Submerged: Hidden Depths, análisis. La exploración por bandera

Submerged: Hidden Depths, la secuela del irregular Submerged de 2015, llega ahora a PC y consolas (PS4, Xbox One, PS5, Xbox Series y Switch) tras más de un año de exclusividad temporal en Stadia. Así, la nueva fábula de los australianos Uppercut Games pretende llegar a un público mucho más amplio con su reciente lanzamiento en plataformas digitales, una secuela más ambiciosa que el título original que amplía su base para lograr un videojuego, en conjunto, más completo, a pesar de mantener las señas de identidad de la marca en todos y cada uno de sus aspectos. Acompaña a los hermanos Miku y Taku en un periplo postapocalíptico en el que debemos descubrir los secretos de un mundo aparentemente abandonado, todo ello a través de los vestigios de una civilización que ha sucumbido al implacable avance de los océanos... ¿Y algo más? Analizamos esta nueva aventura de “relaxploración”, tal y como sus creadores apuntan, en PC y consolas tras su estreno en Stadia.

Explora un mundo sumergido en el océano

Así, lo nuevo de Uppercut Games va un paso -o varios- más allá respecto a su anterior título, del cual toma su base para ampliar miras y ofrecer al jugador una aventura más redonda, tanto en lo visual como en la experiencia a los mandos. Algo a tener en cuenta tras una primera parte interesante pero que decepcionaba en ambos aspectos. Y a diferencia de otras aventuras de mundo abierto, Submerged: Hidden Depths apuesta completamente por la exploración más sosegada, sin enemigos de ningún tipo ni la posibilidad de morir, a través de leves rompecabezas integrados en los escenarios que no suponen reto alguno. Su objetivo es ofrecer una experiencia relajante, atmosférica, con una cantidad ingente de objetos y misterios por descubrir.

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Como decimos, la aventura se desarrolla a través de un mundo abierto sumergido por las aguas y en el que nos desplazamos con barca entre las diferentes zonas de exploración a pie, pequeñas islas de edificios y otras estructuras del pasado que sobresalen de las aguas y que albergan las diferentes misiones del juego. La libertad es absoluta para navegar y afrontar cada reto en el orden que queramos, algo que se agradece desde el primer minuto de juego. Y con el objetivo de que la experiencia sea plenamente relajante, elementos como enemigos, saltos, habilidades o incluso otros personajes brillan por su ausencia. Submerged: Hidden Depths es un cuento interactivo que nos narra las aventuras de dos hermanos frente a la inmensidad de un mundo desolado.

Miku y Taku: dos hermanos atormentados

Submerged: Hidden Depths gira alrededor de dos hermanos que tratan de sobrevivir a las adversidades de un mundo devorado tanto por los océanos como por un misterioso cataclismo. Y es que la presencia de un ente oscuro, la llamada “planta negra”, se encuentra por todas partes, apresando cualquier estructura humana que emerge del mar y que parece tener algo que ver con el fatal destino de dicha civilización. Los hermanos, tras asentarse en la zona, empiezan a investigar las ruinas que pueden alcanzar con su vetusta embarcación motorizada, especialmente por iniciativa de Miku, la hermana que tiene algún tipo de conexión con tan misterioso ser vegetal y que, a través de su brazo, es capaz de revertir la situación y desentrañar el enigma. Por su parte, Taku, el hermano, teme que el extraño poder que posee su hermana termine por alejarlos definitivamente. Con este punto de partida el juego nos invita a explorar las ruinas y las aguas en busca de cualquier indicio que ayude a desenmarañar la intriga y, a su vez, permitirnos avanzar en la historia.

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Varias son las herramientas a nuestro alcance, desde la propia barca a motor a un catalejo, muy útil para descubrir localizaciones y puntos de interés en el mapa, todo ello para que podamos visitarlos y ver qué nos depara cada uno de los iconos en el mapa. Y es que el mundo abierto de Submerged: Hidden Depths es totalmente convencional, con toda clase de iconos por desentrañar, incluyendo atalayas que nos recordarán irremediablemente a otros escenarios de cierta compañía gala. Además, los coleccionables son realmente numerosos, con libros que nos cuentan más de tan enigmático mundo, piezas de mejora de la barca para acelerar durante más tiempo, elementos estéticos para Miku, objetos del pasado que se pueden “pescar”, flores, animales tan pintorescos como efímeros... Más allá de los puntos de interés que nos harán avanzar en la trama, el resto es opcional; un gancho más para los que gusten de explorar y completar todos los trofeos/logros, aunque ciertamente aportan poco a la propia historia del juego gracias a un tratamiento muy críptico de los mismos.

Un aspecto que sí resulta más que interesante es el diseño de los escenarios que nos permitan avanzar en la historia, esas islas marcadas por un icono concreto que debemos liberar de la influencia oscura. Para ello, se recurre a un diseño de niveles que, si bien no es excelso, sí nos invita a pensar cómo abrir caminos a través de simples aunque efectivos rompecabezas como poleas, tirolinas, cuerdas, ascensores, puentes, compuertas y más, a pesar de que en esencia resultan bastante lineales. Eso sí, no esperéis ningún tipo de concesión a las plataformas o la acción; los movimientos de ambos personajes están automatizados en saltos o escalada, con lo que tan solo tendremos que seguir las diferentes señales para avanzar, muy evidentes -quizás demasiado- en todo momento. Y es que además de marcar zonas de paso o agarre en tonos rojizos, incluso nos encontraremos pintadas del mismo color que nos indicarán la acción necesaria. No hay posibilidad de caer al vacío o perecer por un mal salto. Este aspecto quizás desilusione un poco a aquellos que busquen una experiencia más desafiante; en este sentido, Submerged: Hidden Depths no engaña a nadie. Es pura exploración, una aventura atmosférica de bella factura; aunque con matices.

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Y es que la puesta en escena de esta aventura de fantasía y misterio está plagada de luces y sombras. Empezando por el cambio de diseño artístico respecto a la primera parte, apostando ahora por un estilo más cartoon que le sienta como anillo al dedo, además de apostar por una paleta de colores mucho más luminosa y saturada. Mención especial para la iluminación, mucho más realista que antaño, incluyendo el paso del día a la noche. Ahora bien, los modelados pecan de demasiada sencillez, tanto en personajes como en objetos y entornos. Las texturas tampoco están muy trabajadas, mostrando en ocasiones elementos prácticamente planos. Además, lastres como el exagerado clipping o popping son demasiado recurrentes. Y a pesar de que el control es más ágil e intuitivo que en el primer Submerged, las animaciones se antojan en ocasiones algo robóticas. Aun así, los parajes rezuman belleza y colorido, aspectos predominantes durante toda la aventura. Además, la representación del agua es bastante competente, con reflejos y transparencias convincentes.

Por otro lado, el rendimiento deja mucho que desear, especialmente en exageradas caídas de framerate que resultan incluso molestas, no por afectar a la nula acción, sino más bien por lo molesto de las propias ralentizaciones. Donde sí destaca sin trabas en su vertiente sonora, con efectos atmosféricos y una banda sonora que juega con las acciones llevadas a cabo por el jugador y las diferentes situaciones, firmada por el compositor Jeff Van Dyck, ganador de un premio BAFTA por Shogun Total War: Warlord Edition y habitual de muchos otros videojuegos. La aventura en sí no tiene dificultad alguna y el único y efímero desafío viene de la búsqueda de todos los coleccionables. Por último, aquellos que solo quieran completar el viaje de los hermanos sin prestar atención a la exploración podrán completarlo en apenas tres o cuatro horas, aunque si pretendemos hacernos con todo podemos duplicar perfectamente dicho contador.

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