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‘Dos hombres y un destino’ y el mítico final de Robert Redford y Paul Newman que cambió el cine para siempre

El wéstern que unió a dos de los mayores iconos del cine, Robert Redford y Paul Newman, dejó para el recuerdo un final que rompió todos los esquemas.

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Rubén Martínez
Redactor de Meristation. Comenzó como colaborador en la sección de vídeo en 2015, y desde 2017 es redactor de la sección de guías y trucos. Desde 2018 cubre Fortnite en su totalidad y continúa elaborando guías, temas de actualidad, análisis, reportajes y todo tipo de contenido sobre videojuegos.
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Robert Redford nos ha dejado en pleno 2025 a los 89 años de edad, pero para el recuerdo quedará una filmografía repleta de películas tan emblemáticas como ‘Dos hombres y un destino’ (título original: ‘Butch Cassidy and the Sundance Kid’). No solo fue uno de los largometrajes más icónicos de su carrera, sino que su recordado final rompió una de las grandes reglas no escritas de Hollywood: los héroes siempre sobreviven. Recordamos cómo la secuencia final de este wéstern se convirtió en el ejemplo más representativo de uno de los recursos narrativos más manidos de la ficción, denominado como “final del ejército boliviano”.

‘Dos hombres y un destino’ de Robert Redford y Paul Newman, y cómo su final cambió las reglas de Hollywood

El desenlace de ‘Dos hombres y un destino’ fue bastante chocante en el momento de su estreno en 1969, y se considera uno de los momentos más impactantes de la historia del cine. Tras huir y sobrevivir a innumerables persecuciones, Butch Cassidy (Paul Newman) y Sundance Kid (Robert Redford) terminan acorralados en Bolivia por un ejército que les supera ampliamente en número y armamento.

‘Dos hombres y un destino’ y el mítico final de Robert Redford y Paul Newman que cambió el cine para siempre
Los personajes de Paul Newman y Robert Redford deciden "morir matando" en el final de 'Dos hombres y un destino' (1969)

En un gesto de valentía suicida, deciden lanzarse juntos a un último tiroteo, saliendo de su cobertura. En este momento, la pantalla se congela, y comienzan los títulos de crédito. Aunque no se plasma en pantalla la muerte de los personajes, la tragedia es tan evidente como inminente, dejando al espectador con un regusto que combina épica y amargura.

Con el paso del tiempo, diferentes críticos de cine y comunidades cinéfilas identificaron este desenlace como un ejemplo paradigmático de lo que hoy se conoce en la cultura pop como el Bolivian Army Ending. Webs como TV Tropes popularizaron el término para referirse a aquellas historias donde los protagonistas, sabiendo que se enfrentan a una muerte segura, deciden iniciar las hostilidades para morir con dignidad y para llevarse con ellos a todos los enemigos que puedan. Eso sí; un rasgo distintivo de este recurso narrativo es el hecho de que el atroz desenlace se sugiere, pero no se muestra como tal. Esta herramienta argumental desafió la tradición hollywoodiense del héroe invencible y, en su lugar, sirvió para destacar la vulnerabilidad humana, la amistad y la resistencia hasta el último aliento de Butch y Sundance.

Este tipo de desenlace se ha replicado en numerosas obras de ficción, tanto mediante homenajes directos como en forma de “versiones adaptadas” adecuadas al contexto de cada historia. En el mundo del séptimo arte, películas como ‘Furia Oriental’ (1972) o ‘300’ (2006) retomaron la idea del protagonista que, ante circunstancias de adversidad extrema, decide morir “a su manera”, dejando una última imagen que se graba a fuego en las retinas de los espectadores.

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En el mundo de los videojuegos también hay ejemplos muy memorables: Red Dead Redemption (2010) coloca al jugador en un final casi calcado al de ‘Dos hombres y un destino’, con John Marston enfrentándose solo a un grupo enorme de pistoleros; mientras que Halo: Reach (2010) despidió a Noble Seis con un epílogo jugable en el que es aniquilado sin contemplaciones por fuerzas ingentes del Covenant, no sin antes llevarse por delante a todos los alienígenas que puede.

Más de medio siglo después, ‘Dos hombres y un destino’ sigue siendo imprescindible no solo para entender la evolución del wéstern, sino también la consolidación de Robert Redford como estrella internacional. Su icónica secuencia final no solo definió un recurso narrativo que marcaría a varias generaciones de creadores, sino que también dio al actor uno de los momentos más recordados de su carrera. Hoy, al despedirnos de Redford en 2025, esa imagen congelada cobra un nuevo sentido: la de un artista que, contra todo pronóstico, se lanzó y cambió las reglas del cine siendo tanto actor como director, y cuyo potente simbolismo permanecerá intacto en cada espectador que desee a revivir ese mítico desenlace.

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