Una de romanos

Avalado por el éxito de la serie Commandos y con el apoyo de Eidos Interactive, Pyro Studios, posiblemente, el desarrollador de videojuegos español más prestigioso y conocido del mundo, iniciaba hace dos años y medio un nuevo proyecto de ETR. Una producción de 30 meses, más de 100 personas trabajando en las distintas fases de producción, y unos 4 millones de euros invertidos han dado lugar al juego que hoy tenemos ya en las estanterías virtuales y físicas de todo el mundo.

Praetorians es un ETR que centra su punto de mira casi en exclusiva en los aspectos militares. Lejos de la línea iniciada por clásicos como Master of Orion o Dune, por poner dos legendarios ejemplos, y más recientemente continuada por Command & Conquer y Warcraft, en la creación de Pyro vas a ver batallas y sólo batallas. Bueno, hay que formar los batallones y construir las edificaciones militares y máquinas de guerra, que no todo van a dárnoslo hecho, pero al menos no tenemos que cortar la madera ni picar piedra necesaria para ello. Para que te hagas una idea, es como coger un wargame de los de siempre, y llevarlo al territorio del tiempo real.

Como ya he dicho, nos encontramos ante una superproducción que se distribuirá en 50 países de los 5 continentes, que será traducida a 10 idiomas - entre los cuales están el polaco, el chino y el japonés -, y con la que Pyro Studios espera vender más de un millón de copias.

Cada misión en Praetorians nos sitúa en diferentes escenarios: la Italia romana, la Galia, en tierras de los Bárbaros y de los Celtas, en las llanuras de Mesopotamia o en los desiertos del Egipto faraónico. En cada misión deberemos cumplir con uno o varios objetivos diferentes, que podrán cambiar a medida que se desarrollan los acontecimientos, derrotar ejércitos rivales, conquistar poblaciones, atacar o defender fortalezas, realizar misiones de escolta, etc.

En cada misión, además, el enemigo puede actuar de forma impredecible, la orografía del terreno es distinta y las condiciones climatológicas son diferentes. Puesto así, lo cierto es que la cosa promete. Y sin embargo, pese a detalles de indudable calidad, el conjunto no resulta todo lo brillante que debiera.

Audio y Vídeo

Nada más comenzar el juego, una de las cosas que más destacan del conjunto es la música. Muy en la línea de Commandos, la BSO de Praetorians ha sido compuesta y editada en su totalidad por los propios estudios de sonido del Pyro Studios, utilizando la tecnología digital para crear una serie de motivos musicales de gran calidad para cada misión del videojuego.

Tal es el cuidado que los desarrolladores han puesto en este apartado, que se ha contado con la colaboración de 22 miembros del Coro de Los Jerónimos de Madrid, de reconocido prestigio en el mundo de la música litúrgica. El resultado es un álbum que puede adquirirse como tal de forma independiente, y que es una compra obligada para los que queráis ambientar vuestras partidas de rol u otros juegos con una música de lo más épico (hubiera estado bien, en estos tiempos que corren y como deferencia a todo el que comprase el juego, que esta BSO se hubiera incluido en un estuche doble; lamentablemente no es así).

Los efectos especiales y los comentarios de las unidades a nuestras órdenes están bien realizados, aunque quedan totalmente eclipsados por la brillantez de la música. También recuerdan poderosamente a los que podemos encontrar en cualquier entrega de Commandos, lo que hasta cierto punto es un inconveniente porque nos saca de la ambientación clásica para meternos de lleno en la Segunda Guerra Mundial (yo al menos no podía evitar estar oyendo todo el rato a mis héroes de guerra favoritos).

El apartado gráfico, por su parte, está muy bien resuelto, y se le pueden poner muy pocas pegas… acaso que los modelos 3D de las unidades y edificaciones desentonan un poco con el excelente acabado del decorado. Lo cierto es que el juego cuenta con un potente motor de efectos climatológicos que simula nieve, viento (¡los árboles se mecen!), nubes (¡sí, vemos su sombra pasar por encima del terreno!), lluvia, tormentas de arena, y otros detalles que dan al juego un aspecto bastante espectacular y realista.

En contraste, el aire un tanto poligonal de nuestros soldados virtuales empaña un poco esa brillantez, aunque quizá esa concesión al feísmo fuera inevitable teniendo en cuenta que en pantalla pueden llegar a moverse cientos de unidades sin ralentización alguna. El punto de vista que adoptamos es isométrico, aunque el entorno está generado en 3D, como en Warcraft III.

Jugabilidad

El número total de misiones de la campaña principal es 24, y existen 16 mapas diferentes para las escaramuzas y partidas multijugador. Tres niveles de dificultad (fácil, normal y difícil), y una estructura de misiones y objetivos que sitúa la duración de cada una de ellas entre la hora y la hora y media, nos da un total de 20 a 36 horas de juego en modo campaña, y por supuesto de innumerables momentos de diversión en compañía de nuestros rivales, y sin embargo amigos, de Internet.

En Praetorians no hay recursos que recolectar, lo cual quiere decir que no hay minas de oro o carbón, pero hay otro tipo de mina, que es la que nos suministrará nuestra fuerza militar, y que son los poblados. Sin un poblado bajo nuestro control, no podremos reclutar nuevas tropas, y sucumbiremos rápidamente a los embates enemigos.

Cuando capturemos un poblado (construyendo en él una guarnición), podremos disponer de sus habitantes a nuestra voluntad. Formar nuevas tropas requiere por lo general "gastar" gente del poblado (no te preocupes, con el tiempo se van reproduciendo) e invertir una cantidad de tiempo equivalente a su potencia de ataque. Además, para obtener según qué formaciones necesitaremos invertir una cantidad de "puntos de honor", que se adquieren durante las batalla. Por lo tanto, las partidas se reducen, básicamente (y en especial en modo multijugador), a hacerse con el control de cuantos más poblados, mejor.

La escasa maquinaria de guerra de la que vamos a disponer a lo largo del juego deberemos construirla en el mismo campo de batalla, y será nuestra infantería auxiliar (el batallón más básico del que disponemos) la encargada de hacerlo. Una vez construida la herramienta de guerra, el batallón se dividirá, destinándose una parte al control del instrumento en cuestión (6 para una escala de asalto, 7 para un ariete o catapulta, y 8 para una torre de asalto o una balista), y el resto podrá unirse a otro batallón diezmado o ponerse a construir más, si dispone del número de soldados requerido.

También existen unidades especiales que nos ayudarán en la contienda. La más importante es el Centurión, cuya "esfera de influencia" (señalada con un círculo azul en el mapa) acelera la velocidad de recuperación de las tropas que se encuentren dentro de ella -las unidades consumen vigor al ejecutar acciones como correr o hacer uso de las habilidades especiales - y además, en función de su nivel de experiencia, otorga bonificaciones ofensivas y defensivas.

También tenemos al médico (evidentemente, cura a las unidades), y dos tipos de exploradores, el explorador con lobo, y el explorador con halcón (ambos animales pueden enviarse a explorar el terreno bajo la niebla de guerra). Las tribus bárbaras y los egipcios disponen de las unidades equivalentes, y es cierto que su nombre, aspecto, y habilidades especiales difieren entre sí, pero sus características de salud, vigor, velocidad ataque y defensa son exactamente iguales. Y ese es uno de los inconvenientes del juego: que en realidad no existe ningún motivo, excepto el estético, para optar entre un bando u otro. Así, el aparente atractivo de poder contar con tres civilizaciones donde escoger queda invalidado por el hecho de que, en realidad, las tres son la misma, aunque con sutiles variaciones.

Un aspecto en el que Praetorians se distingue de la mayor parte de los ETR es que toma en cuenta las particularidades orográficas como un componente estratégico importante, afectando su correcto aprovechamiento en el desarrollo de los combates. La IA, al menos, sí sacará partido a las posibilidades del terreno tanto en ataque como en defensa, por lo que nos conviene también hacerlo nosotros. De cualquier forma, este es un aspecto al que podría habérsele sacado mejor partido. Aunque el hecho de estar ocultos en un bosque supone la posibilidad de realizar emboscadas, y hacerse con un puesto en alto implica sumar puntos al ataque y aumentar nuestra línea de visión, sólo existen dos niveles, llano y alto, lo cual no es demasiado realista, y hace un tanto obvios los diseños de los mapas ("ajá, ahí tenemos un alto, seguro que el enemigo nos está esperando con sus flechas bien dispuestas; suerte que cuento con este útil explorador con halcón", o "hummm, un bosque… ¿por qué no envío a mi explorador con lobo a ver si alguien me espera ahí dentro?").

Para seguir los combates tenemos a nuestra disposición tres cámaras distintas, una cámara estratégica que permitirá establecer formaciones y desarrollar tácticas, una cámara cenital pensada para conseguir una mejor visión de la disposición de las tropas incluso tras los muros de una fortaleza, y una cámara cercana que pretende introducirnos directamente en el fragor de la batalla. No importa: en el fragor de la batalla, estos tres puntos de vista resultan del todo insuficientes. Tenemos también un mini-mapa a nuestra disposición (muy, muy mini; tanto que a penas nos permite distinguir los aspectos más generales del terreno, como grandes cursos de agua y grandes masas de soldados), pero no podemos rotar el terreno principal para cambiar el ángulo de visión (siempre miramos de sur a norte), y no se nos permite alejar tanto nuestro punto de vista como en muchas ocasiones sería deseable. Este es, para mí, uno de los principales inconvenientes de Praetorians.

Otra cosa que creo que hubiese sido buena para la jugabilidad es que se hubiese introducido una tecla de pausa que nos permita hacernos una idea más exacta de cómo nos está luciendo el pelo en el campo de batalla. Estoy de acuerdo en que en medio de una batalla no vale gritar tiempo muerto, pero se trata de un juego, por el amor de dios, y uno en el que, además, nuestras unidades van a morir como moscas. Como no tengamos muy claras las cosas, es posible que nuestro ejército quede diezmado en cuestión de minutos sin que nada podamos hacer por evitarlo. Al menos debería haberse contemplado la posibilidad de jugar con o sin tecla de pausa en las opciones de configuración del juego.

Esto me lleva a la cuestión de si no hubiera sido mejor optar por un sistema de juego por turnos, y olvidarse de la historia del ETR. Para hacer un ETR realmente competitivo en la actualidad, hay que ofrecer algo que no ofrezcan el resto de juegos en liza dentro de este género. Porque debido a la urgencia con que se tienen que tomar las decisiones, a un sistema de control algo lioso (vas a tener que conocerte de memoria todo el teclado para poder dominar a la perfección los atajos y poder dar las órdenes a la velocidad del rayo; lo más probable es que te canses al poco y decidas que el juego no vale la pena tanto esfuerzo), y debido también a la poca movilidad del mapa, es casi seguro que al final vas a caer en el típico esquema de combate llamado "reúne al ejército más numeroso que puedas, en el mejor tiempo posible, y aplasta a tu contrario por la fuerza bruta". Un concepto de juego que poco tiene que ver con la estrategia.

Tampoco ayuda demasiado el tratamiento gráfico de las batallas, ya que los ejércitos en liza tienden a fusionarse en un amasijo de combatientes de diferente pelaje en el que apenas se distingue a amigos de enemigos, y con el que, visualmente, es muy difícil determinar quién va ganando. Todo esto sumado genera una confusión que dificulta en exceso la toma acertada de decisiones estratégicas, y todo lo bueno que tienen que ofrecer los diferentes tipos de unidades. Por ejemplo, muchos batallones, como los lanceros y los arqueros, aumentan su efectividad si se sitúan en formación estacionaria, pero la dificultad en saber cómo va el combate hace difícil juzgar si es mejor lanzarse sobre el enemigo, o esperar en formación a que el enemigo caiga sobre nosotros. De hecho, muchas veces nos dará la impresión de estar desaprovechando las habilidades especiales de nuestras unidades; un ejemplo de cómo una gran idea sobre el papel se convierte en fuente de frustración para el jugador.

Pero Praetorians intenta compensar sus carencias con detalles de calidad propios de un diseño excelente. Por ejemplo, el comportamiento de algunos animales, como pueden ser las bandadas de pájaros que salen de los bosques, alertarán al jugador atento de la presencia de enemigos. Las fortalezas constituyen otro elemento singular, que aporta un plus de interés muy importante a Praetorians. Así, dispondremos de máquinas de guerra, como arietes, catapultas, balistas, torres de asalto o escalas, para asediar las fortalezas enemigas. A la hora de proteger nuestras propias fortalezas, una correcta disposición de las defensas y la toma rápida de decisiones serán factores clave. No obstante, puede decirse que los defectos acaban teniendo igual peso que los aciertos.

Por último, una parte importante de la experiencia de juego es la posibilidad de enfrentarnos a adversarios humanos, bien sea a través de Internet o mediante red de área local. En el modo multijugador pueden enfrentarse de 2 a 8 jugadores, y un sistema de comunicación integrado en el juego permite el envío de mensajes. Además, en el modo Escaramuza podremos enfrentemos al ordenador sin la necesidad de completar objetivos como en las misiones de campaña, y sin tener que buscar adversarios y aliados para poder jugar en red. En este modo, los aliados controlados por la CPU lucen una buena IA, siendo capaces tanto de enviar refuerzos cuando se les solicita, como de pedirlos cuando se ven en apuros. Para jugar en Internet es necesario instalar GameSpy.

Las partidas multijugador tienden a deslizarse aún más hacia el estilo de juego "multiplica rápidamente tus fuerzas y tíralas sin orden ni concierto sobre todo lo que se menee", lo cual es bastante fácil, por cierto. Por eso las partidas no suelen durar más de 15 o 20 minutos, o incluso menos si se alían varios jugadores expertos en este tipo de técnicas de crecimiento exponencial contra jugadores más pausados y cerebrales.

Guión

Bueno, al ser un ETR, no es que tenga mucho guión. Sus creadores definen Praetorians como un videojuego épico de estrategia militar, situado históricamente en la época romana y basado en las batallas de las campañas de Julio César. Nosotros asumimos el papel de un general romano, con el que viviremos duros combates a través de los desiertos del norte de África, en las heladas tierras del norte de la Galia e incluso en el corazón del imperio en Italia. Por eso, en el juego nos encontraremos personajes históricos que realmente existieron, como Gobanitio, Diviciaco, Marco Licinio Craso o Pompeyo.

El período histórico recogido en Praetorians comienza en el año 58 a.C., cuando Cayo Julio César forma una alianza con Marco Craso, el procónsul romano más rico, y con Pompeyo el Grande, el general más célebre de Roma. Esta alianza se conocerá como el Primer Triunvirato, o gobierno de tres, y su objetivo era muy claro: dominar el mundo. La Legión romana cumplía dos funciones, la primera como máquina de guerra de precisión, la segunda como ingenieros de campo que construían puentes, calzadas, fortificaciones y máquinas de asedio, aun estando bajo ataque. El ejército romano se regía según un código y manual militar emitido por el Senado en el año 102 a.C., que definía un esquema de tres líneas de combate con la caballería a cada flanco.

Los principales enemigos de Roma durante este período fueron los celtas y los germanos en la Galia (palabra latina para referirse a la tierra de los celtas), como Ponto y Partia. Los galos contaban con una aristocracia guerrera que concedía gran valor y estatus a cuantas cabezas había logrado un guerrero en combate. Tenían arqueros, lanceros, hachas y muy buena caballería, y mostraban una gran habilidad para las escaramuzas y ataques relámpago sobre el enemigo en marcha y contra unidades aisladas. Los galos y germanos usaban espadas largas, que requerían un amplio movimiento de corte y que les exponía a una estocada mucho más rápida del legionario mientras tenían el brazo alzado. La caballería gala era excelente, y fue ciertamente muy apreciada por César como unidad auxiliar, pero su impacto sobre una legión bien adiestrada era más bien escaso.

Finalmente, el ejército egipcio estaba más disciplinado pero mal utilizado. Desde la muerte de Alejandro Magno en 325 a.C, los países orientales habían estado regidos por los descendientes de los generales de Alejandro. Egipto había pasado a estar gobernado por los Tolomeos macedonios, y su centro de poder se trasladó de Menfis a Alejandría, en el delta del Nilo. A los egipcios nativos les estaba negada la ciudadanía de esta polis y su idioma era el griego. Su ejército estaba compuesto fundamentalmente por tropas mercenarias macedonias, que usaban tropas nativas en labores auxiliares.

Estrategia y trucos

Habrá ocasiones en las que nuestros enemigos bárbaros o egipcios podrán ser más numerosos, e incluso estar mejor equipados y ser más rápidos que nuestros romanos; por ello deberemos emplearnos a fondo para actuar con inteligencia, astucia, rapidez y cautela al mismo tiempo. Las legiones del César eran famosas por contar con excelentes soldados, disciplinados y organizados, por lo que nunca nos será imposible derrotar a los enemigos si utilizamos una buena estrategia.

Así, la victoria no pasa necesariamente por la fuerza y destreza de las tropas, sino también por la estrategia, las tácticas, la formación de tropas y el aprendizaje, no sólo de las propias fortalezas, sino también de las debilidades del enemigo y las posibilidades del terreno, que realmente juega un papel relevante en el planteamiento de las batallas. No obstante, un buen planteamiento inicial no es garantía de nada; nuestros enemigos son inteligentes, y actúan de forma inesperada en función de lo que hagamos en el juego. Por eso, muchas veces lo único que nos separará de la derrota será una buena contraestrategia inventada al vuelo y en respuesta a las circunstancias.

En Praetorians encontramos tres civilizaciones distintas: los romanos, los bárbaros (entre los que destacan los galos pero en realidad compuestos por distintas tribus, como los nervios, los eburones o los avernos, entre otros) y los egipcios. Cada ejército es diferente, y actúa de manera distinta en base a diversas cualidades.

En la campaña controlaremos única y exclusivamente a los romanos, ejércitos muy disciplinados que se mueven de forma muy ordenada en el campo de batalla. La organización, sus formaciones y sus tácticas de combate son siempre un signo de distinción respecto a otros ejércitos, y casi siempre son clave para vencer al enemigo. Sin embargo, en los modos escaramuza y multijugador podremos elegir el bando que mejor se acomode a nuestra forma de jugar. Las tribus bárbaras se caracterizan por su fuerza bruta, su mayor flexibilidad y rapidez de movimiento en los diferentes terrenos, y por su talento para las escaramuzas y la lucha de guerrillas. Los egipcios, en cambio, están mejor organizados, aunque su mayor baza es la combinación de sus conocimientos científicos con sus capacidades militares.

Comparándolo con…

Praetorians adopta el mismo punto de vista de Medieval, Shogun o American Conquest, esto es, deja de lado la macro-administración de recursos para centrarse en la micro-gestión de nuestras fuerzas militares. También recuerda en parte a Z: Steel Soldier en el sentido de que tus conquistas se traducirán invariablemente en un aumento significativo de tus tropas.

Comparado con otros ETR del estilo Warcraft III o Command & Conquer, este juego resulta mucho más simple, en el sentido de que no tenemos que preocuparnos por los recursos; pero tampoco mejora de forma significativa el aspecto estratégico y de combate, y además, se echa de menos ese completo árbol tecnológico que siempre es tan interesante por las muchas posibilidades que ofrece para hacer cada partida diferente. Praetorians ofrece una menor combinatoria, por lo que el juego es más soso en general, y cansa más cuanto más se juega.

Europa Universalis 2 es un ejemplo de cómo un ETR no necesita de unidades ni mapas generados en 3D, ni de un desarrollo hasta cierto punto de "arcade" (con todas las comillas del mundo), para resultar a la vez trepidante, cautivador, estratégico, profundo, adictivo y flexible gracias a la posibilidad de editar las misiones. Por cierto, que un editor de mapas hubiera sido otro detalle que hubiera contribuido a elevar la nota final que se lleva el juego.

Ground Control. En este juego tampoco necesitas construir edificios ni gestionar recursos, aunque tampoco crear unidades (cosa que sí haces en Praetorians). Pero lo cierto es que GC tiene cosas que se echan de menos en Praetorians: una historia más absorbente, más acción, menos repetitividad, más variedad en las unidades,... En definitiva: jugabilidad más alta.

Myth: Igual que Ground Control, la saga Myth tampoco permite crear unidades y edificios o gestionar recursos. Pero pasa lo mismo que con GC: unidades con personalidad, hilo argumental a lo largo de la campaña, espectaculares estrategias basadas en el uso de las habilidades de las distintas unidades, etc. Otra vez, mayor jugabilidad.

Lo que está bien

Lo que no está tan bien

Manual

Este apartado ha sido muy cuidado, no en vano estamos hablando de un estudio de desarrollo cien por cien español. El juego se distribuye en el estuche clásico de DVD, con un manual de 42 páginas a todo color, una ficha de referencia rápida de controles, y un cuadro-póster a doble cara y también en color con información acerca de cada una de las unidades, construcciones y máquinas de guerra disponibles en el juego, de todos los bandos.

Todos los aspectos del título quedan así sobradamente explicados, y lo que es más importante, en nuestro propio idioma. Debemos destacar también que Praetorians está total y absolutamente localizado, lo cual tiene incluso más mérito si pensamos que, debido al peso de Eidos en su desarrollo, el idioma "oficial" del juego ha sido el inglés.

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