Eleven Eleven, impresiones

El medio audiovisual se abre camino a través de nuevas tecnologías que le permiten crear nuevas experiencias narrativas y romper las normas que delimitan su definición. Con Bandersnatch (Black Mirror), el público mainstream accedió a un sistema de decisiones ya visto en videojuegos y novelas de la línea Elige Tu Propia Aventura. Por su lado, la realidad virtual rompe los límites de la pantalla para sumergir al espectador en un entorno de 360º donde abandona su rol tradicionalmente pasivo. Esta revolución no sólo ha despertado en el cine, sino en los videojuegos y en su formato interactivo. PlayStation VR Worlds presentaba un surtido de experiencias para presentar la nueva plataforma de Sony al jugador. Resident Evil 7, presentado por el sobrecogedor Kitchen, anunciaba su disponibilidad en el formato analógico y PlayStation VR, que aportaba un valor añadido a su inmersión terrorífica.

La realidad virtual prosigue su evolución en el mundo videolúdico, donde convive con el sistema tradicional. Oculus Quest soluciona el problema del excesivo cableado y, mientras quedan cuestiones pendientes como la optimización gráfica o la comodidad para usuarios de gafas graduadas, la industria videolúdica y audiovisual continúa desarrollando títulos para dicha plataforma. Aprovechando las posibilidades narrativas de un medio no limitado a una pantalla rectangular, Digital Domains presenta Eleven Eleven, una aventura narrativa de ciencia ficción que lleva al espectador a una experiencia inmersiva, tejida a través de las vivencias de múltiples personajes y fuera de las normas de la narrativa lineal. En MeriStation acudimos a su presentación durante la MCM de Londres y pudimos jugar 11 minutos y 11 segundos a los que hace honor el título. Eleven Eleven llegará a lo largo de este 2019 a Oculus Rift, HTC Vive/Vive Pro, Oculus Go, Samsung Gear VR, iPhone 7S Plus y iPad Pro. El canal de ciencia ficción SYFY se estrena en el mundo videolúdico como editores de Eleven Eleven.

Eleven Eleven nos convierte en las diosas contemplativas de Kairos Linea, planeta condenado a la extinción, que se producirá a los 11 minutos 11 segundos de iniciar a la partida. Como directores de una película futurista, exploraremos las vivencias de 6 habitantes durante los últimos instantes de su agonizante hogar, ante el único consuelo de poder evacuar hacia un arca salvavidas antes de que las bombas arrasen con su mundo. Durante cada partida, se nos ofrecen tres modos de juego entre los cuales podemos alternar para confeccionar nuestra experiencia narrativa: En el Modo Historia, acompañaremos al personaje que escojamos durante su recorrido; en el Modo Exploración, investigaremos el planeta con libertad en busca de huevos de Pascua que complementarán nuestra información de la historia; en el Modo Diosa, nos elevaremos por encima del planeta hasta contemplarlo como una casa de muñecas y obtendremos acceso a otras zonas más lejanas.

Eleven Eleven permite una rejugabilidad muy diversa: en cada partida, nuestra curiosidad se desborda por conocer a cada uno de los personajes y su destino, y no queda saciada en 11 minutos. En cada partida, deseamos probar nuevas rutas y descubrir secretos esparcidos por el planeta; así hasta completar los 90 minutos de metraje que concluirán con un epílogo en el que terminarán de encajar las piezas. Sus personajes, pese a estar en escena poco tiempo, resultan cautivadores a causa del dramatismo de sus historias. Diferentes entre sí, cada uno brilla en pantalla con una característica especial: el pequeño Miro con su bondad y fortaleza, el imponente Laszlo y su determinación, la astuta Viola y sus reveladoras escenas.

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Nuestro rol de director se limitará a rebobinar, avanzar rápido, cambiar de ángulo, transportarnos a otra localidad. No obstante, nuestro papel será únicamente el de una divinidad que no interfiere en el desarrollo de los acontecimientos. Nadie se percatará de nuestra presencia y, de anteponernos en su camino, nos atravesarán como si estuviéramos hechos de vapor. Digital Domains subraya, así, la diferencia entre narrativa y vivencia narrativa. Inspirados en el teatro interactivo y de cómo incorpora al público en la misma obra, Eleven Eleven busca que el espectador se siente formar parte de la agonía del planeta. Gracias a una banda sonora espacial, al escenario envolvente y a la ausencia de pantallas de carga, se crea el efecto de ser un personaje más, atenazado por la sombra constante de no poder impedir un desenlace trágico y fatal.

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Por supuesto, la inmersión casi perfecta no sería casi posible sin una localización. Se nos ha confirmado que se localizará al castellano, si bien desconocemos la identidad de los actores de doblaje. 

A pesar de nuestra breve estancia en Eleven Eleven, adivinamos un juego con un lore bastante rico, construido con diferentes culturas y sus respectivos idiomas ficticios. Nuestros personajes, de diferentes razas intergalácticas, se hallan en una guerra permanente que no entiende de buenos y malos, si bien por encima de ellos se eleva la figura de la dictadora Ava. Conectaremos con diversas emociones y resoluciones propias de una situación extrema: la desesperación, el sacrificio, la picaresca en pro de la supervivencia. Y, por encima de ello, la intriga ante un puzle incompleto y que va tomando forma a cada partida.

Según Michael Salmon, creador de Eleven Eleven, diferentes obras e influencias se han combinado para formar este walking simulator que huye de la narrativa guiada: Star Wars, Pulp Fiction, El Día de la Marmota… Cada personaje influencia, muchas veces sin saberlo, en el devenir de los demás, y cada historia contiene detalles sorprendentes que reconstruirán las primeras lecturas que hayamos extraído de partidas anteriores. “La realidad virtual redefine el juego y el cine”, asegura Mehrad Noori, productor ejecutivo de Eleven Eleven. En este drama sci-fi en realidad virtual y aumentada, sentiremos una cercanía diferente a la de un salón donde un videojuego o película se desarrolla a una distancia. Las vivencias de cada personaje y los descubrimientos continuos mantendrán nuestra atención despierta, a la vez que nos dejarán con ganas de más al llegar el contador a 0.

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