Caída en picado

Sin lugar a dudas, me siento decepcionado. Desde las primeras noticias de este juego se me antojaba que me iba a encontrar con algo muy superior al producto que finalmente ha llegado a mis manos. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de probar los dos anteriores títulos de la serie, sabe qué tipo de jugabilidad ha ofrecido siempre Moto Racer, un arcade rapidísimo, de nulas ambiciones simuladoras, muy adictivo y estupendo para compartir unas horas de risas con tus compañeros en red.

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Delphine siempre ha sabido ofrecer hasta ahora, a mi juicio, ese cóctel de una manera más que aceptable. Esta vez ha intentado rizar el rizo, y simplemente se ha quedado en tierra de nadie, ni llega a donde quería, ni consigue rescatar el espíritu inicial. Lo dicho, tierra de nadie.

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A tenor de las capturas que se ofrecieron desde un primer momento se constataba un avance cualitativo en cuanto a nivel técnico se refiere, y es indudable que se ha producido, porque se aprecia el trabajo desarrollado en muchos aspectos como modelado de pilotos, motos, circuitos, etc., pero se aprecia eso sí, entre comillas, ya que además, el otro añadido a mi frustración es la lamentable decisión de lanzar el juego con muchos fallos de presentación y configuración sobre todo. Una tendencia ya conocida, pero en este caso un lastre para mí definitivo, y que ha acabado con mis pocas expectativas una vez probado.

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Si a estas alturas, con un título que se te introduce mediante un fenomenal video de presentación, que en apariencia resulta moderno y ágil, te encuentras con que para empezar ni siquiera puedes cambiar la resolución gráfica (no ves opciones para ello; incluso, motivado, busqué por la red soluciones y di con una: CTRL.+MAY+ (5,6,7,8)  para las diferentes resoluciones. El resultado es desconfiguración total, cuelgue del sistema, pantalla a más de 640x480 e imposibilidad de seguir jugando porque el botón de comienzo queda fuera de cuadro. Ni el borrado de registro ni múltiples reinstalaciones han podido subsanar esto, los menús no parecen funcionar como deben, no puedes configurar las teclas a tu gusto, el pad parece funcionar (no lo he comprobado) tecleando CTRL.+K, pero eso sí, con una configuración predeterminada, y varios detalles del estilo más que no comento por no marearte, a lo cual añades que el posterior parche lanzado ante la avalancha de quejas en los foros del juego, tampoco funciona como debiera (otro cuelgue y pantallas blancas...) pues puedes imaginar el resultado.

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No quiero ser injusto, porque bien podía ser mi caso nada más, pero viendo las reacciones de algunos jugadores, creo que no he sido el único. Lo peor para mí, sin embargo, es que una vez empezado lo que te encuentras es un juego mejorado gráficamente pero con muchas limitaciones, algo así como si a un niño lo vistes con ropas de mayor. Se mueve, da el pego en algunos momentos, pero pierde su definición.

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MR3 es un intento por ofrecerte distintas modalidades motociclistas sin complicaciones, un entretenimiento para un tiempo determinado, dependiendo de cada jugador, pero que rápidamente se convierte en sosillo. Hay cosas mejores, la verdad. Sólo la inclusión del modo Trial, verdadero motor del juego, y ciertos momentos en el modo Estilo Libre y Moto-Cross ofrecen cierto estímulo para la vista y las teclas, pero pasa pronto.

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Hay poca variedad, y ni siquiera la posibilidad de jugar por Internet hasta ocho jugadores mediante conexión directa IP ofrece alicientes. Y es que después de los muchos problemas, del lío de tener que registrarte en la web incluso para bajarte el parche o hablar en los foros con tu código de registro (que tampoco me funcionó a la primera), después de inspeccionar los mismos buscando soluciones y viendo a mucha gente con tus mismos problemas, el ánimo decae.

Es todo un compendio, diría yo, de cómo anular las posibilidades de un probable buen juego y convertirlo en uno más, apenas destacable casi por nada. Si alguna vez escribo un manual de cómo desmerecer un trabajo tan arduo como el de crear un videojuego, ten por seguro que recordaré este caso, porque además presumo que es un nuevo caso de "lanzamiento apresurado tipo: "corre, corre que llega Navidad". Moto Racer 3 quería ser un buen juego, se le nota el empeño, pero no le han dejado...

Audio / Video

No puedo negar que el juego gráficamente ha avanzado, aunque no tanto como parecía, y evidentemente aunque depende mucho de tu equipo, lo cierto es que en condiciones normales, las que disfrutamos la mayoría de los mortales que no disponemos de un mega-equipo, el juego está bien pero sin estridencias. Yo pensaba que los escenarios iban a ser más espectaculares, como siempre, pero el resultado final no es nada del otro mundo. Incluso los escenarios de Moto-Cross no me dicen demasiado, y la decepción total en el modo Tráfico (tienes cinco disponibles: Velocidad, Tráfico, Supercross/Motocross, Trial y Estilo Libre (Freestyle)) puesto que los escenarios de París son anodinos (se ha trabajado con fotógrafos para localizar, pero no se nota demasiado).

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El problema viene dado, sin embargo, por la excesiva ambición finalmente recortada, de ahí que la expectativa se mude en un "más de lo mismo, no me engañes". Hay pequeños detalles repartidos por el juego que denotan ese aire que Delphine imprime a sus juegos, y de hecho es bonito ver trabajar las suspensiones, inclinaciones, saltos y piruetas (bien difíciles de realizar en Estilo Libre por cierto, ya que las deberás ejecutar con el teclado numérico, combinando las teclas) pero en este caso, no me bastan. Las paredes invisibles que limitan tu recorrido por los mapas, recurso ya conocido, parece que aquí se unen al despropósito.

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El sonido no está mal del todo, pero desde luego no brilla. En ocasiones no es una moto lo que oyes (no me preguntes qué porque no lo sé), y en cuanto al ambiental, yo diría que es escaso, raquítico por momentos. De nuevo el Trial intenta salvar el conjunto, es el que más me ha convencido y realmente he disfrutado con esta modalidad. En definitiva, esta faceta llega al aprobado sin más, como todo el juego, pero sin brillar. La música, eso sí, es muy rockera y pone en situación. Menos mal.

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Jugabilidad

Si has llegado hasta aquí, evidentemente la impresión negativa dominante hace que sorprenda el decirte que, y esto me duele más, a pesar de todo MR3 se resiste y se empeña en que lo juegues. El que tuvo retuvo, supongo, y el hecho de haber jugado las dos anteriores entregas te mueve a darle más oportunidades.

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El modo Trial y el Estilo libre, y quizá el Motocross (junto con la Velocidad, son los más parecidos a los anteriores) por momentos logran que para echar unos ratillos de ocio el juego se defienda e incluso entretenga, y eso me ha hecho pensar que es probable que haya más de uno que disfrute. Lo bueno es que al tener más variedad de modos, durante un tiempo existe un mínimo afán de descubrir cosas. El modo Trial estoy convencido de que tendrá a más de uno entretenido unas cuantas tardes, porque el control de la moto está conseguido, y tienes que hilar fino, cosa que se agradece. De largo lo mejor del juego.

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El Estilo Libre es un destroza-dedos-teclados-y-lo-que-pille-por-medio. Si eres un artista puedes disfrutarlo, pero cuesta sacarle partido. Motocross es el de siempre, rápido y sin complicaciones. La Velocidad ha variado en el comportamiento de la moto, que aún siendo arcade ofrece derrapes y exige control de la potencia para no caerte (aunque para lograrlo tendrás que hacer el burro mucho :D). El modo Tráfico, una competición con otra moto por las calles de París, se torna interesante los primeros cinco minutos. Después, muy soso. Ni los coches que avisan con el intermitente al cambiar de carril, ni tu claxon desafinado ni casi nada consiguen, en mi caso, interesarme mucho. Supongo que la ironía del claxon se nota...

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Por otro lado, es cierto que dispones de ajustes de varios tipos, como la suspensión, cajas de cambios, neumáticos, pero no esperes nada espectacular, ya que no es el objetivo del juego. Esto es como es y está bien que no se les haya ido la mano. Por último, la variedad de motos y circuitos es muy escasa: Sachsenring, Suzuka y Eastern Creek en velocidad, y Barcelona, Stade de France, Reygades para Motocross.

En definitiva. Un juego que entretiene si sabes realmente lo que buscas en él pero que ofrece mucho menos de lo esperado. Jugabilidad limitada, ya que incluso el juego por Internet parece nulo. He buscado a gente para intentar algo, pero nada. Contacté en alguna ocasión con algún desesperado de la vida, pero la falta de ganas nos invadió al poco.

Antes dije que me dolía reconocer que se deja jugar. ¿Motivo? Soy un mal analista, siempre le doy oportunidades a todos los juegos, y como al mal profesor, me duele cuando veo a un posible alumno aventajado perdiendo el tiempo...

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Estrategia y Trucos

Es vital aprenderte las combinaciones de teclas y adaptarte a ellas, no queda más remedio. La conducción es arcade, así que sólo deberás emplearte a fondo en el Trial, teniendo mucho "cuidadín" en las oscilaciones y controlando los saltos. No tardarás demasiado, tranquilo. En Velocidad domina la moto en las curvas y aprende a acelerar, y por supuesto traza las curvas desde el exterior hacia el interior. Te lo dice el manual y es cierto, ya que frenadas a tope y acelerones no te dan ventaja. En Motocross aprende desde un principio a controlar el balanceo de la moto y las suspensiones (puedes comprimirla: si lo haces bien, saltarás más alto y lejos). Comprobado, vamos.

Comparándolo con...

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Con ningún simulador, es evidente. De los que yo he probado, supongo que el Motocross Madness de Microsoft es el primero que me viene a la memoria. MR3 tiene una mayor variedad de modos de juego, mejor apartado gráfico (en teoría) y algún detalle más, pero personalmente me divertí mucho más con MM.

Es eso llamado diversión, jugabilidad, lo que inclina la balanza. Tenías más libertad para hacer cosas (sorteando pinos era un maestro), y pese a centrarse en una disciplina concreta, te lo pasabas mejor. La variedad de M3 y su modo Trial le conceden un interés aceptable. Probé el Edgar Torronteras, pero qué quieres que te diga...

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De nuevo, el modo Trial y Velocidad, con un ligero chorrito de Motocross,  componen el plato principal. La música. Que a pesar de los pesares, todavía se deje jugar un poco (es el ejemplo del superclase, al que todos exigen un nivel mínimo y no lo cumple: se nota todo mucho más, y por ello la crítica se hace más ácida).

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