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Project Warlock

Project Warlock

  • PlataformaXBOPC8NSWPS4
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorBuckshot Software
  • Lanzamiento06/12/2018 (PC)12/06/2020 (XBO, NSW, PS4)
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • Editorgaming company

FPS de los 90

Project Warlock, Análisis PC, el FPS clásico regresa con fuerza

Analizamos Project Warlock, un first person shooter que hereda la influencia de clásicos como Doom o Hexen en un frenético y visceral juego de disparos lleno de acción.

Hubo una época en la que los juegos de disparos en primera persona eran los reyes indiscutibles del cotarro en el catálogo de Pc. Es más, el estilo de juegos con una representación más nutrida y que gozaba de una mayor popularidad entre el público de compatibles en los 90 se describía con 3 concisas palabras: “Juegos tipo Doom”. Tal fue el impacto de la obra de ID, que puso literalmente patas arriba el mundo del videojuego. Aquella propuesta que habían iniciado con Wolfenstein y su continuación, Spear of Destiny, alcanzó el estrellato absoluto con la pesadilla de un marine abandonado a su suerte en una base militar en Marte que se había ido, en el sentido más estricto de la palabra, al infierno. La cantidad de títulos que surgieron a raíz de este éxito es incontable, con obras como la continuación del mito, Doom II, o Quake, a cargo de la propia ID, así como Heretic y Hexen de Raven software distribuidos también por la compañía de los Carmack. Duke Nukem 3d, Redneck Rampage, Blood o Rise of The Triad fueron otros títulos destacados en esta vorágine. La propia Lucas apostó por los FPS para contarnos la historia de cómo el mercenario Kyle Katarn robaba los planos de la Estrella de la Muerte, en un Dark Forces que hasta la salida de Rogue One era canon dentro del universo Star Wars. Los tiros en primera persona habían llegado para quedarse, y para revolucionar el mundo del videojuego para siempre.

Sin embargo, el género ha divergido mucho de estas raíces gloriosas, y en un ejercicio de nostalgia, hemos visto como en los últimos meses han aparecido varios títulos que pretenden recoger el testigo de los mencionados clásicos de los 90. Por un lado, el soberbio Dusk, una monumental exhibición de cómo recuperar lo mejor de los 90 en un fps que recuerda inevitablemente al gran Quake. Si cuando observéis la alocada acción que muestra en pantalla el magistral Ion Maiden o sentís transportados 25 años al pasado, no os sorprendáis. Y es que en un ejercicio de retrospectiva y homenaje extremos, este título está desarrollado con el mismísimo motor Build, que en su momento trajera a la vida a Duke Nukem 3d, Blood o Shadow Warrior. Otra propuesta directamente sacada de los inicios más puros del género es Amid Evil, un FPS de corte medieval fantástico que en este caso nos evocará a los mencionados Heretic o Hexen de Raven. Con estos 3 títulos, los dos últimos todavía en estado de Early Access aunque plenamente disfrutables, los aficionados más veteranos del género podemos reverdecer viejos laureles como si el tiempo se hubiera detenido en una época donde las cosas eran muy diferentes.

Para redondear este demoledor cuarteto de FPS noventeros de la auténtica vieja escuela, hace unas semanas recibimos este magnífico Project Warlock que hoy nos ocupa. En esencia, uno de esos “juegos tipo Doom” de los que hablábamos antes. Un juego donde lo que prima es moverse de forma ágil y veloz, y donde hay que apretar el gatillo con igual presteza para dar buena cuenta de un variado elenco de seres salidos directamente del averno. Para ello contaremos con un variado arsenal, una buena ración de hechizos, y la posibilidad de potenciar nuestro personaje con un árbol de desarrollo estilo rolero algo simplificado pero que nos otorgará un buen número de posibilidades. En definitiva, estamos ante un excelente fps de estilo clásico puro que hará las delicias de los que disfrutaron de los mejores exponentes en los 90, y al que solo una par de defectos menores lo alejan de cotas más altas.

El brujo y la doctrina del plomo

Cuando el mismísimo John Carmack comparaba en su momento la importancia de la historia en un buen fps con el peso que esta tiene en una película para adultos, no nos debe sorprender que la trama tras Project Warlock no sea demasiado profunda ni trascendente. En resumen, somos una suerte de brujo que debe erradicar una invasión demoníaca. Suficiente excusa para vaciar nuestros cargadores frente a un buen elenco de enemigos. El juego transcurre en varias zonas con su propia ambientación, que varía entre el antiguo Egipto, un glacial entorno nevado o una decrépita ciudad futurista entre otras. Lo bueno es que cada zona cuenta con su propia variedad de enemigos, con su comportamiento y peculiaridades, lo que evita caer en el tedio de masacrar los mismos villanos a lo largo de todo el juego. Las fases se nos presentan en secciones, con un grupo de ellas a superar determinado, que oscilan entre 1 y 4, pudiendo acceder a nuestro taller entre cada grupo de fases para mejorar a nuestro personaje, nuestro arsenal y los hechizos disponibles. Al final de cada grupo de fases de cada entorno nos espera un jefe final, es unos enfrentamientos algo descafeinados y sin mucha chicha, que además introducen un pico de dificultad algo frustrante en ocasiones. Y es que el juego cuenta con un sistema de vidas, de manera que en el momento en que las perdemos todas debemos empezar la partida desde el principio, sin posibilidad de salvar partida salvo el autoguardado entre grupos de fases. Ello ahonda en la vena arcade del título, aunque lo vuelve algo frustrante en las dificultades más altas.

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Get Psyched, dispara y olvida.

El espíritu old school del juego ya nos lo evocan esas dos palabras que aparecen al comienzo de cada nivel, de la misma forma que lo hacían en las pantallas de carga del primer Wolfenstein de id. La jugabilidad busca ese enfoque frenético de los 90, de forma que deberemos estar en constante movimiento de la manera más ágil posible. El arsenal a nuestra disposición es variado, efectivo, y transmite la contundencia adecuada acorde a lo que se busca en un shooter de este corte. Tendremos recortadas, ametralladoras, dinamita y una suerte de báculo que lanza rayos entre otras herramientas para adoctrinar a las fuerzas del mal por las bravas. A mayores, contamos con un abanico de hechizos que deberemos adquirir en las pausas entre secciones en nuestro taller. Quizá los hechizos no acaben de funcionar como nos gustaría, y finalmente los dejaremos un tanto en segundo lugar a favor de nuestro contundente arsenal. El problema que ahonda en esto es que los ítems que empleamos para mejorar nuestras armas son los mismos empleados en adquirir hechizos, y deberemos buscarlos a conciencia en los escenarios, ya que están bien ocultos, por lo que la elección es más que posible que se decante por las armas en lugar de los hechizos. A mayores de descargar plomo a diestro y siniestro, deberemos explorar unas fases que hacen gala de un gran diseño de niveles como en la mejor época del género, para buscar llaves de colores y accionar pulsadores para poder avanzar, del mismo modo que lo hicimos en los añorados 90.

A medida que eliminamos enemigos, descubrimos secretos y avanzamos en el juego, ganaremos puntos de experiencia, los cuales podemos emplear en nuestro taller para mejorar al protagonista, mediante un árbol de desarrollo similar a los empleados en un juego de rol, algo más simplificado por supuesto. Otro de los problemas del juego viene por aquí, y es que el árbol de desarrollo rompe un poco el juego, y en función de cómo asignemos los puntos de mejora y qué habilidades o perks optemos por adquirir, nos convertiremos en auténticas máquinas de matar, convirtiendo el juego en algo demasiado accesible, sin que tengamos vuelta atrás para reconfigurar al personaje. Si bien es cierto que también nos permite por optar por diversas configuraciones y enfoques que aumentan la rejugabilidad del título, pero en general queda la sensación de que desequilibra en exceso la experiencia. La duración de la aventura no es excesivamente generosa, en torno a las 6-8 horas en función de nuestra pericia, si bien siempre podemos probar la dificultad más alta, donde contamos con una única vida, por lo que la experiencia se vuelve desafiante hasta el extremo. Project Warlock está disponible en las plataformas de descarga habituales en Pc, a un más que atractivo precio de 11 euros que lo convierten en todo un caramelo para los seguidores más veteranos de los fps

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Sangre y píxeles.

Visualmente, este frenético shooter apuesta por un estilo pixelado retro, con bitmaps como los de los juegos clásicos pero exagerando un tanto la pixelación. Sin ser una maravilla, los gráficos del título consiguen a la vez darle un aire nostálgico pero también en cierta medida personal y diferenciador. El excelente juego de luces y efectos que acompaña a este apartado visual retro le da un aire más moderno y efectivo, dotándolo de espectacularidad y contundencia.La dirección artística es acertada y sobre todo variada, ya que cada zona cuenta con su ambientación propia, con entornos y enemigos diferenciados completamente, lo que hace que visualmente siempre resulte un título fresco y con cosas nuevas por ofrecer. Y lo que es más importante, la fluidez y estabilidad del título es óptima en todo momento, incluso en equipos muy modestos, algo crucial en un título de estas características. La acción en pantalla transcurre en todo momento de forma vertiginosa, y en ningún momento notaremos que el título se resiente lo más mínimo. Repetimos que el título funciona perfectamente en equipos de potencia reducida, incluso en portátiles de especificaciones muy contenidas, y dado lo inmediato de su propuesta, es ideal para aquellos que empleen este tipo de equipos para jugar. La banda sonora sigue el camino del apartado visual, con un excelente depliegue retro con esas melodías tan propias de los juegos de los 90. Nos mete de lleno en la ambientación del título, y acompaña la acción de forma magistral acompasando nuestra caza de demonios y demás criaturas del averno con el ritmo adecuado para poner nuestra adrenalina a tono.

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Conclusión

Project Warlock es un excelente heredero de la corriente de fps que inició Doom en los 90. Frenético, ágil y visceral, nos obliga a estar en movimiento de forma constante para despachar a unas letales hordas salidas del averno, mientras exploramos unas fases con un grandísimo diseño de niveles en busca de llaves de colores e interruptores escondidos. Da todo lo que promete y más, haciendo las delicias de los veteranos que echen de menos la forma más pura de los disparos en primera persona. Lástima que el sistema de progresión rompa un tanto el juego, pudiendo convertirlo en un paseo, y que los combates con jefes finales sean bastante insulsos y descafeinados, defectos que lo alejan de cotas mayores. En cualquier caso, su propuesta de fps old school triunfa y lo convierte en una alternativa fantástica para quien eche de menos la visceralidad de un Doom o un Hexen, y más dado lo atractivo de su ajustadísimo precio.

Lo mejor

  • Recupera el mejor sabor de los fps de los 90.
  • Jugabilidad ágil, frenética y contundente.
  • Buena variedad de entornos y enemigos.

Lo peor

  • El sistema de desarrollo del personaje puede llegar a romper el juego haciendo que sea un casi un paseo.
  • Combates con jefes finales insulsos y en ocasiones frustrantes.
  • El sistema de vidas no funciona del todo bien.
8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.