia engancha. Incluso es digno de elogio la propuesta de mezclar diferentes géneros para crear un estilo muy personal; pero todo ello no consigue hacernos disfrutar completamente de la aventura. Hay aspectos mejorables del juego que nos lleva a preguntarnos si la prematura desaparición de Pandemic Studios habrá comportado una menor dedicación por parte del estudio a la hora de terminar el juego. Pero en todo caso, el título atesora suficiente calidad como para convencernos de que hay motivos para echar de menos al equipo desarrollador.

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