Taiko no Tatsujin: Drum'n'Fun!
- PlataformaNSW7.5
- DesarrolladorBandai Namco Entertainment
- Lanzamiento02/11/2018
- TextoEspañol
- EditorBandai Namco Entertainment
Taiko no Tatsujin: Drum’n Fun!
Taiko no Tatsujin: Dream’n Fun llega a Nintendo Switch con la esperanza de que hagamos ejercicio con nuestros brazos al son de su amplio repertorio musical.
Los juegos musicales ya no tienen el tirón de antaño. Ahora no hay software con el que usar las alfombras de baile, ni juegos con periféricos de plástico que imiten guitarras (aunque lo intentaron no hace mucho) o un nuevo Donkey Konga donde aporrear un bongo. Sin embargo en Japón siguen siendo de los más jugados en los recreativos, seguro que más de uno habréis visto vídeos en YouTube de nipones dándole duro a los taikos.
Bandai Namco lanzó el pasado mes de julio en su país natal la nueva iteración de Taiko no Tatsujin para Nintendo Switch apodada Drum’n Fun! y en esta ocasión ha tenido a bien distribuirlo en Europa en dos ediciones; la sencilla con solamente el videojuego y la Edición Coleccionista que trae un periférico con forma de tambor. A España el cartucho llegó a primeros de mes y tras habernos destrozado las manos durante bastantes horas os traemos a MeriStation un análisis en el que desgranamos punto por punto sus pros y sus contras.
Maestro del tambor
Taiko no Tatsujin: Drum’n Fun como todo juego musical es conveniente disfrutarlo con el periférico diseñado especialmente para él. En esta ocasión no hemos tenido el placer de disfrutar del tambor incluído en la Edición Coleccionista todo lo que nos hubiera gustado pues nuestra copia de prensa no venía con él pero sí hemos podido trastear unas pocas horas con el periférico y podemos reafirmar lo que hemos comentado al inicio del párrafo: Taiko no Tatsujin: Drum'n Fun! se juega mejor con el taiko.
Si nunca habéis jugado a un capítulo de Taiko no Tatsujin basta comentar que es otro juego musical más como cualquier otro lanzado hasta la fecha solo que aquí, en lugar de solos de guitarra, atizamos con las baquetas a un tambor como si no hubiera un mañana -redobles incluídos-. Los golpeos al tambor se señalizan mediante dos colores; rojo y azul. El primero significa un golpe a la superficie del periférico mientras que el segundo nos pide que lo hagamos en el lateral. Nada más. La mecánica a pesar de ser sencilla se complica sobremanera según aumentamos la dificultad hasta tal punto que nuestras manos pueden quedar como acelgas al terminar una canción.
Lo cierto es que a pesar de ser, como hemos dicho en el párrafo anterior, un videojuego musical más que no innova demasiado en su jugabilidad, la franquicia ha sido siempre especial por dos motivos: el instrumento a tocar y sus trabajadas selecciones musicales. No hay nada más sencillo y relajante que aporrear sobre algo, nos evita tener que aprendernos la posición de las teclas en una guitarra de plástico y doblar los dedos como si fueran de goma para llegar a ellas. Quizás es también por este motivo por el cual dos de los videojuegos musicales más queridos por los aficionados a este género son Samba de Amigo -con maracas- y Donkey Konga -con bongos-. Sobre lo segundo tan solo hay que ver la enorme lista de canciones disponibles en Taiko no Tatsujin: Drum'n Fun! las cuales abarcan diversos géneros como la música clásica, el pop, las bandas sonoras de videojuegos o animes y el rock.
Taiko no Tatsujin: Drum'n Fun! además de poder disfrutarse con el tambor incluido en la edición coleccionista se puede jugar con los JoyCon e incluso con la pantalla táctil de Nintendo Switch. En la primera opción nuestros mandos de juego izquierdo y derecho simularán las baquetas y golpearemos “al aire” según nos indique la nota correspondiente; rojo en vertical y azul en diagonal. Si aparece una nota con estela amarilla agitaremos los JoyCon para emular un redoble de tambores. A falta de accesorio esta forma de jugar nos ha parecido de lo más convincente y, sobre todo, menos perjudicial para los pabellones auditivos de espectadores y vecinos puesto que el sonido del tambor al golpearlo es bastante escandaloso. Por otra parte si optamos por jugar con la pantalla táctil de la híbrida se nos mostrará un tambor sobre el que pulsaremos dentro o fuera de él según la nota entrante.
Ahora bien, no todo es de color de rosa. Tanto si optamos por jugar con el tambor como con los JoyCon y en ambos modos con la consola conectada a la tele, el delay o retardo de las notas musicales será un escollo importante. Los movimientos o golpes que hagamos no coincidirán con lo que ocurra en pantalla y para “intentar” solucionarlo tendremos que acudir en reiteradas ocasiones al menú de configuración. Nosotros hemos hecho esta prueba en tres televisores diferentes, cada uno con diferentes configuraciones, y en ninguna hemos quedado satisfechos con el resultado. Este problema se soluciona jugando en modo portátil extrayendo los JoyCon de su lugar de descanso, algo que quizás no sea del agrado de muchos usuarios.
Completo en todos sus aspectos
Como opciones jugables tenemos el Modo Taiko, Juego Festivo y Sesión inalámbrica local. El primero es el modo más clásico de la saga donde uno o dos jugadores colaborarán o competirán por conseguir la mayor puntuación y menor número de fallos en cualquiera de los temas musicales disponibles. El segundo es un intento por parte de la desarrolladora de ofrecer más variedad a la saga. Son minijuegos en el que machacamos mochis, derribamos darumas, robamos nectar o jugamos al escondite inglés, así hasta un total de 20, todos ellos haciendo uso de las baquetas o JoyCon y sus habituales movimientos. Para un jugador pueden resultar curiosas sin más estas pruebas pero con un máximo de hasta cuatro amigos la cosa cambia para dar paso a una velada extremadamente divertida llena de piques y mandíbulas desencajadas. En Sesión inalámbrica podemos crear partidas para jugar con dos, tres o cuatro jugadores al mismo tiempo, cada uno con una copia del videojuego y sus respectivas consolas o entrar en partidas ya creadas de forma inalámbrica, que no conectadas a internet.
Y llegamos quizás a lo más importante de un juego del género musical; su lista de canciones. El tracklist está compuesto de setenta y cuatro temas que abarcan desde el pop, la música clásica o canciones de videojuegos. Cha-la head-cha-la de Dragon Ball Z, un medley de Kirby precioso, el sorprendente Jump Up, Super Star! de Super Mario Odyssey o La Marcha Turca de Beethoven son solo algunos ejemplos como podrían serlo también el remix del tema principal de Splatoon 2, Alola! de Pokémon Sol y Luna, How Far I’ll Go de Vaiana o We Are! de One Piece. Unas cuantas de las disponibles no lo estarán hasta que se completen ciertos requisitos, una característica que nos retro trae a tiempos pasados donde había que exprimir el videojuego para obtener todas las características ocultas. Y no solo ocurre con las pistas de audio, también desbloqueamos nuevos avatares -con características y habilidades únicas- y minijuegos para el Modo Festivo. Por cierto, entre esos avatares oculto hay alguno que otro del universo Nintendo.
La selección es bastante extensa y a pesar de contar con temas mayormente conocidos en Japón (J-POP), de seguro que más de un aficionado a la música asiática reconocerá algunas de las canciones que se incluyen en Taiko no Tatsujin: Drum'n Fun!. Y las 74 elegidas no son las únicas con las que podremos interactuar con nuestras baquetas pues podemos conectarnos a la tienda digital de Nintendo Switch para adquirir nuevos temas musicales con los que engordar el catálogo. ¿Un pero? La selección de audio difiere a la escogida para PlayStation 4 donde podemos encontrar el genial Eat’em up de Ridge Racer Type 4, Pen Pineapple Apple Pen del japonés Piko Taro, Genkai Toppa x Survivor de Dragon Ball Super o Zenzensense de la película Your Name. Una lástima el tener que decantarnos por una u otra versión según su catálogo musical, máxime cuando el accesorio taiko solo está disponible para Nintendo Switch.
Conclusión
La saga Taiko no Tatsujin regresa a Europa por la puerta grande gracias a una efectiva -pero nada innovadora- jugabilidad, una amplia lista de canciones y veinte minijuegos para jugar en compañía de amigos. Es un videojuego en el que la diversión no tiene límites a pesar de que los temas musicales hayan sido recortados y no cuenten con su duración original. El punto negativo lo encontramos en que es difícil hacer coincidir nuestro movimiento de brazo con la nota correspondiente proyectada en el televisor debido al retardo de imagen y sonido. También por la dudosa detección de movimientos al jugarse con los JoyCon.
Lo mejor
- 74 canciones = muchas horas de diversión.
- 20 minijuegos de lo más variados.
- Extremadamente divertido en multijugador.
Lo peor
- El retardo en la imagen y sonido afecta negativamente a la jugabilidad.
- Sin opciones online.
- La detección de movimientos deja que desear.
- El tambor hace mucho ruido al golpearlo.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.