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Cine

Tarantino es un maestro del plagio y la historia de cómo robó el plano más mítico de su cine lo demuestra

Al director le han perseguido toda su carrera las acusaciones de coger cosas de otras, pero como él mismo dice, “no habría durado tanto si eso fuera todo”.

Tarantino

Ya sabéis cómo es la envidia. Ver a Quentin Tarantino alzarse con la Palma de Oro en Cannes con apenas 31 años y la que era su segunda película, ‘Pulp Fiction’, no sentó demasiado bien a algunas personas. Tampoco ayudó que su carrera posterior lograra ese rara avis de conquistar a crítica y público por igual (sus premios Oscar y sus números en taquilla así lo acreditan). En los círculos más esnob, entre los cinéfilos que consideran mainstream a Asghar Farhadi y Jafar Panahi, al director siempre se le ha hecho de menos porque, según se dice, copia muchísimos planos de otros autores.

Hasta el mítico Ennio Morricone, compositor que trabajó con Tarantino en la banda sonora de ‘Los odiosos ocho’, llegó a pronunciarse así sobre el director: “Roba a los demás y simplemente junta lo de otros. No hay nada original en lo que hace. No es un verdadero director. No se compara a los grandes de Hollywood como Alfred Hitchcock, Billy Wilder o John Huston. Ellos eran geniales. Tarantino sólo se dedica a rescatar cosas viejas”.

En su día, la narrativa sobre sus saqueos cobró tal fuerza que el propio Tarantino tuvo que pronunciarse y lo hizo dando en los morros a sus críticos. Lejos de negar la mayor, el cineasta admitió que se inspiraba en las películas que consumía y aseguró que no se avergonzaba de ello. “Robo de cada película que se ha hecho. Si algo tiene mi trabajo es que estoy cogiendo continuamente de aquí y de allí y mezclando cosas. Me han puesto una diana porque los críticos saben que soy cinéfilo y que no me avergüenzo de abrazar a mis antecesores. Se limitan a insultarme diciendo que cojo un trozo de Leone y le añado una pizca de Cimino, pero no habría durado tanto si eso fuera todo”.

Plano del maletero
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Así, Tarantino ha hecho suya la máxima de Picasso que dice “los grandes artistas copian, los genios roban” y hasta ha cogido de terceros el plano más famoso de su filmografía, el llamado “plano del maletero” que se repite en todas y cada una de sus películas. Aunque muchos fans lo consideran suyo, este ángulo de cámara se remonta a 1948, cuando Anthony Mann lo usara en la película ‘Orden: Caza sin cuartel’ (un clásico del cine negro). Antes de que el director lo usara en ‘Reservoir Dogs’ también aparecería en ‘A sangre fría’ (Richard Brooks, 1967), ‘Mad Max 3. Más allá de la cúpula del trueno’ (George Miller, 1985) y ‘Solos con nuestro tío’ (John Hughes, 1989).

Al buscar aquellos primeros planos del maletero queda patente lo que dice Tarantino. Todos ellos le dan la razón cuando dice que no basta con copiar y pegar. El director hizo suyo el plano, lo actualizó y adaptó a sus necesidades. Antaño no tenía el mismo uso y no era tan picado. En los extras del DVD de ‘Abierto hasta el amanecer’, él mismo profundizaba en este tipo de enfoque y en el remozado significado que le imprimió en sus películas.

Maletero
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El primer "plano del maletero" de la historia se remonta a 'Orden: Caza sin cuartel', de 1948.
Tarantino
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'A sangre fría’ (Richard Brooks, 1967) es el segundo más antiguo.

En las películas de Tarantino, el plano del maletero empezó sirviendo para convertir a sus personajes en criminales, es decir, para todo lo contrario de lo intentado en los ejemplos de más arriba, donde quienes se asomaban eran policías. Así parecían malechores infames, peligrosos. Y también a diferencia de los anteriores, en los del director no se mostraba de primeras lo que había dentro para atrapar al espectador y captar aún más su atención. Que el ángulo sea también muchísimo más pronunciado tiene un motivo puramente narrativo. Hace a los protagonistas más grandes y poderosos, logrando el efecto contrario su contraplano, a menudo hacia personas débiles e indefensas. Con el paso del tiempo, según creció su filmografía y la popularidad del plano, Tarantino empezó a guardárselo para los momentos clave de la película que fuera, a modo de aviso para sus fieles de lo que estaba por venir (’Kill Bill’) o incluso como conclusión (’Malditos bastardos’).

Por tanto, no hay mejor plano del maletero para demostrar el valor del cine de Tarantino, que bebe de otros, como él mismo admite, pero también evoluciona y desarrolla cada técnica, abordando de un modo distinto los recursos de antaño y llevándolos a un punto donde añade más aportaciones a la fórmula original que ingredientes había de partida.

Por más que duela a muchos, su cine también es único. ¿Qué más se puede decir?

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