Aventuras interestelares

En el género de los RPGs, como en cualquier otro de la industria de los videojuegos e incluso del cine, existe un antes y un después. Un antes que de buena gana y a base de remakes Square Enix ha hecho llegar a Europa y al resto del mundo con el pertinente afán de que sus sagas más prestigiosas, tanto por parte de Enix como de Square, lo fuesen aún más, y un después que ha deparado joyas de incalculable valor como Final Fantasy VII.  La importancia del Viejo Continente en la estrategia comercial de la compañía japonesa es en el caso de Star Ocean: First Departure más exacerbada que de costumbre, no en vano es la primera vez que la ópera prima de tri-ace ve la luz fuera del continente asiático, y forma parte de una prueba de fuego de la que todo aficionado al juego de rol japonés tradicional debería sentirse especialmente satisfecho.

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Por primera vez desde hace años las distribuidoras están tomando consciencia de lo importante que es para el mercado expandir en Europa las series de mayor popularidad en tierras japonesas. No es extraño hablar de Persona o Shin Megami Tensei, tampoco de los 'Tales of…' de Namco-Bandai, y lo mismo sucede con tantos otros ejemplos que podemos encontrar dentro del catálogo de lanzamientos de la propia Square Enix. El otro día analizábamos el primer Dragon Quest ‘clásico' para NDS, hace más de un año hacíamos lo propio con un clásico de la altura de Valkyrie Profile: Lenneth, y hoy por fin le toca el turno a uno de los RPGs más emblemáticos de SNES, una de esas joyas que permanecen impertérritas ante el paso del tiempo.

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En esta ocasión la importancia del suceso es si cabe doblemente mayor que en casos anteriores. First Departure no sólo es el primer exponente de una saga interesante, compleja y profunda, sino también el recuerdo del enorme salto cualitativo que supuso el cartucho original en SNES cuando vio la luz en el país del sol naciente, doce años atrás en el tiempo. Mucho tuvo que ver el hecho de que el equipo que se encontraba tras el desarrollo de este renombrado clásico fuese el de Tales of Phantasia, otro de los considerados como uno de los RPGs de mayor importancia en la larga trayectoria del cerebro de la bestia de Nintendo.

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La tendencia natural de Square Enix desde que se produjese la fusión entre ambas compañías ha sido la de respetar la esencia ‘original' de los juegos en los que estaban trabajando, mejorando parte del aspecto técnico y básicamente tratando de que los nuevos usuarios no se encontrasen ante una experiencia más propia de hace dos décadas que en la actualidad. Quizás por el hecho de que Star Ocean es un título relativamente fresco llama poderosamente la atención el increíble remozado gráfico que tri-ace ha logrado llevar a la práctica. Con la colaboración de Production I.G, una compañía sobradamente reputada en este género, se ha renovado la apariencia de todos y cada uno de los pueblos, ciudades y mazmorras por las que transcurre la aventura,  se ha añadido una introducción de cerca de tres minutos de duración, todo ello, como venimos diciendo a lo largo de toda esta introducción, sin olvidar ni menospreciar la esencia del cartucho original.

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De cualquier modo hay que agradecer que por fin podamos disfrutar de una serie emblemática donde las haya, indispensable para todo aquel que se considere aficionado a los RPGs y por la que muchos llevaban largo tiempo suspirando. El hecho de que por el momento no cuente con el prestigio que debería -salvo por 'Till the end of Time en PS2 la saga nunca ha gozado de popularidad a este lado del charco- no tiene absolutamente nada que ver con la califdad que atesoran las tres entregas que por el momento han visto la luz.

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Puede que las palabras de Yoshinori Yamagishi sean demasiado rotundas -Second Evolution no representa una evolución tan impresionante respecto al original como First Departure-, pero lo cierto es que es difícil encontrar argumentos para tirar abajo su comentario. Siguiendo el orden de cambios reflejados en el apartado gráfico, la renovación de los personajes y de la interfaz es total; se han sustituido los personajes originales por sprites coloridos, bien definidos y fácilmente distinguibles entre sí. Todo esto es extensible a los monstruos, villanos y demás enemigos secundarios que encontremos a lo largo de nuestros múltiples desplazamientos entre ciudades, una de las constantes del juego.

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A duras penas permaneceremos más de quince minutos en una ciudad, pese al considerable tamaño de las mismas; la acción fluye, el argumento no se detiene ni un momento y desde los primeros compases narra de forma espléndida el devenir de los acontecimientos. Nuestro héroe, el personaje que encarna el jugador, Roddick, es un estereotipado joven que desde el principio de la aventura anda siempre acompañado por algún amigo. El muchacho de pelo azul, la simpática Millie y Dorne son los protagonistas de la primera toma de contacto que tenemos con el juego. Los tres forman parte del escuadrón de defensa de un pequeño pueblo en el mundo de Roak, ajeno a los avances de la civilización moderna. Una misteriosa enfermedad está causando estragos en el pueblo vecino, y partimos hacia allá con el fin de encontrar una solución para los problemas de petrificación que asolan a la comunidad de vecinos.

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Esta enfermedad desencadena una serie de circunstancias por las cuales dos de los protagonistas acaban en una nave espacial, rodeados por personajes venidos del futuro que les explican a grandes rasgos que la enfermedad a la que pretendían hacer frente no tiene, por el momento, cura posible, y que tan sólo existen métodos para ralentizar la infección. El único modo de salvar a nuestros seres queridos, aquellos que han perecido petrificados, es volver al pasado para encontrar un ingrediente mágico que libre el mundo de la condena ante la que se ve sometida. La solemnidad del relato no se corresponde realmente con el tono humorístico tan carismático de Star Ocean, repleto de chistes, guiños hacia la ciencia ficción e incluso de momentos románticos entre los integrantes del grupo de aventureros que nos acompañan.

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De hecho, Ilia y Ronyx, los dos nuevos personajes que conocemos al entrar por primera vez en la nave nodriza, forman parte de un escuadrón total de once personajes originales a los que hay que añadir la presencia de alguna que otra sorpresa en este sentido. Esta ‘limitada' cantidad de personajes secundarios trascendentales  para el argumento se debe precisamente a la labor de tri-ace a la hora de otorgar un pasado y unos motivos personales consistentes a la historia personal de cada miembro que se une al grupo de Roddick Farrence.

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A la hora de indagar en otros aspectos ajenos al apartado gráfico, la cantidad de novedades que diferencian este UMD del cartucho original comienza a decrecer paulatinamente. El sistema de juego es sencillo a la vez que profundo, lo que quiere decir que pese a la notable cantidad de opciones que maneja cada personaje en cuanto a aprendizaje de habilidades y de otras características secundarias, hacernos con el control de las mismas es una tarea relativamente sencilla. Muchos usuarios se empeñan en considerar este sistema la base de la mayoría de RPGs de corte asiático que han visto la luz en PlayStation,  que por otro lado viene siendo el sistema habitual que tri-ace pone en práctica en la práctica totalidad de los títulos que lanza al mercado (Valkyrie Profile, Infinite Undiscovery, etcétera) salvo excepción del bizarro y original Radiata Stories.

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Cada personaje cuenta con un número de habilidades propias que evolucionan según adquiere experiencia, mientras que las demás han de ser adquiridas en un bazar antes de poder ser dominadas. Ante nada hay que tener en cuenta la diferenciación que existe entre lo que conocemos popularmente como ataques especiales respecto a estas ‘habilidades' de las que hablamos, pues en realidad las últimas juegan un papel fundamental más en nuestras estadísticas de fuerza, inteligencia y demás que en los ataques propiamente dichos. Esto que a priori parece un tema espinoso y complicado se puede resumir en pocas palabras; tri-ace ha tomado precauciones a la hora de poner en marcha un sistema que evidentemente requiere algo de práctica antes de poder ser dominado en su totalidad, situando donde corresponde personajes que nos sirven a modo de tutorial para explicarnos cuantas veces sea necesario la dinámica de los enfrentamientos, o de las habilidades especiales. 

De hecho todo esto se puede comprobar sin mayor esfuerzo mientras combatimos. Es importante conseguir dinero para comprar nuevas armas y armaduras con las que defendernos, pero si lo que queremos es obtener una victoria rápida y contundente  aprender las habilidades de marras se antoja poco menos que un requisito imprescindible. Los combates son rápidos, aleatorios y se suceden con una frecuencia adecuada, que ni llega a desesperar ni tampoco a aburrir. Es posible disfrutar los combates más complicados, afrontarlos desde mil perspectivas distintas mientras hacemos acopio de las tácticas y habilidades que tri-ace pone a nuestro alcance, como también lo es dedicarnos a subir de nivel para gastar todo el dinero que obtenemos en las mejores armas y con ello avanzar con dedicación por la aventura.

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Las habilidades también se hacen eco de otras funciones ‘secundarias' tales como la elaboración de alimentos, la fabricación de armas o la exploración en profundidad de determinados escenarios con el propósito de hallar objetos ocultos. En este sentido Star Ocean: First Departure esconde un rico universo de posibilidades a la hora de combinar estrategias de combate. Las ‘Private Actions' que se ofrecen al abandonar los pueblos vienen a enriquecer la experiencia de poder interactuar con nuestros compañeros, de conocerlos más, de sentirnos más en armonía con los personajes a los que supuestamente llevamos por la historia de su vida.

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Nosotros decimos con qué personajes nos sentimos más afines y con cuáles no, aunque su uso es obligatorio en determinados momentos del argumento. Da la sensación de estar ante el prolegómeno de las relaciones sociales de Persona 3 o de Fable 2, de las que en mayor o menor medida que han beneficiado -y casi apropiado en la actualidad- la saga ‘Tales of…', donde uno de sus mayores atractivos es precisamente la posibilidad de combatir en tiempo real en escenarios en 3D al tiempo que exploramos los escenarios mediante la habitual vista isométrica. Es importante reincidir en esto; a quien haya experimentado alguna vez jugar a Tales of Phantasia (o Symphonia en la extinta GameCube, por citar dos ejemplos) no le sorprenderá en absoluto el sistema de juego que pone en práctica este Star Ocean.

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Sin embargo, no por ello podemos decir que Star Ocean deja de ser sorprendente, o cuanto menos llamativo a estas alturas, cuando los fondos prerenderizados y la estética tradicional de los RPGs parece que se ha dejado de lado en pos de ofrecer aventuras más interactivas, más prolíferas en efectos especiales y grandiosidad técnica. El apartado sonoro ha pasado, al igual que el resto de apartados del juego, por el túrmix de la renovación, y ahora incluye voces en casi todos los diálogos presentes en el juego, a excepción de los que mantenemos con aldeanos o personajes sin importancia para el argumento. El doblaje viene en consonancia con el estilo musical del UMD, con las composiciones del cartucho original grabadas y compuestas desde cero para la ocasión.

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Cuesta creer que con tanto mimo y esmero empleado en el desarrollo del juego tengamos que padecer el peor cáncer del juego -con el permiso del hecho de venir íntegramente en inglés, lo que para muchos será más que suficiente para lapidar el juego y dejarlo pasar-, que no es otro que las ralentizaciones que hacen acto de presencia al entrar en el mapamundi o en un pueblo. La transición entre escenas es buena, apenas tendremos que esperar un instante para acceder al menú o para saltar entre localizaciones, pero en ningún momento desaparece el pequeño tirón que produce el motor gráfico del juego al generar un entorno nuevo. Para que os podáis hacer una idea de lo que hablamos, diez segundos son más que suficientes para que Roddick se mueva con fluidez en el mapamundi. Mientras tanto, rotar la cámara (que en el mapa general nos permite movimientos de 360 grados) y avanzar es poco menos que una labor imposible. De algún modo nos acabamos acostumbrando a ellas, y como pudimos comprobar en su momento tri-ace ya tomó buena cuenta de este problema en el remake de ‘Second Evolution', pese a no ser capaces de erradicarlo por completo.

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El buen hacer del UMD se mantiene hasta el final, cuando damos buena cuenta del último enemigo infernal de la aventura. Tanto por su duración, que ronda las 20 / 35 horas -las misiones secundarias y ‘Private Events' son parte fundamental del título, de tal modo que es difícil imaginar First Departure sin ellas-, como por su equilibrada dificultad, el juego no debería suponer un quebradero de cabeza a nadie que haya disfrutado o que disfrute ocasionalmente con los videojuegos.

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