Wo Long: Fallen Dynasty, análisis. Adictivo y desafiante: puro Team Ninja

Team Ninja no defrauda. Lo advertíamos cada vez que una build en desarrollo pasaba por nuestras manos. Es bestial, desgarrador y tremendamente adictivo. Es el soulslike más agresivo que encontrarás en los últimos meses. El estudio vuelve a firmar un combate sin fisuras, en el que los pulgares bailan al compás de la acción. El tango hecho videojuego, donde el que lleva la iniciativa y se arriesga obtiene su recompensa.

Pero Wo Long: Fallen Dynasty va más allá de un combate sin fisuras. La presencia del sistema de moral marca la mecánica más influyente de sus últimas fórmulas. Impacta a todos los niveles y da sentido a exprimir cada escenario como si fuese el último. No está exento de problemas que le alejan del sobresaliente, pero resulta difícil no recomendarlo a cualquier amante de esta vertiente.

La ruta del Qi: influencias y estructura del combate

Durante meses se ha vendido una imagen próxima a Sekiro: Shadows Die Twice, la entrega más rompedora de From Software desde su idilio con la vertiente Souls, pero en la práctica encontramos también similitudes con la estructura de Bloodborne. Ambos mantienen una filosofía jugable que empuja al jugador a cometer riesgos constantes. En Bloodborne la recompensa directa en combate se percibe minimizando daños en tu barra de salud; en cambio, Wo Long: Fallen Dynasty se te anima a llenar tu barra ofensiva para reducir la recuperación del rival.

Tu situación en combate se determina por el medidor de energía, situada bajo tu salud. Funciona a ambos lados. Si va a la derecha quiere decir que estamos jugando bien, es decir, asestando golpes rápidos y constantes sin recibir daño del rival. Es importante que esa energía la reinviertas hacia el enemigo. Al pulsar el botón triángulo (Y en Xbox) realizaremos un ataque pesado que liberará todo el acumulado hacia el rival. Ellos también cuentan con la misma barra. Si los alcanzas con éxito empujarás su lado izquierdo y reducirás un porcentaje de recuperación.

Como es evidente, el lado izquierdo indica que estás haciendo mal las cosas. Es el equivalente al cansancio. Al llegar al tope quedarás a merced del rival durante unos segundos. Si logras hacer lo propio en el contrario, abrirás una ventana en la que podrás completar una ejecución, un movimiento de mayor daño. Tu objetivo es asegurarte de que las acciones que realices sumen en positivo.

Debes tener en cuenta las penalizaciones. Aunque el ataque básico no influya en negativo, sí lo hace el abusar del ataque pesado cuando no tienes suficientes carga. Una decisión excelente por parte del Team Ninja es haber ligado el sistema de magias al mismo medidor. El equipo se desprende de elementos como el maná para hacer que el jugador, de nuevo, asuma el riesgo de conjurar el hechizo sabiendo que sumará una buena parte de cansancio. Son movimientos que marcan la diferencia, pero debes usarlos con la máxima precaución. También toman peso las bestias divinas, invocaciones que vas desbloqueando a medida que avanzas en la trama que otorgan una ventaja concreta durante un pequeño periodo de tiempo. Buscar el mejor momento para activarlo es otra de las claves.

Al empuñar el arma no cabe duda de que el ADN Sekiro se encuentra aquí. Como ya explicaban sus responsables, las artes marciales chinas intervienen de tal forma que la postura defensiva es al mismo tiempo una postura ofensiva. Más que esquivar, lo que realmente hacemos frente a un ataque es desviar el filo del contrario. La acción no se detiene incluso cuando queremos evitar el impacto. La mayoría de los ataques no tienen señales evidentes para contrarrestarlos. Son básicos, como los que tu realizas la mayor parte del tiempo.

El momento de mayor importancia en este sentido son los ataques de poder, que envuelven al enemigo en un aura roja. Hacen muchísimo daño si fallas el desvío. Volvemos al origen del combate: si aceptas el riesgo de entrar en su ventana de acción, al acertar la defensa añadirás mucho más cansancio al rival, limitarás su energía y potenciarás tu lado derecho. Es clave hacerlo para animar al rival a que entre en parálisis. Estos eventos decantan sin lugar a duda la balanza hacia un lado u otro. Junto a los ataques básicos se encuentran técnicas que ejecutan movimientos especiales dependiendo del arma que portes. Son difíciles de encajar en el ritmo tan alto del combate. De acertar tendrás una pequeña ventaja.

Bandera a bandera

Como decíamos al inicio, el sistema de moral es uno de los mayores aciertos de Wo Long: Fallen Dynasty. Esta mecánica deja a un lado las estadísticas puras del jugador para determinar su poder y el de los enemigos en base a qué zonas ha conquistado del nivel, que aparecen en forma de bandera. Derrotar enemigos, desviar con éxito y ejecutar garantizan un aumento de tu moral, pero si mueres perderás todo el progreso hasta el nivel mínimo que marque las banderas que has colocado.

Hay dos tipos de bandera: las grandes, que actúan como hoguera clásica al estilo Dark Souls, y las pequeñitas, que son una suerte de punto de control con el que restablecer tu salud. Cuanto más nivel de moral tengas, menos daño recibirás de los enemigos. Tu objetivo es asegurarte de que estás igualado en nivel para que el combate sea equilibrado. Siempre puedes arriesgarte a entablar combates con enemigos que te sacan mucha diferencia. Si los matas obtendrás una buena cantidad de moral, aunque no es lo más inteligente perder recursos contra ellos.

Estos progresos (hasta un máximo de 25 puntos puedes lograr) son únicos de cada escenario. Una vez saltes a otro nivel comenzarás desde cero, a no ser que por exigencias del guion comiences con un impulso, algo que ocurre sobre todo en las misiones secundarias. Nos encanta este sistema porque incentiva la exploración mientras da empaque al combate. Hablábamos sobre lo adictivo que resulta jugar y enfrentarse una y otra vez a más retos. Gran parte de la responsabilidad recala en la moral.

El diseño de niveles se adapta a su presencia. No se diferencia demasiado a la forma de construir los escenarios de la franquicia Nioh, por poner un referente cercano dentro del Team Ninja. Son niveles pequeñitos en su mayoría, algunas veces giran en forma espiral para abrir atajos a puntos que parecían ya lejanos. El elemento más disruptivo en este sentido es la introducción del salto. Una acción que puede sonar anecdótica impacta de lleno en la estructura de los niveles. La verticalidad es una constante. Entre combate y combate el control del personaje permite aprovechar el entorno a tu favor. El sigilo interviene para poder llevar la iniciativa, e incluso limpiar secciones de enemigos débiles sin hacer saltar las alarmas.

Del progreso a la herrería

Tierra, agua, fuego, metal y madera. Los cinco elementos (virtudes) de Wo Long: Fallen Dynasty dan forma a la mejora de tu personaje y la naturaleza de los demonios. Al contrario de subir estadísticas individuales, tendrás que elegir en cuáles quieres depositar tus puntos. En la práctica, son grupos que engloban varias estadísticas. Te fortalece contra la misma virtud, y al mismo tiempo te hace más efectivo contra la virtud débil. Por ejemplo, la madera es fuerte frente a la tierra, pero débil contra el metal.

Depende de hacia qué estilo quieres enfocar el personaje conviene invertir en uno u otro lado. El sigilo, por ejemplo, forma parte de la virtud del agua; si quieres ser un fantasma debes mejorarla. Si lo que prefieres es mejorar tu salud y resistencia, debes tirar hacia la madera. Puedes elegir una forma equilibrada, lo que al mismo tiempo te privará de utilizar los hechizos más fuertes de cada virtud. También debes tener en cuenta que las virtudes forman parte de los enemigos. Buscar sus debilidades es una capa más que aporta más profundidad si cabe al combate. Para extender su eficacia interviene el equipo. Cada pieza de equipo escalará de una manera diferente cada virtud. Lo interesante es encajar las virtudes que más estás mejorando para que tengan bonificaciones a partir del equipamiento. De cara a la construcción de builds tendrás numerosos sets en el largo plazo, aunque hemos encontrado que el sistema de loot que utiliza se queda un poco en tierra de nadie.

No recibes la misma cantidad de piezas de equipo que en Nioh, pero el número no se queda lejos. El problema es que al contrario que el mencionado, aquí las diferencias entre ellas son mínimas. No intervienen tanto por estadísticas, sino que las diferencias parten por sus bonificaciones pasivas y el nivel de mejora del que parten. Durante la aventura cambias muy poco de sets. Solo cuando entras en la recta final juegas un poco con el equipo de mayor nivel. Puedes mejorar en la forja tanto armas como armaduras hasta +9; a partir de ahí tendrás que despiezar armas que te den la bonificación que deseas y alterar las de tus principales. No invita demasiado a pasar tiempo en el herrero.

Esas limitaciones se trasladan al bestiario, excesivamente corto. Apenas hemos encontrado más de 20 enemigos de campo diferentes, y algunos de ellos son solo variantes con armas diferentes. Es decepcionante en este sentido. Especialmente en los tramos finales, se repiten en exceso muchos arquetipos en un espacio de tiempo corto. Los jefes finales sí están a la altura. En general son un buen test de reflejos. Encontrarás varios momentos de inflexión que son un examen interactivo sobre las mecánicas del juego. No queremos entrar en detalle para no desvelaros ninguna sorpresa.

Una mano amiga

Durante la mayor parte de misiones principales irás acompañado por varios personajes que forman parte de los Tres Reinos. Debemos decir que la historia nos ha resultado demasiado confusa. Aparece una cascada de héroes a nuestro paso que desvían el tiro sobre lo que se está intentando narrar. Narrativamente es un caos, pero nos parece una nota a pie de página en comparación con el protagonismo de la jugabilidad, la estrella del juego.

Tener compañeros, aunque sean controlados por la inteligencia artificial, ayuda. Eso es así. Es una ayuda relevante para aquellos menos habituales al género. En manos de un veterano intervienen en parte a desviar la atención del enemigo durante momentos concretos. Son más útiles limpiando el escenario que contra los jefes, y es que su escasa defensa les hace comerse casi todos los ataques. Estás más tiempo evitando que se desangren que viéndolos combatir.

Estos aliados mejorarán su nivel de Juramento luchando a tu lado. Cuando llegan al nivel 10, el máximo disponible, te regalan su equipo favorito. De esta forma se anima a los jugadores a utilizar en todo momento lo que ellos denominan Refuerzos. Esta opción, incluida desde cualquier bandera principal, también es el lugar para pedir ayuda a otros jugadores online o invitar a amigos. Lo que hemos jugado en cooperativo ha funciona perfecto. Ni un solo problema de estabilidad encontramos.

Wo Long: Fallen Dynasty se compone de 16 misiones principales y 30 misiones secundarias. Completarlas todas nos ha tomado alrededor de 32 horas. Una vez completas la historia desbloqueas el endgame, que descubre una nueva dificultad que eleva el rango de moral máximo del enemigo y el reto. A cambio podrás desbloquear equipo de rareza 5 con nuevas bonificaciones, cuando el máximo de la primera incursión es 4. En ellas necesitarás jugar a la perfección: de un par de golpes estarás en la lona.

La versión a la que hemos accedido corresponde a la de PlayStation 5. Graficamente está estancado en la pasada generación. Se agradece a solidez de los 60 frames por segundo. La imagen aparece nítida y en algunos momentos los efectos en pantalla son resultones. Pero hasta ahí. Como en Nioh, el músculo gráfico no es su fortaleza; tampoco resta. No hemos encontrado opciones para ir un poco más allá en rendimiento, como un modo a 120 fps.