Telefonía y ciberseguridad
El truco poco conocido para saber dónde se redirigen las llamadas y protegerte de los ciberataques
Marcando estos tres códigos en nuestro teléfono móvil podremos saber si nuestros datos como los mensajes y llamadas se redirigen hacia otro número sin nuestro consentimiento.
En plena era de la información, cuidar la privacidad es un aspecto esencial si no queremos ser víctimas de posibles estafas o robos de datos. Nuestro teléfono móvil es una gran herramienta que nos permite estar comunicados con el resto del mundo, pero también es la principal puerta de entrada para los hackers y otros intrusos externos que pueden hacerse con nuestra información privada. Dada la gran capacidad de estos dispositivos para recopilar nuestros datos privados, se convierten en algo muy suculento para estos delincuentes. Pero para protegernos de estas intrusiones, tenemos un método sencillo y efectivo: la introducción de varios códigos que nos permiten conocer si nuestro móvil ha sido intervenido o “pinchado”.
Estos tres códigos te permiten saber si te están espiando el teléfono móvil
Las redes y sistemas de telefonía móviles permiten que, independientemente del terminal que utilicemos, tengamos a nuestra disposición tres códigos que podemos utilizar para detectar si nuestro dispositivo móvil ha sido intervenido. Los códigos son los siguientes:
El uso de estos códigos MMI es muy sencillo: simplemente “llamamos” a estos números usando la función de llamar de nuestro móvil. Esto hará que, en función del código introducido, nuestro terminal nos devuelva la información precisa con respecto a cada uno de los números que hemos usado. Se trata de una herramienta simple y efectiva que permite comprobar que nuestro teléfono no ha sufrido ninguna intervención que pueda poner en peligro nuestra privacidad.
Cabe destacar que, a veces, la redirección de llamadas forma parte del contrato con nuestro operador. Si usáis uno de estos códigos y veis que hay una redirección hacia un número que no conocéis, no entréis en pánico y comprobad primero, llamando a vuestro proveedor de servicios, si efectivamente os están ofreciendo esta función y lo desconocíais o lo habíais olvidado.
También recordamos que esto es una medida de detección, y no de prevención. Para evitar vernos envueltos en este tipo de problemas, debemos seguir unas buenas prácticas a la hora de utilizar nuestro teléfono móvil, como colgar inmediatamente si un interlocutor desconocido comienza a hacernos preguntas de carácter personal, no responder a las llamadas con un “¿sí?” o evitar instalar software de procedencia desconocida que pueda comprometer nuestra información.
¿Qué motivos tendría otra persona para “pincharnos” el teléfono?
Aunque no seamos personas famosas o poseamos un gran patrimonio, cualquier persona es vulnerable a un “pinchazo” o intervención telefónica ilegal. La realidad es que nuestra información personal y la que compartimos en nuestras conversaciones cotidianas puede ser valiosa para otros. Los motivos pueden ser variados y a menudo responden a intereses específicos: desde obtener datos confidenciales como contraseñas, información de cuentas bancarias o detalles de acceso a plataformas hasta escuchar información privada que pueda ser usada para manipulación, chantaje o extorsión.
Además, en el contexto de un proceso judicial abierto, nuestras comunicaciones privadas pueden revelar opiniones, hechos o conversaciones que podrían ser empleadas para desacreditarnos o perjudicarnos durante el juicio, si bien es cierto que en este caso la intervención telefónica debería haber sido aprobada previamente por un juez para que estas nuevas evidencias tengan validez legal. Esto es lo que diferencia un “pinchazo” legal de uno ilegal.
Por otro lado, en ámbitos laborales y de empresa, alguien podría utilizar esta información para obtener una ventaja competitiva, conocer planes estratégicos, o evaluar la estabilidad de una compañía a través de las conversaciones de sus empleados. En resumen, el “pinchazo” telefónico no solo afecta a personas influyentes; cualquier individuo puede ser objetivo de uno, pues la información que manejamos en nuestro día a día puede tener un valor que trasciende lo económico. Mantener a buen recaudo esta información y ser cuidadoso con cómo nos comunicamos y qué datos decidimos compartir con los demás debe ser una de nuestras máximas prioridades, pues no ser cuidadoso en este aspecto podría perjudicar a familiares, amigos, o compañeros de trabajo además de a nosotros mismos.