Project Zomboid, análisis PC. La muerte es el menor de tus problemas

Año indeterminado, estado de Kentucky. Una legión de muertos vivientes se hace fuerte en esta americana mancomunidad sitiando a los pocos supervivientes que aún velan por sus vidas encerrados en sus casas o escondidos bajo cualquier otro lugar que les sirva de refugio. El peligro acecha en cada esquina, los zombies son astutos y la supervivencia sólo está asegurada si jugamos bien nuestras cartas.

Estamos hablando de Project Zomboid, un videojuego lanzado en 2013 en formato de acceso anticipado —del que aún no ha salido— que intenta emular estas mismas condiciones descritas en el párrafo anterior con una cercanía realmente aterradora. Si os gustan los juegos de simulación con un alto grado de realismo, amén de estos “simpáticos” seres, sigue leyendo porque es muy posible que te llame la atención lo que viene a continuación.

Supervivencia extrema

Videojuegos de zombies hay a patadas, de gestión otra retahíla y de supervivencia otro chorro más. ¿Pero uno que combine todos? Sí, es posible que podamos catalogar algún título que recoja lo mejor de estos géneros, pero de ahí a que te haga estrujar los sesos como Project Zomboid, ninguno. Seguramente ya hayas pegado unos tiritos a cientos de zombies en World War Z e incluso escapado de alguna mala bestia en la saga Resident Evil, pero ¡ay amigo!, lo de The Indie Stone es una cosa bárbara.

Olvídate de pausar la partida para ir al baño, de dejar a tu personaje en una esquina para contestar un WhatsApp o de explicarle en tiempo real cómo funciona el videojuego al pesado del vecino. Esto es simulación extrema. Hardcore más bien. Project Zomboid es una patada en los bajos o una bofetada de realidad, elegid el término que más os guste. Siempre y cuando, claro está, los zombies existieran y salieran a la calle a reivindicar un buen plato de carne viva.

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La obra de este pequeño estudio indie, The Indie Stone, comenzó hace muchos años, concretamente a principios de la década pasada. Como su videojuego, el desarrollo ha sido tortuoso, agónico y repleto de estrés. Daría para un extenso artículo pero podemos resumirlo en que los cuatro chavales que comenzaron con él se enfrentaron a un montón de problemas para poder llevar adelante a Project Zomboid.

No solo pasaron por graves problemas económicos sino que les costó ganarse la confianza del público y el sector. Lo más curioso es que su visión de cómo sería sobrevivir si el mundo estuviera infestado de muertos vivientes es quizás, y de lejos, la que se supone sería más realista. Por suerte una serie de divinas circunstancias se cruzó en el camino de los cuatro chavales y el título pudo lanzarse en Steam y otras plataformas en acceso anticipado, y desde entonces, actualizándose cada muy poco tiempo.

Project Zomboid va de cara; vas a morir. En este simulador de supervivencia no se cortan a la hora de predecir tu futuro, y lo triste —por aquello de que no vas a quitarles la razón— es que aciertan. A veces incluso demasiado rápido. La trama nos sitúa en varios enclaves de Kentucky siendo tú el único superviviente en un mundo lleno de zombies. Para mostrar todo lo que ocurre en pantalla contamos con una vista isométrica con muy poco alcance de visión, oscuridad y demasiadas esquinas traicioneras.

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La premisa del videojuego es fácil; sobrevivir lo máximo posible. Aunque después de haber jugado a tantos títulos de temática zombie podría parecer que estás preparado para esta nueva aventura, no es así. Project Zomboid es duro, muy duro. Es una obra de arte teniendo en cuenta el joven e inexperto equipo que está detrás de él. Todo está calculado, medido y pensado para que la simulación sea lo más realista posible, y puede no gustar a todo el mundo.

¿Correr para escapar de los zombies? Puedes cansarte, estresarte o lesionarte ¿Quieres entrar a esa casa que tiene buena pinta rompiendo el cristal de la ventana? Quizás deberías de enrollarte un trapo en el puño y quitar los cristales restantes del marco ¿Quieres descansar un poco de tanto explorar? Es posible que sientas nictofobia, aburrimiento o necesites fumar. Estos son solo algunos ejemplos —y básicos, todo sea dicho— de cómo un videojuego te puede enervar en cualquier acción sin dejar de mostrarte la dura realidad. La comida y el agua puede pudrirse, la electricidad cortarse en cualquier momento, la violencia del virus aumentar, las alarmas de las casas saltar al intentar forzarlas, los generadores gastar más o menos gasolina, el clima cambiar agresivamente o incluso las paredes de tu refugio erosionarse con el paso del tiempo. Vaya, que necesitas más que un par de ojos para poder tener todo bien controlado.

Hay cientos de objetos a recoger y combinar para crear armas, útiles o resolver problemas con ellos, pero también poco espacio para almacenarlos. La comida escasea pero tu cuerpo no perdona. Y los zombies pueden salir de cualquier esquina. Antes de salir de visita a la casa de al lado hay que planearlo todo concienzudamente pero también teniendo en cuenta que cuanto más tiempo perdamos, más posibilidades hay de que los muertos vivientes asalten tu propio escondite.

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Además de las residencias de otrora nuestros buenos vecinos también podemos encontrar escuelas, estaciones de bomberos, gasolineras, supermercados, iglesias y otro tipo de enclaves que pueden o no marcar tu supervivencia en Kentucky. Incluso para desplazarnos entre grandes distancias podemos utilizar vehículos, siempre y cuando encontremos la llave del mismo, sepamos arreglarlo y no llamemos demasiado la atención con el ruido que genera el rodar con él, que depende del estado del vehículo, clase o motor.

Cada personaje puede decantarse por hasta veintidós profesiones muy diferentes entre sí y una serie de rasgos positivos o negativos que debemos combinar y que pueden significar la vida o la muerte si dominamos esta característica. Desde ser un desempleado con el oído muy fino hasta un cocinero con sobrepeso. Lo mejor de este sistema es que las posibilidades son ilimitadas y cada partida es diferente si nunca optamos por la misma profesión y rasgos.

Dentro de todo lo complejo que es el videojuego, hay que tener en cuenta que también podemos fabricar utensilios, alterar estructuras o incluso plantar nuestra propia comida. Dependiendo de la clase y rasgos escogidos se nos dará mejor o peor en algunas materias, pero a lo largo de nuestra aventura podemos encontrar revistas, libros y otros documentos que nos haga aprender un poco más sobre aquello que queremos llevar a cabo.

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En este pequeño infierno virtual hay multitud de modos de juego. El modo para un jugador cuenta algunos como Apocalipsis, donde la expectativa de vida es mínima, superviviente o uno donde diseñar tu propio mapa pudiendo configurar todos los detalles que afectan a la jugabilidad. Además hay un modo desafío con nueve aventuras paralelas con mecánicas algo diferentes y alejadas del juego principal. Y si se requiere más leña al fuego, Project Zomboid cuenta con soporte para Mods donde la gigante comunidad del videojuego ha creado ya más que un par de dignas aventuras independientes.

Para mejorar la experiencia el título cuenta con un modo multijugador online con servidores públicos o privados así como una experiencia cooperativa donde jugar con tus amigos de forma privada. Es decir, otra cosa no, pero el videojuego tiene contenido y mecánicas para llorar de alegría tres días con sus tres noches.

Poder indie al extremo

Uno de los aspectos más negativos de Project Zomboid que esperamos se solucione en algún momento es su control. Es extremadamente extraño, no responde nada bien y cuesta mucho acostumbrarse a él. Dado y que precisa de no poca concentración en la pantalla, éste es un punto que lo penaliza bastante. Es extremadamente arcaico y repleto de combinaciones imposibles de botones. La primera vez que mueras en este título, nos apostamos tu mochila de ingredientes a que se debe seguramente a sus controles. Y perecerás en más de una ocasión por esto mismo.

Además no es solo de otro mundo su control, también lo es su puesta en pantalla. Es, por decirlo en pocas palabras, como un juego de PlayStation —la primera— algo vitaminado. Salvo en momentos en los que en el monitor vemos más zombies que viviendas, casi parece que Net Yaroze ha vuelto a la vida junto a los monstruos protagonistas. Este punto no es negativo per se ya que se disfruta tanto o más que otros títulos más realistas, pero sí es algo que destacar para aquellos que buscan algo más trabajado. Es “difícil de ver”.

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Los mapas son grandes, la cantidad de detalles es inmensa, el diseño de todo en general es de diez y salvo lo comentado anteriormente, es absolutamente sorprendente todo lo que se ha conseguido en Project Zomboid en este aspecto.

La música no está nada mal tampoco. No es una cosa loca pero sí tiene algunos temas memorables, incluso canciones vocales. Los efectos especiales son algo reguleros pero cumplen con su cometido y el sonido ambiente es bastante loable. Además cuenta con una traducción al español, aunque todo hay que decirlo, algo extraña pero funcional.

Todavía se encuentra en acceso anticipado desde que el proyecto vio la luz, por lo que los desarrolladores siguen trabajando en él, añadiendo múltiples contenidos, mejoras y opciones. No solo estamos ante un juego muy extenso de por sí, si no que podrá ofrecer más y mejor con el paso del tiempo.