Fire Emblem Engage, impresiones. Un autohomenaje a la saga
A unas semanas del lanzamiento del nuevo Fire Emblem, compartimos nuestra experiencia con las primeras horas y capítulos.
La trayectoria de Fire Emblem desde que encontró una segunda vida ha sido peculiar. A punto de ser arrojado al baúl de los abandonos gran N donde languidecen F-Zero, Excitebike o Pilot Wings, la saga estratégica encontró un punto de inflexión con Awakening que le ha permitido seguir recibiendo nuevas entregas con cierta regularidad. Pero Intelligent System no se ha dormido en los laureles, y a cada oportunidad ha tratado de darle una vuelta al concepto tradicional de la saga, a sabiendas de que la amenaza de un nuevo ostracismo puede estar detrás del primer tropiezo.
Fates buscó aderezar el componente narrativo (y multiplicar ventas) con su apuesta por dos juegos que ofrecían dos reinos enfrentados, a la vez que ponía más recursos en la producción. Three Houses revolucionaba la fórmula a varios niveles en su regreso a una consola de mesa desde Gamecube, quizás con la idea de que se necesitaba algo más ambicioso para convencer al usuario. ¿Y Fire Emblem: Engage? paradójicamente podemos encontrarnos que el punto diferencial del mismo es una especie de vuelta a los orígenes.
Todo un autohomenaje
Hemos podido jugar unas horas y varios episodios de la nueva entrega como parte del proceso de análisis. Y si algo nos ha llamado la atención es lo autoreferencial que resulta. Una de las principales armas que blade, jugable y narrativamente, es la manifestación de los emblemas en forma de grandes héroes y protagonistas de la saga. Bajo la influencia del Dragón Divino, los emblemas pueden cobrar vida y ayudar a sus portadores con habilidades y ataques adicionales que no podrían usar sin ellos.
Así por ello tenemos a un elenco de personajes clásicos que son santo y seña de la saga y que una buena parte de los jugadores occidentales o no conocen o sólo lo hacen porque hayan sido personajes de Smash Bros. Marth, por ejemplo, el protagonista original de ese clásico lejano que es Shadow Dragon, es a estas alturas cómodamente conocido por una buena cantidad de fans de Nintendo, al igual que Roy. Pero quizás la sacerdotisa Celica no lo sea tanto y tampoco son numerosos en occidente los que han jugado a Genealogy of the Holy War como para conocer al heroico Sigurd (un título, por cierto, que grita por una versión actualizada y localizada, al igual que Mystery of the Emblem y Thracia, pero eso es otra discusión).
Insistimos en este punto porque el tono de las primeras horas es como si estuviéramos ante la obra de un superfan de Fire Emblem que quisiera juntar a sus personajes favoritos y regodearse en ello. Es cierto que la saga desde Awakening ha ido incorporando elementos más ligeros y de fanservice como parte de la receta de su resurgimiento, pero el tono de estas primeras horas es marcadamente juvenil y se hace un tanto complicado tomárselo en serio. Y sí, estamos hablando de una serie con personajes como un dragón de miles de años que tiene forma de una niña pequeña con la que te puedes casar, pero incluso dentro de esos parámetros, el comienzo de Engage tiene un tono muy ligero pese a la gravedad de la situación que narra.
Jugablemente, Engage también es un regreso a los orígenes frente a Three Houses, que experimentó con aspectos tanto de batalla como de lo que rodea a la misma, hilando el metajuego alrededor de una academia y tomando prestados elementos de date-sim (o de Persona si se quiere buscar una referencia más de andar por casa). Engage en cambio abraza el clasicismo, empezando por restaurar el triángulo de armas establecido en Seisen no Keifu, que da ventaja a la espada frente al hacha, el hacha frente a la lanza y la lanza frente a la espada. Precisamente en Three Houses se destacaba el haber abandonado esa filosofía, pero se recupera ahora, al igual que la figura de los personajes como protagonistas únicos del combate, descartando el concepto de los batallones.
Vuelta a la esencia
Esto vuelve a acotar el planteamiento táctico, aunque Intelligent System ha habilitado numerosas opciones de personalización de dificultad y algunos juguetes para evitar frustraciones. Aparte de niveles de dificultad como tales, se nos permite jugar con la opción de perder definitivamente a unidades no esenciales para la historia si mueren. Y contamos además con un amuleto especial con diez cargas por batalla que nos permite retroceder en el tiempo tantos turnos como queramos, una forma de replantear movimientos sin necesidad de reiniciar partida.
Es todavía pronto para formarse una opinión sólida del juego. La parte de combate en sí es puro Fire Emblem, con cierta flexibilidad gracias a los sistemas de ayuda, pero con elementos y situaciones familiares para los amantes de la saga (incluyendo la debilidad de un número notable de unidades ante ataques múltiples y lo poco efectivos que son algunas armas y clases frente a otros). A nivel de producción está a buen nivel, aunque sin alardes. Y la historia está por ver cómo se desarrolla, aunque ya hemos comentado en el texto cierta disonancia entre el tono de los diálogos y los acontecimientos. El próximo 20 de enero sabremos más.
- Estrategia
- RPG
Fire Emblem Engage es un RPG de estrategia por turnos a cargo de Intelligent Systems y Nintendo para Switch cuya historia se desarrolla en Elyos, un continente formado por cuatro naciones que rodean un Tierra Sagrada. Hace mil años se desencadenó una cruenta guerra entre Elyos y el Dragón Caído. Durante el conflicto, los habitantes de Elyos invocaron a héroes de otros mundos para que los ayudaran: los llamados Emblemas. Los guerreros de las distintas naciones lucharon unidos junto a ellos y, finalmente, lograron desterrar al Dragon Caído. Sin embargo, ciertas señales auguran el inminente regreso de este temible enemigo.