Injusticia silenciosa...

La primera incursión de los ninjas del clan Ghoda en esta generación resultó una correcta adaptación de las anteriores entregas. No se puede decir que fuese una obra maestra por muchas razones pero sí tenía todos los elementos característicos de la saga e incluso se permitía innovar un poco.

Han pasado varios años y la gente pedía más. Pero esta vez Activision no ha sido la encargada de dárselo y ha sido Sega la responsable de su vuelta. Lamentablemente este parece ser uno de los pocos cambios que ha tenido el juego. Pues aunque tiene todos los elementos que sus acérrimos seguidores adoran y que han hecho grande a la saga, aporta poco más.

La historia nos sitúa un año después del primer Tenchu. Rikimaru está supuestamente muerto tras sacrificarse en la primera entrega. Ayame, su compañera de fatigas, ha de investigar una terrible masacre en una aldea rural. En su camino se cruzará el nuevo personaje de esta entrega, Rin. Esta es la única superviviente del ataque, que busca ejecutar su venganza. A lo largo de la historia se enfrentarán tanto entre ellas como a sus enemigos e irán descubriendo las piezas de una trama llena de bajas pasiones, engaños, abusos de poder y oscuras intenciones.

El modelado no resulta todo lo suave que se podría desear y esto repercute en el movimiento. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de mujeres ninja, que basan su poder en la agilidad y la flexibilidad y lamentablemente vemos a nuestras heroínas moverse con una fluidez propia de un muñeco de los Masters del Universo.

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Junto a estas secuencias también aparecerán unos insertos al estilo Nina Williams en los que podremos ver los efectos de nuestro ataque en el cuerpo rival como si lo hiciésemos con rayos X. Cuellos rotos, cráneos abiertos, corazones ensartados... es decir todo un deleite visual para los más sádicos.

Los niveles aparecen un poco vacíos. Muchas veces nos encontraremos con pequeños detalles que libran al juego de la 'tristeza' absoluta en lo que a construcción de niveles se refiere, cosas como caminos que se cruzan, ríos y cascadas o restos de batalla. También podremos encontrar algunos intentos de darle un poco de alegría a los sobrios escenarios como puedan ser los reflejos de la humedad en las cuevas. Esta línea sencilla es heredera de las anteriores entregas, pero contrariamente está falta de su gracia y perspicacia.

No sabemos si ha sido por pereza o falta de tiempo, pero tanto el modelado como la texturización del entorno se han quedado pobres. Los elementos, como los edificios, se limitan a construcciones cúbicas muy básicas, con bastantes aristas y escaso detalle. Elementos como la hierba o los árboles parecen más bien sacados de Psone. A estas alturas de madurez de la plataforma, tras las numerosas muestras de realismo que puede alcanzar una PS2, llega a doler un árbol construido a base de sprites.

Las cinemáticas introductorias han sido sustituidas por unos dibujos sobre madera que ilustran diferentes escenas, hay que decir que en ningún momento se habla de nuestras hazañas y que se repiten continuamente, lo cual no ayuda a seguir la historia. Por otra parte veremos imágenes renderizadas de nuestros personajes y otros personajes del juego mientras el narrador habla de batallas, sangre y honor. Misterios de la narrativa japonesa.

Haremos un rápido resumen para los no iniciados. Al comenzar el nivel se nos encomendarán unos objetivos, estos suelen ser ejecutar a alguien, conseguir información o algún objeto. Empleando las técnicas ninja deberemos ocultarnos en las sombras y tejados para conseguir eliminar a los guardias sin ser vistos y sin que den la alarma. Para conseguirlo disponemos de un 'sensor' que detecta el grado de proximidad y atención de estos.

Una vez que estemos lo suficientemente cerca nos abalanzaremos sobre ellos y serán ejecutados sin que puedan prevenir a sus compañeros. Hay diferentes clases de enemigos, que van desde los guardias perezosos a ninjas enemigos, tan peligrosos como nosotros. Además encontraremos a asustadizas geishas o labradores borrachos. Estos se asustarán al vernos y gritarán, pero la primera norma de los ninjas Ghedo es proteger al inocente, con lo que la ejecución de estos 'infelices' será castigada.

El juego está centrado en el sigilo y está pensado para ser jugado de este modo, pero esto no implica que no se pueda avanzar a las bravas. Si somos detectados tendremos dos opciones, luchar o huir. Si nos decantamos por la primera contamos con algunos combos con los que cortar al enemigo.

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Una de las razones por las que esto nos será muy fácil será debido a la penosa inteligencia artificial de la que han sido dotados nuestros enemigos. Un ejemplo práctico; al ser descubiertos por un guardia nos refugiamos en un andamio pegado a una pared en el fondo de un pasillo. El guardia está a los pies del andamio consciente de nuestra presencia pues nos ha visto refugiarnos allí. Pues tras pasar unos instantes ocultos ante su mirada el guardia repentinamente se olvida de nuestra presencia y vuelve a lo suyo. Otro bochornoso ejemplo puede ser el de los guardias que se atascan corriendo contra una pared… en fin fallos inaceptables en los tiempos que corren.

Como antes comentábamos existe la posibilidad de no usar el sigilo y 'tirar pa'lante'. Es decir, ir corriendo, saltando sobre los guardias y avanzar y avanzar hasta el final. Que cada uno juegue como quiera, pero esta manera ruinosa de jugar no aporta nada. En cambio el sistema de juego nos incita a limpiar los niveles con la mayor discreción posible. Al ejecutar sigilosamente al guardia de turno seremos obsequiados con uno, dos o tres pergaminos que luego podremos invertir en inventario para las siguientes misiones, objetos extra como armaduras y armas nuevas y nuevos movimientos para ejecutar.

Una de las mejores ocurrencias de Tenchu fue contar desde el principio con dos personajes para elegir. Si bien la historia era prácticamente similar para ambos, el estilo de juego variaba. Mientras Rikimaru era fuerte y contundente, Ayame era más grácil. Esta pequeña diferencia invitaba a jugar varias veces el juego hasta conseguir la recompensa por ser un gran maestro ninja.

En esta ocasión los dos personajes a elegir son Ayame y Rin, ambas ninjas tendrían que tener elementos diferenciadores como los que existían en la pareja original, pero tristemente nos encontramos con dos personajes prácticamente iguales que a fin de cuentas acaban haciendo lo mismo. Además, en esta ocasión no podremos elegir con quien jugar el nivel, sino que para avanzar en el juego tendremos que jugar obligatoriamente con las dos, según van apareciendo las pantallas. Esto obliga muchas veces a jugar el mismo escenario otra vez, con las únicas diferencias de empezar en puntos diferentes.

Tenchu ofrece este tipo de juego sin tener que devanarse los sesos, ni tener que intentar una y otra vez los mismos movimientos hasta memorizar las rutinas de los enemigos. Es la cara más arcade del género, aunque no olvida su inspiración. Pero hay que tener en cuenta que sus rivales no se han dormido en los laureles y han apostado por la continua renovación y ampliación en las posteriores entregas, cosa que los señores de K2 no han podido o querido realizar.

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l  o     p  e  o  r

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