Impresiones de Forza Motorsport, un primer paso por curva convincente

Una nueva generación de Xbox no sería lo mismo sin la presencia de Turn 10. Aunque en Xbox Series X|S ya hayamos visto el estreno de la marca Forza con el sobresaliente Horizon 5 de Playground Games, la saga principal cocía a fuego lento una entrega rompedora. Seis años nos separan de un Forza Motorsport 7 que ya sumaba elementos en positivo en cuanto a la forma de progresar. Ahora, el estudio se desprende de la etiqueta numérica para comenzar una nueva etapa, una nueva carrera hacia el futuro vitaminada con el potencial de Xbox Game Pass y el hardware de reciente estreno.

En MeriStation ya hemos podido jugar a la introducción de la denominada Driver’s Cup, el modo carrera de toda la vida. El fragmento jugable a nuestro alcance apenas aborda cinco circuitos y cinco vehículos, pero ha sido suficiente demostración para conocer el impulso jugable (al menos con mando) que ha recibido la fórmula. Recuerda que Forza Motorsport llegará el 10 de octubre a Xbox Series X|S y PC.

Sobre el asfalto

Entre los flashes iniciales de Forza Motorsport, el estudio nos pone inmediatamente en el cockpit de uno de los grandes nombres propios de su garaje. Hablamos del Cadillac #01 Racing V-Series.R 2023, un prototipo que debuta este año en el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC) homologado por la FIA. Los cambios en la física del vehículo se perciben desde el primer momento; de hecho, coger el volante con la mentalidad de los anteriores Forza no nos sirvió. Realmente se necesita cogerle práctica a sus nuevos sistemas.

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¿Por qué decimos esto? Pues, sobre todo, por el paso por curva. El reparto del peso hacia los ángulos del coche se traslada con bastante más precisión a los sticks. El feedback que recibes del comportamiento del coche es muy fiel, muchísimo más que en anteriores entregas. En nuestro caso nos gusta jugar con pocas ayudas activadas. Por ejemplo, en los frenos nos gusta desactivar el ABS. Pues bien, en este caso el control del pedal para no bloquear los neumáticos requiere un cuidado de cirujano.

Todo el conjunto de mecánicas alrededor del control tiene una respuesta directa sobre otro elemento del chasis. Si giras en exceso el volante (el stick izquierdo en este caso) al paso por curva, te deslizarás y perderás más tiempo que si clavas la dirección tal y como debería. Insistimos en la precisión que requiere. No vale la fuerza bruta, el girar como si fuese un arcade más: realmente se trata de mimar la pulsación de cada gatillo y stick como si tus dedos fuesen las piernas sobre los pedales, y los pulgares como las manos del piloto en el volante.

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Evidentemente no todas las experiencias de juego son así, ya que puedes personalizar al detalle cómo puede ser la tuya. Y ahí entra en juego otro de los apartados que más han mejorado: las ayudas. Tanto el control de tracción como la estabilidad las colocamos en en modo deportivo, un punto ideal si juegas con mando, ya que se tiene en cuenta la habilidad sin perder de vista que estamos en un videojuego. También agradecemos la posibilidad de ajustar el campo de visión, personalizado por cada tiro de cámara disponible. En cabina optamos por la máxima. De 53º que viene de predeterminada, en Xbox Series X permite ajustarla hasta 65º.

Dominando cada palmo de la pista

Otra de las novedades que debemos destacar es el sistema de maestría. Ya os hablábamos largo y tendido sobre ello al poco de desvelarse, pero realmente no lo aprecias tanto hasta que lo pruebas por ti mismo. El potencial de la herramienta es total. Durante la preview saltamos directamente a la primera prueba tras la introducción, que nos lleva a competir en el circuito de Grand Oak. La primera vez que saltamos a la pista lo haremos en una sesión de práctica, es decir, tenemos un número de vueltas limitadas dado nuestro combustible para poder correr e intentar aprender cada palmo del asfalto.

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Cada vez que salgamos de una curva obtendremos una puntuación del 1 al 10 en base a ese segmento. La nota que obtengamos será el resultado de cómo hemos seguido la trazada óptima y cómo hemos entrado y salido de ella. La primera vez vas un poco a ciegas. Te guías por la apreciación de la potencia de tu coche (o la trazada visual, que se puede activar vía ayudas). Gracias a este sistema te permite progresar más rápidamente en el conocimiento del circuito que guiándote simplemente por los tiempos de cada vuelta.

La primera vuelta, como decíamos, a ciegas. La segunda coge gustillo. Durante la tercera pruebas a ir un poco más allá. Así hasta que en la sexta vuelta te percatas que has batido tu anterior récord por dos segundos o más. Es un sistema que ayuda a los dos grandes perfiles de jugador. Por un lado el novato, que aprecia que su habilidad se va perfilando. Debemos recordar que la experiencia recibida en cada segmento aumenta el nivel del coche que estamos pilotando, lo que luego nos ofrece recompensas con las que impulsarlo. Por otro, el entusiasta, que va a conocer dónde falla y qué debe mejorar para rascar las décimas que le faltan en el crono. Este sistema se une a la dificultad a través de la posición de parrilla. Cuanto más atrás salgas, más créditos sumarás.

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Queremos destacar el grado de fidelidad visual que logra en Xbox Series X, donde hemos podido jugar la build en desarrollo. En la consola encontramos tres modos gráficos: rendimiento (resolución 4K a 60 fps), rendimiento RT (60 fps con resolución dinámica y trazado de rayos) y calidad visual (resolución 4K con trazado de rayos a 30 fps). Nosotros hemos elegido casi en todo momento el primero, lo que se traduce en una imagen nítida a un framerate sólido, el ideal para jugar en todas las vertientes. Debemos incidir en la calidad de los interiores, que gracias a la posibilidad de cambiar de campo de visión, podemos apreciarlos mucho más.

Primera toma de contacto convincente

La primera toma de contacto con Forza Motorsport nos ha convencido. Hablando puramente de lo que percibimos sobre el asfalto, la conducción se ha renovado para que los usuarios más exigentes, quienes juegan con menos ayudas, tengan una experiencia de control que requiere habilidad. La sensibilidad del golpeo del gatillo para acelerar o frenar requiere sutileza. De verdad se transmite la sensación de tener mayor control de lo que ocurre en el vehículo, y al mismo tiempo están presentes más matices que antaño.

También debemos destacar la introducción de sistemas como la maestría, que tienen un impacto positivo en cuanto a nuestro aprendizaje sobre el coche que controlamos y el trazado en el que nos encontramos. Incluso diríamos que tiene un punto adictivo, ya que la experiencia obtenida en cada segmento se suma al montante del vehículo para poder recibir recompensas.

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