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Dragon Ball: Fusions

Dragon Ball: Fusions

  • Plataforma3DS7.5
  • GéneroRPG
  • DesarrolladorGanbarion
  • Lanzamiento17/02/2017
  • TextoEspañol
  • VocesJaponés

Dragon Ball: Fusions, análisis

Una propuesta loca, original y con elementos interesantes tanto en combate como en personalización.

Actualizado a

Nota: este análisis se ha hecho con la versión original japonesa del juego; actualizaremos elementos como el sistema online cuando podamos probar su funcionamiento con la versión española, así como la anunciada supuesta censura en occidente

Dragon Ball Fusions, análisis 3DS

Contra pronóstico, Dragon Ball Fusions llega a occidente. Se anunció en 2015 y por su naturaleza tan nipona, parecía que correría la misma suerte que otros juegos de la saga que Bandai Namco no ha traído a Europa. Desde los Heroes, inspirados en las recreativas japonesas de idéntico nombre, hasta el doloroso –por brillante- Ultimate Butoden que salió en Nintendo DS en su momento. Pero la buena acogida del juego en el país del sol naciente, el repunte en el interés –que nunca ha decaído del todo- en el mundo de Goku y compañía gracias, en parte, a Dragon Ball Super, y la buena salud de 3DS en todo el mundo hicieron que se anunciara la llegada de este RPG a España el próximo viernes, día 17. Y no mentimos si, como ya dijimos en su momento, estamos ante un título sorprendente.

Dragon Ball se ha basado en su mayoría de propuestas por convertirse en un videojuego de lucha cuando ha pisado el mundo del ocio electrónico. Los primeros en cosechar grandes éxitos fueron los Butoden de Super Nintendo, mientras que la excelencia de la franquicia se consumó hace un par de generaciones con Budokai 3 y con Tenkaichi 3. Por el camino, juegos de todo tipo. Algunos han coqueteado con el JRPG más tradicional –Attack on Saiyan-, otros han apostado por el formato ARPG –Legado de Goku- y otros han buscado el estilo más beat’em up tanto en 2D como en 3D.  Desde hace tiempo, los combates dominan las experiencias Dragon Ball, con los Xenoverse como últimas iteraciones destacadas que, eso sí, han añadido elementos roleros y de personalización interesante. Pero Fusions es más que todo esto. Se puede definir como una mezcla de rol, Dragon Ball y experiencia Pokémon en medio de un mundo y puesta en escena original. De las más curiosas entre los más de cien juegos DBZ que han aparecido hasta el momento.

El mundo al revés

Los eventos de Fusions empiezan con nuestro avatar y su compañero y rival que, tras encontrar las bolas de dragón, le piden a Shenron un deseo: organizar el torneo mundial definitivo.  No queda muy claro lo que entiende el gran dragón porque acto seguido, somos absorbidos por un portal dimensional y acabamos en un mundo que no es como conocíamos: se han fusionado elementos de distintos lugares típicos de Dragon Ball. La solución, ir a la corporación cápsula para hablar con Bulma.  Aquí empezará nuestro periplo para llegar al torneo, que se complicará con un malvado plan que deberemos erradicar y la presencia de un brazalete creado por Bulma que permite fusionar todo tipo de personajes sin las limitaciones que conocemos sobre esta técnica.

El argumento, que avanza mientras vamos entablando conversaciones y situaciones divertidas con un sinfín de personajes y villanos, sirve para hilar un videojuego que se basa en tres conceptos: exploración, recolección y combates. Nuestro desarrollo se narra junto a estos personajes: Trunks, Goten, Pan y Goku pequeño. El cruce de universos, personajes y mundos es total, sin limitaciones ni miedos a que el fan más acérrimo haga una mueca de desaprobación. Porque esto hay que tenerlo claro: no es un juego para el defensor a ultranza del “canon”, de lo que es Dragon Ball y lo que no puede ser. Aquí se da barra libre en todos los sentidos, y como antes lo acepte el fan de Goku mejor se lo va a pasar.

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Previo a todo esto tenemos la posibilidad de personalizar nuestro personaje con un nivel de detalle que nos hubiera encantado ver en Xenoverse. Humanos, saiyans, namekianos, monstruos y aliens son las posibilidades iniciales, escogiendo también el género que queremos y teniendo a nuestra disposición una gran cantidad de pelos, caras y facciones distintas. Además, la nueva raza alien permite crear personajes parecidos a monstruos conocidos como Ginyu, Dodoria o Burter entre otros, mientras que hay una raza mucho más completa que la de monstruo = a Boo, pudiendo hacer creaciones similares a los Kai. En este punto es importante destacar que a medida que compramos y conseguimos piezas de ropa, éstas también las podemos personalizar cambiándoles el color, permitiendo mucha más variedad también en este sentido.

Destacar que vamos a tener por delante un camino en el que podremos encontrar más de mil personajes. Muchas son creaciones tipo avatar que no tienen demasiado interés, pero no faltan los grandes personajes de la saga. De hecho, es el juego con más personajes jugables de todo el espectro de videojuegos Dragon Ball. Además, podremos fusionar muchos de ellos. Todos los personajes son fusionables con nuestro avatar, aunque el resultado visual no es el mejor y denota cierta falta de inspiración; pero también tendremos fusiones entre personajes conocidos muy curiosas. Ver personajes como Piccolo o Krilin, Tien y Yamcha, Raditz y Nappa, Jeice y Guldo, Gohan del futuro y Trunks… Cada personaje ‘canon’ tiene distintas fusiones disponibles que amplían el potencial de sus habilidades. Aquí entra el concepto recolección, ya que el juego invita a ir reclutando todo tipo de personajes para completar nuestro listado y de paso, conseguir hacer equipos más y más fuertes. Eso sí, las fusiones con nuestro avatar son muy flojas y poco trabajadas a nivel visual.

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El camino hacia el más fuerte

Una vez estamos ubicados en esta brecha temporal que une los mejores luchadores de distintas líneas de tiempo, tenemos que intentar llegar al gran torneo. Pero para hacerlo tendremos que romper unas barreras que exigen conseguir una serie de energías de colores. Bulma, siempre atenta, nos regala Ziku, un radar-3DS que nos acompaña y nos ayudará en nuestros primeros compases. Para conseguir esta energía simplemente tenemos que derrotar a enemigos que encontramos por el mundo y que tengan el tipo de color que buscamos. La acción se divide en dos partes: por un lado exploramos libremente el mundo buscando misiones principales, eventos secundarios y otros extras; y por otro, el mapa de batalla cuando entramos a luchar.

Los combates son una mezcla del formato clásico de juego por turnos pero con varios elementos dinámicos. Tenemos una barra debajo del escenario en la que los iconos de nuestro equipo, de un máximo de cinco, y los rivales van corriendo de un punto A a un punto B. Tipo ATB de los Final Fantasy, cuando llega el turno del personaje puede atacar (cada uno tiene distintas velocidades). Las opciones son varias: ataques melé, ataques ki, cargar energía o hacer ataques especiales.  Una vez decidimos el ataque, tenemos que marcar desde que dirección hacerlo.

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Esto es importante por varios motivos: primero porque se activa un minijuego en el que el rival puede bloquear el golpe; segundo, porque cuando atacamos podemos conseguir propiedades extras. Por ejemplo, mandar el enemigo hacia la posición de un compañero para que dé un golpe extra; o hacerlo rebotar contra un rival para que se dañen ambos; o, lo mejor, lanzarlo fuera del ring para hacerle daños importantes y que reinicie su turno.

En este punto también se añaden funciones complementarias, como hacer ataques combinados si tenemos personajes de nuestro equipo cerca. Una vez tenemos cargadas varias bolas de energía (cuando nos golpean, cuando golpeamos o cuando reservamos turno se cargan) podremos lanzar ataques especiales que son más contundentes y que recrean fielmente acciones del universo Dragon Ball.  Naturalmente, aquí entra en juego la personalización de nuestro equipo: hay personajes curadores, como Pan y Gine, otros que potencian ataque y defensa del equipo, otros basados en ataques físicos, otros con ondas de energía poderosas… encontrar el equilibrio y cambiar de equipo en según qué batallas por las particularidades del enemigo es clave.

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El sistema de combate es muy dinámico,  permite hacer combinaciones interesantes y además, añade movimientos devastadores que aportan espectacularidad y agilidad. Tendremos una barra verde que se rellena en dos partes. Una primera mitad nos puede servir para reclutar un enemigo si conseguimos lanzarlo fuera con dicho ataque. La segunda es la multifusión: creamos un personaje fusionado con los cinco miembros del equipo y lanzamos ataques devastadores. En ambos casos se activa primero un minijuego donde luchamos en tiempo real cargando barra de ki y dañando de manera grave a los enemigos antes de acabar lanzando el gran golpe.

A todo esto hace falta añadir un par de detalles más. Algunos niveles nos obligan a terminar de alguna manera, por ejemplo matar a todos los enemigos a la vez o lanzarlos todos fuera del ring; también podremos hacer fusiones in-game entre personajes (como Goku y Vegeta) para conseguir un personaje más poderoso. Por último, una vez hemos completado el combate subiremos stats de nuestros personajes, que van ganando niveles y atributos,  y conseguiremos nuevos ataques. Dichos ataques podemos seleccionarlos y personalizar a nuestro equipo, cambiando los movimientos especiales de nuestro avatar pero también de otros miembros.

En el juego iremos avanzando por las misiones principales y con la necesidad de hacer combates aleatorios con personajes repartidos por el mapa o con las misiones secundarias. Ambos casos son necesarios para reclutar personajes y conseguir la energía para abrirnos paso en los 7 mundos que iremos visitando hasta el gran y difícil jefe final. En cierto punto de la aventura encontraremos brechas temporales que podremos activar cargando Ki. A cambio aparecerán luchadores más poderosos –y atractivos porque no son avatares- para enfrentarnos a ellos y, si ganamos, poderlos reclutar.

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El sistema de combate funciona perfectamente y tiene muchas posibilidades, pero es cierto que algunos combates se pueden hacer algo pesados en algunos momentos por la naturaleza de los mismos. A veces, sin poder hacer nada, nos encontraremos con salidas de ring constantes que nos obligarán a ser espectadores hasta que nos toque el turno, y sobre todo en niveles altos puede ser frustrante en varios momentos.

El principal problema que encontramos en el juego es que por un lado hay muchos de los mejores personajes, icónicos y carismáticos, que no podremos reclutar hasta haber terminado la campaña. Esto hace que el avance durante las primeras veinte horas de juego, que es lo que dura la historia principal, pierda algo de fuerza cuando vemos que hablamos con saiyans legendarios que no se suman al plantel a pesar de que por guion, podrían hacerlo perfectamente.  Otro problema es que el endgame es menos rico de lo que podríamos esperar. Sí, tenemos la opción de ir reclutando personajes  con las brechas temporales y conseguir más y mejores luchadores, pero tampoco es que tengamos grandes eventos posteriores donde aprovecharlos (uno con el abuelo Gohan, otro Beerus) más allá de los, eso sí, duros, combates para dichas brechas.  También podremos recolectar las bolas de dragón, combates mediante tras encontrar su lugar con el radar, para poder pedir deseos.

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Apartado técnico

Dragon Ball Fusions usa un estilo gráfico ‘cabezón’ que es desenfadado y encaja bien con el tipo de propuesta que nos ofrece. Por desgracia, es cierto que técnicamente el juego es mejorable tanto en los detalles y elementos que podríamos ver en pantalla, tanto en modo exploración como en combate, y tiene excesivos jaggies a la vista, algo que forma parte del día a dia de 3DS pero aquí es más acusado. Eso sí, las animaciones de combate y diálogos de los personajes funcionan a buen nivel. Las voces en japonés también son un regalo para los fans de la saga y la música que acompaña el juego cumple su cometido sin más. Destacan los efectos especiales de ataques, golpes o movimientos como el efecto de volar a toda velocidad.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.