Bladestorm: Nightmare
- PlataformaPS46.5XBO6.5PS36.5
- GéneroAcción
- DesarrolladorKoei
- Lanzamiento20/03/2015
- TextoInglés
- VocesInglés, Japonés
BladeStorm: Nightmare
La fiebre por las remasterizaciones sigue adelante, tocando esta vez a un juego muy particular. BladeStorm, título lanzado en 2007 para la anterior generación de consolas, recibe una puesta al día y se estrena en las nuevas plataformas con Nightmare, ofreciendo un toque de fantasía a la Guerra de los Cien Años.
Mucho antes de su fusión con Tecmo, previamente incluso a que saboreara las mieles del éxito en Japón con su macrofranquicia Musou/Warriors, Koei era mayoritariamente conocida por sus juegos de simulación histórica, siendo especialmente relevantes al respecto las sagas Romance of the Three Kingdoms (reinventada posteriormente como desenfrenado arcade con el nombre de Dynasty Warriors) y Nobunaga’s Ambition (trasladada más tarde al género de la acción con el nombre de Samurai Warriors). Es más, estas sagas incluso se siguen publicando a día de hoy (las últimas entregas de ROTTK –doceava- y Nobunaga’s Ambition –catorceava- datan de 2012/2013, con ports para PS4 y Vita aparecidos el año pasado), aunque en occidente lleven ya bastantes años brillando por su ausencia.
Aunque el éxito occidental de los Warriors/Musou no haya sido nunca como para tirar cohetes, al menos ha permitido que varios títulos surgidos a raíz de la franquicia, más cercanos al género estratégico por el que Koei solía ser conocida (obviamos los Empires ya que, aunque cuentan con una vertiente estratégica, no dejan de lado la acción característica de los Musou), se hayan dejado ver por aquí. Tal es el caso de los tres Kessen, los dos Dynasty Tactics y un título peculiar llamado BladeStorm: La Guerra de los Cien Años, aparecido en el ya lejano 2007 para Xbox 360 y PlayStation 3. Con BladeStorm, Koei dejó momentáneamente de lado las guerras históricas orientales para fijar su atención en los conflictos medievales occidentales, más concretamente en la conocida como Guerra de los Cien Años, la cual enfrentó a ingleses y franceses a lo largo de nada más y nada menos que 116 años, entre los siglos XIV y XV de nuestra era.
Un conflicto de tanta duración, en el que participaron líderes históricos como Juana de Arco, Edward de Woodstock o Ricardo II (y en el que también tuvieron mucho que decir diversos reinos ibéricos como el de Navarra, Castilla o Portugal, aunque prácticamente todas las naciones europeas acabaron tomando partido de una u otra forma), cuenta con material más que suficiente para crear una franquicia a la altura de cualquier Dynasty o Samurai Warriors al uso. Las primeras informaciones aparecidas sobre el juego parecían indicar que nos encontrábamos ante un nuevo spin-off Musou, con grandes campos de batalla de libre recorrido, dos monumentales ejércitos enfrentándose en tiempo real, control directo sobre nuestro personaje… Sin embargo, la mecánica de combate de BladeStorm distaba bastante de las raíces beat ’em up habituales en un Warriors, ya que no existían cadenas de golpes y la estrategia adquiría una importancia crucial a la hora de liderar diversos tipos de escuadrones en el campo de batalla.
La de BladeStorm era sin duda una mezcla extraña, que finalmente no logró contentar ni a los aficionados a la estrategia ni a los seguidores de los Musou y su deliciosa jugabilidad cercana a lo que sería un Final Fight sobredimensionado. Las puntuaciones por parte de la prensa especializada fueron modestas (en esta casa el juego se llevó un 6 sobre 10) y, para acabar de rizar el rizo, el juego no cosechó en Japón las notables ventas de las que suele (o más bien solía) disfrutar un Musou dado que el conflicto histórico en el que se basaba BladeStorm era occidental en lugar de oriental. Visto lo visto, Koei acabó por desechar la idea de convertir al juego en una nueva franquicia y decidió enterrarlo profundamente, como si de un E.T. atariano se tratara.
Pero resulta que, al igual que aquellos legendarios cartuchos de E.T. para Atari 2600, BladeStorm ha acabado volviendo a ver la luz solar contra todo pronóstico. Bien es verdad que algo se pudo intuir en Warriors Orochi 3, entre cuya ciclópea plantilla de personajes pudimos ver a Juana de Arco, pero aquello se tomó más como un guiño por parte de Koei a lo que pudo ser y no fue que otra cosa. Sin embargo, la compañía nipona ha acabado aprovechando la actual (y muchos ya dirían que enfermiza) fiebre por las remasterizaciones next-gen para rescatar a BladeStorm del olvido, dándole un lavado de cara, añadiéndole una nueva campaña y relanzándolo bajo el nombre de BladeStorm: Nightmare en las plataformas PS3, PC (solo en digital para estos dos formatos), One y PS4 (tanto en digital como en físico para estas consolas). Son muchas las preguntas que cualquier usuario puede hacerse tras conocer la existencia del juego que nos ocupa: ¿A la segunda va la vencida? ¿Se encuentra la actualización gráfica a la altura de los tiempos que corren? ¿El contenido añadido posee el suficiente peso como para que consideremos que el juego es algo más que un simple refrito? Pues bien, todas estas cuestiones, y algunas más, serán convenientemente respondidas a continuación.
A rey muerto, rey puesto
Para resumir un conflicto del calado de la Guerra de los Cien Años, aunque sean sus inicios, sería necesario un espacio tremendamente mayor del que disponemos para redactar el presente análisis, así que dejémoslo en lo siguiente: La familia real inglesa, allá por el siglo XIV, poseía ciertos derechos de sucesión al trono francés (Eduardo III, rey por entonces de Inglaterra, era nieto de Felipe IV, el que fuera rey de Francia desde finales del siglo XIII hasta principios del XIV). Los ingleses no daban mucha importancia a la posibilidad de asaltar el trono francés, hasta que, en su lucha por someter al Reino de Escocia en aras de unificar las tierras británicas bajo una misma bandera, se encontraron con que los escoceses recibían un fuerte apoyo desde tierras galas (ya se sabe: el enemigo de mi enemigo…). Así que Eduardo III decidió atajar el problema de raíz sentando a un inglés (él mismo, por supuesto) en trono francés, por lo que reclamó sus derechos de sucesión a la poltrona gala. Obviamente, el monarca que por entonces tenía a bien descansar sus reales posaderas en dicho asiento, el rey Felipe VI (no, no es el que estáis pensando), no estaba muy de acuerdo con todo este asunto, por lo que estalló la guerra entre ambos países; y menuda guerra, dado que los conflictos se sucedieron a lo largo de más de un siglo.
BladeStorm, tanto el juego lanzado en 2007 como la remasterización que ahora nos ocupa, se encuentra ambientado en la Guerra de los Cien Años y, al igual que sucedió en dicho conflicto, aquí los mercenarios adquieren un papel muy importante. Tanto el bando inglés como el francés contrataban a toda compañía mercenaria que se les pusiera a tiro para engrosar sus ejércitos, algo que no es de extrañar en una guerra tan larga como aquella. Por lo tanto, aquí ya nos encontramos con la primera de las muchas diferencias que BladeStorm posee respecto a un Warriors/Musou clásico, ya que en lugar de seleccionar a uno de entre los diversos personajes históricos que jugaron un papel importante en el conflicto, pasaremos directamente al editor para crear un personaje anónimo que trabajará como mercenario para el mejor postor. Las batallas que se nos presentarán serán más que numerosas, y nosotros decidiremos en todo momento si queremos poner nuestra espada al servicio de Francia o Inglaterra.
Existirán batallas que, debido a lo sucedido en acontecimientos anteriores, se encuentren de antemano inclinadas hacia un determinado bando, el cual nos ofrecerá más oro que el bando contrario si decidimos unirnos a él. Por el contrario, si nos unimos al bando que tiene las de perder y le ayudamos a dar la vuelta a la situación, obtendremos menos oro pero mucho más prestigio, el cual a la larga puede llegar a ser muy importante para nosotros. También hay que tener en cuenta que no es conveniente permanecer demasiado tiempo con un único bando, ya que mantener la guerra en un estado equilibrado de poder entre ambos países acaba siendo a la larga muy beneficioso para nosotros. Eso sí, ninguna guerra es eterna, ni siquiera ésta, por lo que a lo largo del juego se sucederán eventos cruciales que, dependiendo de nuestras acciones, acabarán decantando la victoria final del lado inglés o del bando francés. También podemos tomar parte en acontecimientos cruciales y acabar cambiando la historia tal y como sucedió, teniendo por ejemplo la oportunidad de salvar a Juana de Arco de su triste destino en la hoguera.
Entre batalla y batalla, la taberna será el lugar donde podremos descansar y usar el dinero y experiencia obtenidos hasta entonces para mejorar el equipo y habilidades tanto de nuestro personaje como de los pelotones que comandamos en los combates. Existen muchas posibilidades al respecto, con un abanico de opciones bastante nutrido para invertir lo ganado hasta entonces. Podemos comprar armaduras de toda clase y condición, libros de estrategia que nos permitirán comandar nuevas clases de pelotones, contratar soldados que podremos desplegar a voluntad en el campo de batalla, adquirir estandartes que nos ofrecerán diversas ventajas en combate… En cuanto a la personalización, además de poder equipar a nuestro personaje con las armaduras y armas adquiridas, también podemos subir el nivel de los pelotones que es posible comandar, así como sus características individuales (mayor salud, daño, defensa, aumentar el número de soldados que componen el pelotón…). Una vez todo esté listo, solo nos quedará firmar un nuevo contrato y regresar al campo de batalla.
A la hora de entrar en combate, la sensación inicial es sin duda la de encontrarnos ante un Warriors/Musou de libro, pero pronto nos daremos cuenta de que esto no es ni mucho menos así. Aquí los soldados están agrupados en pelotones, de los que existen decenas de tipos diferentes (espadachines, lanceros, arqueros, jinetes, berserkers…), y todos ellos cuentan con un líder. Sin el líder, el pelotón se disolverá, por lo que está claro cuál debe ser nuestro objetivo principal cuando nos enfrentamos a una de estas escuadras. Eso sí, si vamos por nuestra cuenta duraremos muy poco tiempo en el campo de batalla. Al contrario de lo que sucede en un Warriors/Musou, aquí nuestro personaje no es un supersoldado capaz de ventilarse él solito a centenares de enemigos sin tan siquiera despeinarse, más bien todo lo contrario.
Por sí solo, nuestro personaje apenas alcanza a lanzar un ataque simple pulsando el botón R1, y ahí se acabaron todas las posibilidades ofensivas. Así, es crucial que nos acerquemos a un pelotón que forme parte de nuestro ejército para pasar a comandarlo pulsando el botón X. A partir de entonces, con el botón R1 atacaremos tanto nosotros como nuestros soldados, y además abriremos un abanico de nuevas posibilidades ofensivas ya que con los botones cuadrado, triángulo y círculo activaremos diversas acciones especiales, como un ataque más potente, una embestida, fortalecer nuestra defensa… Cada pelotón cuenta con acciones especiales distintas, y éstas se encuentran reguladas por una barra temporal que se vaciará al activarse dicha acción, por lo que deberemos aguardar un determinado tiempo antes de volver a disponer de ella.
Cada pelotón posee además ciertas ventajas o adolece de diversos inconvenientes a la hora de luchar contra otra unidad. Por ejemplo, si comandamos una unidad de caballería y luchamos contra un pelotón de espadachines, podemos barrer el suelo con ellos sin ningún problema. Si los soldados a los que nos enfrentamos blanden picas, la cosa ya estará algo más igualada, por lo que deberemos actuar con precaución. Pero si vamos a caballo y nos encaramos con un pelotón de arqueros enemigos, lo más prudente es dar media vuelta y salir corriendo, pues nos encontraremos en clara desventaja frente a ellos. Dado que en todo momento podemos abandonar el pelotón del que formamos parte (dejando brevemente pulsado el botón X) y pasar a comandar otro, en dicha situación lo mejor es que nos bajemos del caballo, busquemos una unidad de soldados aliados que blandan espada y escudo, y los usemos para cargar contra los arqueros.
Además, si nos acercamos a un comandante aliado con el que poseamos cierta afinidad, podremos enlazar su pelotón al nuestro pulsando el botón R2, lo que nos dará acceso a nuevas posibilidades ofensivas entre las que destaca sin duda el BladeStorm, que no es otra cosa que el ataque más potente que podemos disponer, el equivalente en este juego del Musou visto en la serie Warriors. El resto de la refriega ya sí se desarrolla de una forma más similar a la de un Musou normal, siendo nuestro principal objetivo el de eliminar comandantes enemigos y conquistar fuertes rivales para así aumentar el grueso de nuestro ejército y disminuir las fuerzas del contrincante.
Pesadilla antes de navidad
El modo Nightmare, sin duda la gran novedad del juego que nos ocupa respecto al BladeStorm lanzado hace ocho años, nos ofrece una nueva campaña que brinda no pocas novedades al contenido original, y que le inyecta una buena dosis de fantasía y épica al conjunto. El argumento nos narra cómo, a medida que pasan las décadas y la guerra se recrudece, la carnicería generada por la lucha entre Inglaterra y Francia acaba invocando a una legión de demonios que no dudan en arrasar con todo lo que se pone por delante. Ambos ejércitos no tienen más remedio que dejar atrás sus disputas y unir fuerzas para hacer frente a este mortífero enemigo, pero todo esfuerzo parece ser inútil. El número de tropas con las que cuenta el bando demoníaco parece no tener fin, y eso por no mencionar a los gigantescos monstruos (dragones, cíclopes, grifos…) que comandan sus ejércitos, capaces por sí mismos de arrasar a tropas enteras y de derribar hasta el más grueso y fortificado de los castillos.
Para acabar de empeorar la situación, el bando humano acaba descubriendo con sorpresa que el ejército demoníaco se encuentra comandado ni más ni menos que por Juana de Arco. ¿Una represalia quizá contra aquellos que acabarían traicionándola y enviándola a la hoguera? Sea como fuere, la humanidad parece condenada a su extinción. El ejército aliado no deja de mermar en número, y no puede hacer otra cosa que ceder terreno ante el imparable avance de los demonios. Sin embargo, dos mercenarios anónimos hacen acto de presencia en una de las batallas cruciales de la guerra, y consiguen dar la vuelta a la situación gracias a la misteriosa espada que porta uno de ellos. Con dicha arma es posible adueñarse de las mentes de los demonios enemigos, por lo que pueden ser usados en contra de sus propios aliados. Gracias a ello la balanza al fin se equilibra, aunque todavía quedarán muchas guerras por librar y no pocas preguntas que responder.
Como podéis comprobar, el modo Nightmare es una expansión en toda regla, y ofrece una carga nada desdeñable de contenido (nuevas unidades, nueva historia, nuevas opciones a la hora de combatir…) respecto al material original. Incluso una de las novedades de Nightmare, como es la posibilidad de dar órdenes hasta a cuatro pelotones por medio del mapa de batalla, pasa también a estar disponible en La Guerra de los Cien Años. Y ahora hay que dar respuesta a la gran pregunta: ¿Es recomendable la adquisición de Nightmare si ya poseemos el BladeStorm original? La respuesta es sí, ya que el contenido añadido es bastante jugoso. Pero si la propuesta del BladeStorm original no te llamó la atención en su momento, la respuesta pasa a ser entonces un rotundo no, ya que en esencia este Nightmare no deja de ser más de lo mismo en lo referente a mecánicas y jugabilidad.
De generación a generación y pago porque me toca
La industria de los videojuegos se ha convertido en un monstruo del entretenimiento que devora todo lo que se le pone por delante, incluidos tanto los propios videojuegos como los usuarios que disfrutan de ellos. Esta industria es, con infinita diferencia respecto a otras opciones de ocio, la que peor trata a sus clientes, y no faltan ejemplos (DLCs, online de pago, material bloqueado que solo se encuentra disponible si volvemos a pasar por caja, pases de temporada, títulos que cuestan verdaderas fortunas camuflados como free to play…) que corroboran esta afirmación. Uno de los últimos abusos tiene que ver con los refritos, remasterizaciones, relanzamientos o como cada cual quiera llamarlos. Cuando Sony eliminó la retrocompatibilidad de sus plataformas y Microsoft simplemente la dejó morir, ambas empresas sabían muy bien lo que hacían. ¿Quieres jugar a ese título que tanto te gusta en tu nueva y flamante consola? Bien, puedes hacerlo, pero solo si vuelves a pasar por caja.
Por desgracia, estas remasterizaciones parecen estar vendiendo bien (las ventas de muchas de ellas no son para tirar cohetes, pero dado lo que le cuesta a las compañías desarrollarlas, es fácil para ellas obtener beneficios), así que han llegado para quedarse. Al menos hay remasterizaciones que se molestan en ofrecer algo más respecto a lo ya jugado previamente, y sin duda BladeStorm: Nightmare es una de ellas. No solo por el nuevo contenido, sino también por la puesta al día de su apartado visual. Eso sí, tampoco esperemos encontrarnos aquí ante un juego que exprime al máximo nuestra One, PS4 o PC overpowered, dado que nada de lo ya visto anteriormente se ha rehecho de cero y el nuevo contenido toma como plantilla la versión PS3. Al menos, las conversiones de BladeStorm: Nightmare destinadas a sistemas más potentes cuentan con mayor resolución, un frame rate estable y un número superior de unidades simultáneas en pantalla.
En lo que sí que hay que darle un tirón de orejas a Koei (y bien largo) es en algo que hace que Nightmare se encuentre en clara desventaja respecto al BladeStorm original. No nos referimos al manual de instrucciones de su versión física (que también), sino al hecho de que el juego de 2007 contaba con una traducción de los textos al castellano, algo que brilla por su ausencia en esta nueva versión. La política de Koei al respecto en los últimos años está clara (traducción de textos del japonés al inglés, y que ya cada uno se apañe como pueda), pero al menos podían haber tenido la decencia de dejar la traducción al castellano del material perteneciente a La Guerra de los Cien Años tal y como estaba, en lugar de lanzarlo todo en la lengua de Shakespeare. Las voces, eso sí, pueden ser escuchadas en inglés tanto en la sección original como en la nueva, y teniendo en cuenta que en los últimos años ya Koei ni se molesta en ofrecer nada que no sea el doblaje original japonés, bien podemos darnos con un canto en los dientes al respecto.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.