Cyborg berseker a salvar el día...

Tras su presentación en sociedad en el pasado E3 con su correspondiente ronda de entrevistas, llega al mercado europeo el nuevo trabajo de Koji Igarashi. El actual productor de Castlevania y su gente hicieron un pequeño paréntesis entre Lament of Innocence y el hace poco revelado Curse of Darkness para desarrollar Nano Breaker. Visto lo visto, más vale que se hubieran dedicado a cualquier otra cosa, porque el título, quitando su carácter de arcade directo donde la sangre brota a borbotones, bien podría salir disparado directamente a la basura de no ser por los 60 eurazos que cuesta.

El resultado es que asimilando el hierro en sangre de todo ser humano, comienzan a crecer y a fusionarse, hasta que revientan a su huésped, originando entre chorros de sangre y vísceras, un Orgamech. A las pocas horas toda la población ha sido erradicada, así como las divisiones del ejército y los cyborgs militares, gracias a cuyo acero la amenaza sigue creciendo. Es entonces cuando las autoridades deciden recurrir al indómito Jake Warren, un super cybord criogenizado años atrás por provocar una masacre en el cumplimiento de su deber. Para destruir a los Orgamechas, Jake recibe una super moderna espada de plasma capaz de eliminar cualquier organismo a nivel celular.

Los diseños de los personajes no son del todo malos. Jake se ha plasmado con una estética -e incluso con alguna influencia- muy cercana a las que Capcom utilizó para dar forma a Vanessa, de Product Number 3. Pero para de contar. Para los enemigos se ha utilizado los mismos 5 patrones repetidos hasta la saciedad. Quizá algún jefe final esté a la altura del protagonista, pero el resto, muy triste, tanto de diseños como de modelados y carga de texturas como decíamos antes. Para terminar decir que la secuencia de introducción está hecha de forma desigual, con una parte en 2D y otra con alguna cinemática generada por ordenador.

De esta forma rebotaremos los lásers que con la guardia normal -pulsando el botón mucho antes de recibir el impacto- nos quitarían energía. Otro detalle es la transformación que puede experimentar Jake, que entra en un estado Berserk a base de eliminar a un cierto número de enemigos -la hoja se torna roja al hacerlo- y en el cual los ataques son muchos más poderosos. Además en este estado las enquencles alas del cyborg -en plan Arcángel Ben Affleck en Dogma total- aparecen.

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Y poco más podéis esperar de este título más que un baño desproporcionado de sangre -puede cambiarse el color- y un aburrimiento casi tan grande como los litros de este fluído derramados. Los ocho niveles que incluye -diferentes partes de la misma isla- transmiten exactamente la misma sensación: que este juego es indigno de un equipo que ha hecho cosas tan grandes con la saga Castlevania.

l  o     m  e  j  o  r

l  o     p  e  o  r

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