La última guerra

Bien es sabido que por mucho que un género sufra los estragos del tiempo aparecen propuestas frescas que ayudan a que éste se mantenga en la palestra y así darle unos años más de vida. En éste caso, y por ardid del destino, la suerte ha sido doble: hace muy poco aterrizó un genial Supreme Commander y, ahora, este Maelstrom.

Hay que decir que la carrera de los chicos de KDV Games, aunque corta, les ha llevado rápidamente a la estratosfera. El estudio ruso lanzó anteriormente un portentoso Perimeter que, aunque no caló como debería, dijo bastante acerca de lo que podían aportar a esta clase de juegos.

Ahora, tras un retraso notable en su salida, por fin podemos degustar ésta nueva joya con la atención que se merece. ¿Habrá cumplido su promesa de redefinir el género o se habrá quedado a medio camino? Veámoslo.

Los Remanentes. Liderados por un antiguo oficial de la Marina, James Buchanan, éste grupo de valientes consta de antiguos ciudadanos y miembros del ejército que, con el ánimo de comenzar desde cero, quieren reconstruir el mundo sin la opresión que sufrían de las grandes corporaciones.

La Ascensión. La empresa más potente y la única que ha sobrevivido a los escollos de la guerra, quiere alzarse como dueña suprema de la Tierra bajo el mando de Arlas Khan. Posee una potencia militar descomunal así como los últimos avances tecnológicos.

Haigenti. Justo en el momento en el que el panorama no podía ponerse peor, aparece una raza alienígena que, tras cometer los mismos excesos tecnológicos que el ser humano, han migrado desde su planeta (allá por Alfa Centauri) hasta aquí. Y han llegado para quedarse.

En el modo campaña podremos ver cómo evoluciona la guerra desde la perspectiva de cada una de las facciones a la vez que progresa la historia. Ésta se cerrará después con un acto final que es mejor que no revelemos.

La posibilidad de modificar el terreno sobre el que se lucha es una posibilidad que no se había explorado de ésta forma hasta ahora. Casi cualquier movimiento brusco o explosión que realicemos repercutirá sobre la tierra en la que pisamos, y, además, de forma notable visualmente.

Ahora, no sólo se queda ahí: el agua tiene también su parte de protagonismo, y está excelentemente representada visualmente. Además, todos los entornos cuentan con un alto grado de detalle y, como hemos comentado, de destructibilidad.

La lacra nos la encontramos en éste caso en los personajes humanos del juego: éstos, aunque decentemente representados, palidecen en comparación con el terreno que les rodea -sobre todo si hacemos zoom-. Las animaciones, así mismo, tampoco hacen honor a la historia, con movimientos bruscos y dessincronizados por parte de los protagonistas de la misma.

Como siempre, podremos ajustar la calidad visual con un rango bastante amplio de opciones a elegir, pero dada la magnitud del motor gráfico que lo mueve todo es probable que se necesite un equipo a la altura. Avisados quedáis.

Estos temas, si bien no destacan por su variedad o magnificencia, le otorgan la ambientación necesaria en los momentos de tranquilidad y el ritmo frenético que requieren las batallas.

En cuanto al tema sonoro, encontramos un gran abanico de explosiones, martillos golpeando, armas disparándose y demás parafernalia militar que encajan a la perfección en cada contexto.

Además, disfrutaremos de Maelstrom completamente doblado al castellano. El trabajo, aunque decente, sigue estando a un nivel inferior al mínimo exigible para éste tipo de menesteres. Aún así agradecemos la iniciativa y esperamos que repita en futuros lanzamientos.

Las facciones se diferencian drásticamente entre sí por su estilo de juego. De este modo, Los Remanentes usan más una 'estrategia al uso' como la que llevamos jugando desde lustros, con gran destreza para realizar tácticas rápidamente.

La Ascensión, por el contrario, pone la carne en el asador mediante su abrumante tecnología, que le permite transformar edificios de un modelo a otro en cualquier lugar que lo requiera.

Por último, los Haigenti son los que mayor control tienen sobre el terreno, pudiendo hasta invocar huracanes e inundaciones para beneficio de sus unidades. Su arquitectura y tecnología biológicas les hacen muy temibles si se combinan bien todas sus posibilidades -que no son pocas-. Por ello, a la hora de controlar a una su forma de interaccionar con la tierra será muy diferente, dado que, por ejemplo, Los Remanentes pueden plantar explosivos, mientras que los alienígenas pueden invocar meteoritos. Por el contrario, La Ascensión, al usar tantos componentes mecánicos, es extremadamente débil al agua.

Sí todos estáis pensando en el típico mecanismo de 'piedra, papel o tijera' no os equivocáis, pero las posibilidades son infinitas. Poder tender trampas al enemigo usando una ventaja geográfica le añade un nuevo elemento estratégico, fundamental para poder alzarse con la victoria.

Como siempre, tendremos que hacernos con recursos necesarios para prosperar económicamente, tomando especial importancia los puntos de extracción de agua que encontraremos dispersos por el terreno. Eso sí, dependiendo de la facción tendremos más facilidad para producir uno u otro tipo de recursos.

También tenemos varios héroes que nos pondrán las cosas un poco más fáciles. Para ello, se han integrado elementos de RPG, pudiendo subir su nivel e incluso controlarlos directamente.

Para ese menester, la cámara hará zoom por detrás del insigne de turno para así controlarlo como si de un shooter se tratara. Ésta posibilidad, a priori interesante, termina resultando meramente anecdótica por la incapacidad e incomodidad de mover al personaje de forma ágil.

Por último, el multijugador no resulta alterado de los estándares requeridos, pudiendo jugar partidas tanto en LAN como contra otros jugadores de la red. Eso sí, echamos de menos una mayor profundidad las posibilidades de personalización de éste tipo de partidas.