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Alone in the Dark

Alone in the Dark

  • PlataformaPC8
  • GéneroAventura, Acción
  • DesarrolladorInfogrames
  • Lanzamiento10/12/1992
  • TextoEspañol
  • EditorInterplay

Solo en la oscuridad

Alone in the Dark, Retro Análisis - Los misterios de Derceto

Viajamos al pasado, concretamente a la mansión Derceto de Alone in the Dark para PC, a descubrir los misterios y secretos que por allí moran.

En MeriStation seguimos repasando los títulos de terror que dieron origen a lo que hoy conocemos como survival horror. Si hace unas semanas os hablamos de Sweet Home, lo más sensato es que hoy lo hagamos de Alone in the Dark, un videojuego de Infogrames lanzado para ordenadores en 1992. Su puesta en escena y la magistral lección que ofrecieron los galos de cómo hacernos pasar miedo con un producto interactivo es de sobra recordada por los más viejos del lugar.

Esta fascinante aventura comenzaba en el momento en el que tecleábamos cd Alone, dábamos la orden de iniciar el ejecutable y aparecía en pantalla el armadillo de Infogrames en dos dimensiones, lo típico de aquella época. Nada fuera de lo común salvo que al momento, como si de magia vudú se tratara, aquél animal plano y con apenas una pequeña gama de colores se transformaba en un completo modelo en tres dimensiones que giraba sobre sí.

Esa escueta transición era toda una declaración de intenciones a la que le seguiría, tras elegir uno de los dos personajes jugables, otra donde se mezclaban elementos poligonales con escenarios en dos dimensiones. Aquella quietud en el horizonte, una rana solitaria en la carretera, la tensión de ver luces en la aparentemente mansión abandonada y una entidad extraña dándonos la bienvenida desde una ventana ya nos dejaba claro que una fiesta de bienvenida no nos iban a dar...

Un terror de primera

Alone in the Dark fue uno de los videojuegos pioneros en el uso de gráficos en tres dimensiones. Creado por un equipo compuesto únicamente por desarrolladores franceses, fue todo un éxito desde su lanzamiento. Es también uno de los primeros títulos donde podíamos escoger el sexo del personaje protagonista; un detective privado llamado Edward Carnby y Jeremy Hartwood, sobrina del dueño de la mansión donde ocurren los hechos. Si bien ambos llegan a la mansión Derceto con objetivos distintos pronto descubren que su propósito en aquél lugar será el mismo.

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Libros, rompecabezas, pistas y toda una serie de criaturas sobrenaturales nos dejan ver que Derceto esconde más secretos de lo que a primera vista deja entrever. De hecho, la protagonista femenina, es sobrina del fallecido dueño de la mansión y llega a dicho lugar para encontrar algún indicio que le permita descubrir por qué su tío tomó la decisión de quitarse la vida allí mismo.

La jugabilidad de Alone in the Dark en la década de los 90 era bastante novedosa pues el jugador tomaba el control del personaje en un entorno creado en dos dimensiones con elementos en 3D. El control era tosco, como si de un Resident Evil clásico se tratara, “tanque” total.

Se podía llevar a cabo diferentes acciones con el protagonista pulsando tan solo un botón aunque para ello primero había que entrar en el menú de estado y seleccionarlas previamente. Este sistema tan sencillo presentaba también la inconveniencia de que era engorroso pues por cada acción debías navegar por las opciones. Una mejor decisión hubiera sido asignar dichas acciones al teclado aunque también es cierto que la tensión que provocaba este sistema se hubiera ido al garete de haberse hecho de otra forma.

Investigar muebles, moverlos —que levante la mano quien “dejó entrar” al primer enemigo por la ventana— , abrir puertas, resolver puzles, todo muy típico en la actualidad pero acciones que antes, todas juntas y en un escenario en tres dimensiones lo hacía único.

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Derceto, la mansión donde pasábamos buena parte de la aventura, era un lienzo en blanco. Podías ir donde quisieras ya que salvo en contadas ocasiones el videojuego te dejaba explorar a tu libre albedrío. Toda la trama consistía en explorar e investigar los diferentes manuscritos y libros para saber qué ocurría en ese misterioso edificio. Habían enemigos, claro que sí, pero eran pocos y cobardes. La mayoría podían esquivarse o hacerles morder el polvo sin necesidad de armas pero lo cierto es que tampoco nos encontrábamos demasiados en el título.

Los combates se solventaban a tortazo limpio o con el uso de armas de todo tipo, tanto de pólvora como de filo o de impacto. Sin embargo tanto la primera opción como las dos últimas no eran demasiado aconsejables pues, o la batalla se volvía peligrosa o el objeto se rompía fácilmente. Por contra, las de fuego, contaban con un número limitado de balas que había que gestionar cuidadosamente.

La ambientación incluía detallados entornos en dos dimensiones que junto a los modelados en 3D de personajes y enemigos hacía algo más realista la cosa; al menos mucho más que otros títulos de la época. Para crear tensión el equipo de desarrollo decidió que las cámaras fijas ayudarían a que el jugador sintiera más tensión en cada esquina. Resident Evil o Silent Hill son claros ejemplos de que la fórmula funcionaba y aquí se aprovechó al máximo utilizando el entorno para crear más sustos. Dos de ellos, por ejemplo, se presentan ante el jugador nada más comenzar la aventura, en el altillo.

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Si bien Alone in the Dark contaba con banda sonora lo cierto es que la mayor parte del periplo de ambos protagonistas era muda, obviando los guturales gemidos de los diferentes enemigos que por allí pululaban. Lo que había funcionaba y la calidad era bastante buena pero era algo más anecdótico y machacón que otra cosa. Además de típicos efectos de sonido digitalizados el videojuego contaba también con voces en inglés para algunos textos en pantalla —en castellano— .

Ya fuera por la novedad del momento o lo bien conseguida que estaba la ambientación, Alone in the Dark era capaz de ponerte la piel de gallina en un santiamén. Además era un videojuego fuertemente inspirado en las obras de H.P. Lovecraft y Edgar Allan Poe y no lo ocultaba en absoluto. Desde los misterios que rodeaban a la mansión, la cantidad de documentos y libros en ella —incluso extractos del Necronomicón— o los diferentes tipos de enemigos. Todo destilaba un aire lovecraftiano que tiraba de espaldas y eso siempre gusta.

Otra semilla del mal

Nadie duda de que Alone in the Dark sentó las bases modernas de lo que más tarde llegamos a conocer como el género survival horror. Sin embargo y como habéis leído en el videojuego de Infogrames se tiraba más por la exploración y la resolución de rompecabezas. La segunda entrega intentó arreglar la carencia de acción del primero pero el experimento añadió piratas unido a una menor libertad de movimiento y la cosa no salió tan bien.

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El título francés continúa disponible para su compra en diversas plataformas digitales y aunque ha envejecido de aquella manera sigue siendo totalmente disfrutable. De hecho os sorprenderá cómo sigue siendo capaz de poner en estado de alerta y constante tensión a pesar de su vetusto apartado audiovisual. Ahora imaginaos eso pero en 1992 y comprenderéis por qué marcó a toda una generación de jugadores.

Conclusión

Alone in the Dark sigue siendo uno de esos juegos fascinantes que, incluso con los años, sabe mantener el tipo. Su lograda ambientación y el misterio que rodea a Derceto es lo más vibrante de este survival horror. Sin embargo si buscas combate en este juego puede que no esté hecho para tí; aquí se viene a investigar. El control es demasiado tosco y un punto negativo muy a tener en cuenta, sobre todo si nunca has lidiado con algún otro similar.

Lo mejor

  • Su lograda ambientación.
  • El primer survival horror serio.
  • La trama era interesante y bien contada.
  • La ambientación y momentos imborrables

Lo peor

  • La música terminaba siendo algo machacona.
  • La gestión de las acciones daba más de un quebradero de cabeza.
  • El control podía desesperar.
8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.