19 años desde que Plutón dejó de ser un planeta y muchos aún no saben que fue por culpa de dos uruguayos
Las razones y la historia del cambio que obligó a reescribir todos los libros de texto del colegio.

...Urano, Neptuno y Plutón. Han pasado casi 20 años y muchos aún no lo hemos superado. Es lo que tiene que nuestros profesores nos hicieran aprender a soltar de carrerilla el nombre de todos los planetas del Sistema Solar. Lograron que se nos grabaran a fuego en la memoria. ¿Para qué? Dios les libre de saberlo, pero el caso es que Plutón quedaba perfecto como remate final. Por eso se sintió como una traición que nos lo arrebataran de la lista el 24 de agosto de 2006, 76 años después de su descubrimiento. Esas cosas no se hacen.
Seré villano pero yo esto lo banqué, era eso o aceptar 5 planetas enanos más. No era serio que el sistema solar parezca una liga del chiqui tapia https://t.co/vforha2sLW
— lean (@totardo__) August 28, 2025
¿Qué requisitos ha de cumplir un cuerpo celeste para recibir la categoría de planeta?
La Unión Astronómica Internacional (IAU para los amigos, por sus siglas en inglés), la máxima autoridad en este campo, redefinió por aquel entonces lo que necesitaba un cuerpo celeste para recibir la categoría de planeta. Eran tres condiciones. La primera, que debían tener una masa lo suficientemente grande como para adquirir una forma redondeada por culpa de la gravedad. Check. La segunda era que debían orbitar alrededor del Sol. Fácil también; check. Y la tercera, la que provocó el despido de Plutón, era que no pueden convivir con otros cuerpos celestes de tamaño similar en sus inmediaciones. O dicho de otro modo, era necesario que fueran los únicos vecinos del barrio.
Plutón está rodeado de decenas de cuerpos celestes pertenecientes al cinturón de Kuiper. No es lo suficientemente grande para expulsarlos gravitacionalmente de su órbita (lo que se conoce como dominancia orbital) y según la IAU, eso lo desacredita como planeta. Esta afirmación fue aceptada de manera oficial tras una asamblea del organismo en la que se votó el tema y salieron 237 papeletas a favor, 157 en contra y 17 abstenciones. Apenas un 56.93% de sus miembros estaban totalmente convencidos con la decisión. Por la mínima, pero dos uruguayos habían conseguido lo que parecía imposible. Obligar a cambiar todos los libros de texto del mundo y echar a perder ‘La canción de los planetas’.
La historia de la decisión que degradó a Plutón
En 1977, un joven Julio Ángel Fernández Alves (Montevideo, 1946) entró a formar parte de la IAU, la FIFA espacial. En concreto, se le asignó al Comité de Nomenclatura de Cuerpos Menores. Su trabajo consistía en aprobar o rechazar los nombres puestos por sus descubridores a distintos cometas y asteroides. Básicamente, apuntarlos en una base de datos tras comprobar que no eran de tipo político ni de índole religiosa. Una tarea que él mismo describía como mecánica hasta la década de los 80, en la que se hallaron centenares de trozos de hielo y roca en las inmediaciones de Plutón, donde formaban una especie de frontera entre el Sistema Solar y el resto del universo.
En 1992, cuando pudieron ser observados por primera vez, estos asteroides fueron bautizados como el cinturón de Kuiper y empezó el runrún en torno a lo que suponían para Plutón. A Julio Ángel le tocó entonces dar nombre a estos cuerpos celestes (y número, pues eran miles y resultaba imposible acordarse de la nomenclatura). Quizás por lo aburrido del asunto, el astrónomo uruguayo aceptó la ‘broma’ de un compañero suyo, Brian Mardsten, de ponerle a Plutón un número simbólico, el 10.000. Era el más veterano y se merecía ser el líder de todas aquellas rocas flotantes.

La IAU no tardó en ponerse en contacto con ellos y les pidió que se dejaran de bromas e innovaciones. Los planetas no tenían número y la gente estaba confundida con su clasificación, así que tuvieron que retirarle aquel homenaje, pero Julio Ángel había echado a rodar la bola y aún no lo sabía. Apenas unos años después, en 2003, se descubrió Eris, un cuerpo celeste que era prácticamente igual en tamaño que Plutón. No había ningún motivo para que uno fuera un planeta y el otro no. El debate empezó a caldearse y se llegó a una conclusión: en pleno siglo XXI, no se podía seguir con la definición de planeta que habían dado los griegos (“objetos en movimiento sobre un fondo de estrellas fijas”). Tocaba actualizarla.
La IAU formó entonces un grupo de siete personas (tres de Estados Unidos, dos de Francia, una de Japón y otra de Inglaterra) para decidir qué era un planeta. Un petite comité secreto cuya primera propuesta no dejó indiferente a nadie. “Que orbite una estrella, que no sea un satélite y que tenga suficiente gravedad para ser casi redondo”. Aquello acepción suponía pasar de 9 a 12 planetas. La IAU pretendía aceptar como tal a Eris y hasta a Caronte, la luna de Plutón. Proponían considerar a estos dos “un sistema de planeta doble” (pues orbitaban alrededor del otro y del Sol) y que todos los asteroides de Kuiper fueron considerados “plutones”.

Los uruguayos que cambiaron el mundo espacial
Para Julio Ángel, aquella definición era una broma. Era demasiado simple y justo por eso suponía añadir más y más planetas a la lista. Pensaba que la IAU estaba condicionada por la NASA y su misión New Horizons, la cual consistía en mandar la primera sonda de la historia a los confines del Sistema Solar a conocer Plutón. Había costado 700 millones y como para que ahora un par de cientifícios le quitaran importancia a su objetivo.
El uruguayo decidió recurrir a su compatriota Gonzalo Tancredi, director de un observatorio en las afueras de Montevideo, y redactar una propuesta alternativa basándose en los años de experiencia de Julio Ángel poniendo nombre a los vecinos de Plutón. Gracias a sus contactos y su currículum en la IAU, el organismo accedió a permitirles llevar a cabo una presentación sobre el tema. Después de unas semanas del trabajo más intenso de su vida, la expusieron a los 100 astrónomos que iban a votar la idea original de los 12 planetas. Y tras las aclaraciones de los dos uruguayos y un debate encendido, apenas 20 personas votaron a favor del cambio.

Lo sucedido corrió como la pólvora y la IAU tuvo que convocar otra asamblea urgente para plantear los cambios propuestos por Julio Ángel y por Tancredi. Estos distinguía tres clases de cuerpos celestes: los planetas, los planetas-enanos y los cuerpos menores. Finalmente serían aprobados en votación tras largas jornadas de debate y Plutón terminaría perdiendo su condición de planeta. Pasaría a ser considerado un planeta-enano más, como Eris, Ceres, Haumea y Makemake. A su vez, Caronte volvería a ser la luna de Plutón..
A José Ángel le nombrarían desde entonces presidente de la División de Sistemas Planetarios de la UAI y como él mismo ha dicho en numerosas entrevistas, aquello fue solo el principio. Tuvo que enfrentarse a decenas de instituciones que se oponían al cambio, a manifestaciones en las calles, a problemas de toda índole con organizaciones educativas y a grupos de recogida de firmas con cientos de disidentes (la mayoría norteamericanos). Y lo más gracioso de todo es que él sigue pensando que el término “planeta-enano” es algo confuso y se podría aclarar y afinar más, pero la experiencia le agotó de tal forma que está convencido de no empezar él esa disputa. Al menos a corto plazo.
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