Gimkana casual

Kinect Adventures llega para acompañar la primera hornada de juegos del sensor de Microsoft y nos propone realizar distintos minijuegos, utilizando nuestro cuerpo al completo para superarlos. Bajaremos por un río encima de una balsa hinchable, haremos frente a una avalancha de bolas que se nos vienen encima y recorreremos una montaña llena de obstáculos montados encima de una plataforma, entre otras actividades, todas con el mismo denominador común: recolectar la mayor cantidad de pines, la moneda del título. Para amenizar la experiencia global, el sensor constantemente nos sacará fotos en los momentos más comprometidos de cada una de las pruebas y nos las mostrará al final de cada partida, con la posibilidad de compartirlas con nuestros amigos. Tenemos un total de cinco actividades distintas para realizar, cada una con sus propias mecánicas jugables. Éstas, son las siguientes:

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Río abajo nos propone ponernos a bordo de una balsa hinchable y bajar con ella a través de unos rápidos plagados de monedas, rampas, y demás obstáculos, algunos de ellos móviles. Deberemos inclinar nuestro cuerpo para controlar la dirección de la balsa y saltar cuando sea necesario. Podemos adoptar distintas poses con nuestro avatar para que nos facilite la recolección de monedas. Esta prueba gana muchos enteros al ser jugada en modo cooperativo. Un compañero puede entrar en cualquier momento de la partida, solamente con ponerse delante del sensor entrará en escena. La compenetración se convierte en algo fundamental, pues deberemos movernos de forma sincronizada, ya sea a la hora de escoger la dirección que seguir o en el momento de realizar un salto.

Carambola viene a ser -salvando las distancias- una reinterpretación tridimensional del clásico atemporal Arkanoid, un minijuego que ya se había mostrado constantemente en las demos técnicas del periférico de Microsoft. Nuestro objetivo es destruir unos bloques que se encuentran al fondo de la estancia en la que nos encontramos. Para hacerlo, lanzamos una pelota, que rebotará volviendo hacia nosotros y deberemos devolver sucesivamente hasta terminar con todos. Algunos bloques contendrán nuevas bolas, por lo que la dificultad aumentará progresivamente.

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Cumbre de reflejos es una de las pruebas más divertidas y de las que dejan mejor sabor de boca en este Kinect Adventures. Nos montamos en una plataforma que avanza siguiendo unos raíles. Vamos encontrando obstáculos por el camino que nos obligan a movernos de un lado a otro, agachándonos y adoptando distintas poses que nos facilitan la recolección de pines. En algunas secciones debemos saltar rápidamente para acelerar y la mecánica no deja momento para el respiro. Definitivamente, un minijuego con el que vamos a sudar la gota gorda.

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Explotaburbujas nos pone en un entorno con gravedad cero, donde debemos rebentar burbujas que van apareciendo en el entorno. En este minijuego, se tiene en cuenta la profundidad, por lo tanto deberemos acercarnos y alejarnos contínuamente al sensor. Para elevarnos por la estancia moveremos los brazos aleteando rápidamente. De todas las modalidades que alberga el título, esta es quizá, la que se nos antoja más floja, convirtiéndose en una experiencia tediosa al poco rato.

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Tapagrietas nos encierra en una cúpula submarina donde van apareciendo grietas según los peces cochan contra el cristal. Nuestro cometido es mover el cuerpo e ir tapando los agujeros utilizando tanto manos como pies y cabeza. Tenemos un límite de tiempo para superar la prueba. Del mismo modo que ocurre con el minijuego explotaburbujas, la experiencia se torna cansina al poco tiempo. Estas dos actividades, son sin duda las más descafeinadas del repertorio de Kinect Adventures.

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Todas las pruebas las podemos disputar en distintas modalidades. Así pues, en el menú principal encontraremos el modo Aventuras, donde iremos superando los minijuegos, desbloqueando más retos de creciente dificultad. Para ponernos a jugar sin complicaciones tenemos el modo juego libre, donde podemos elegir de forma individual cada prueba a nuestro antojo. Podemos acceder al modo online, o disfrutar de modalidades contrarreloj. Una vez hemos explorado todas las opciones de juego y llevamos unas horas, empezamos a ver el problema del que adolece esta propuesta, y es que los cinco minijuegos se repiten sin variaciones en sus mecánicas, por lo que la repetición se hace patente al poco rato. Un problema que resta enteros al título, siendo la experiencia muy divertida en sus inicios, pero que se termina quedando corta en variedad.

El apartado técnico viene apoyado por el Unreal Engine, un motor ya clásico de la presente generación, que como norma general supone una garantía de calidad. Todas las pruebas se disputan sin ningún atisbo de ralentización alguna y el apartado gráfico, sin explotar en ningún aspecto el potencial de 360, cumple con su cometido y resulta bastante agradable. Una de las virtudes más destacadas de Kinect Adventures es el excelente uso que se le ha dado al sensor de Microsoft. Nuestro avatar responde a nuestros movimientos, viéndolos representados en pantalla con una fidelidad notoria. Se percibe cierto retraso, aunque este es mínimo en la gran mayoría de ocasiones, solo exceptuando algunos movimientos como los saltos, que nos obligan a realizarlos con algo de antelación. Aún así, podemos decir que este es uno de los títulos donde se percibe una diferencia considerable entre la versión final y en las demos que se habían mostrado, incluso en los eventos más recientes.

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