Sucker For Love: A Date To Die For, análisis. Lovecraft se escribe con ‘Love’ de ‘amor’

Aunque el amor está en el mismo nombre de Lovecraft, el escritor poco tenía que ver con el romance. El horror cósmico ha inspirado una cantidad inconmensurable de videojuegos de terror y también extiende sus tentáculos a otros géneros. Un simulador de citas puede resultar, simultáneamente, una genialidad y un disparate. Si no conocemos Sucker For Love: A Date To Die For, podemos caer en prejuicios que nos hagan esperar un juego de humor y fetichismos, pero Akabara nos ha traído una novela visual que deshace todas las preconcepciones que podamos tener sobre la simpleza del género como del mismo tándem planteado: terror lovecraftiano y romance. La tenemos disponible en PC Windows, aunque lamentablemente sólo esté disponible en inglés.

La inseguridad del propio hogar

Quienes conozcan la precuela Sucker For Love: First Date ya vendrán precavidos sobre lo que depara Sucker For Love: A Date To Die For. Akabara ha creado, de nuevo, un juego desconcertante que rompe las expectativas que plantean los géneros de los simuladores de citas y la novela visual, con un estilo artístico que homenajea al anime de los años 90 y que le sienta como un guante al título. El factor Lovecraft permite añadir un componente de terror que el creador sabe manejar magistralmente para crear una experiencia inquietante.

Sucker For Love: A Date To Die For se compone de un formato episódico que se estructura como un día de la marmota, donde en cada capítulo cambian acontecimientos en una narrativa que tiene un denominador común. La protagonista es una joven apodada Stardust, quien ha recibido una misteriosa carta de su familia fallecida para volver a su antiguo hogar en el pueblo de Sacramen-cho. Al principio de cada bucle temporal, despertará en la biblioteca y deberá regresar a la casa, donde sucede la parte principal de la aventura.

Ampliar

Muchos misterios rodean Sacramen-cho: las continuas desapariciones de sus habitantes, los ojos totalmente blancos de los supervivientes, rituales y sectas. Stardust se pondrá en contacto con la diosa Rhok’zan, la Madre de Todos y la Cabra Negra de Los Bosques. Esta parodia del dios lovecraftiano Shub-Niggurath tendrá el rol del interés romántico de la protagonista en un dúo un tanto dispar: la sensual deidad de la fertilidad con el don de inspirar un deseo animalístico con su presencia, y la propia protagonista asexual. La dinámica entre ambas resulta uno de los puntos más interesantes de una narrativa con giros de guion bastante sorprendentes y que llevarán a diversos finales. Cada uno de los personajes tiene un brillo especial, y su carácter queda subrayado por un doblaje espectacular.

Como en casa, el terror en ningún sitio

El escenario principal de Sucker For Love: A Date To Die For es la casa antigua de Stardust. Su abandono y distribución laberíntica la convierten en el sitio perfecto para ambientar su arcana aventura de terror. A lo largo de la partida, deberemos ir de un lugar a otro de la casa para recoger objetos, buscar algo (o a alguien) o encontrar un escondite, y en ocasiones mientras nos acechan invitados imprevistos. El backtracking será la estrella de todas las tareas y la persecución que sufriremos en cada fase añadirá ese componente de tensión.

Ampliar

En efecto, Stardust no estará segura en su antiguo hogar. Ya sea porque es acosada por los sectarios, o por algún ente que habremos invocado, deberemos caminar entre las estancias con precaución. La mecánica de cada persecución va variando y ascendiendo de dificultad: en un momento, deberemos localizar a una intrusa y golpearla antes de que ella dé con nosotros; en otro deberemos navegar por la casa mientras sorteamos a una horda de fanáticos y en otro una de sus miembros más temibles, Billie, nos perseguirá como si de Mister X en Resident Evil 2 Remake se tratara. Y, como en la obra de Capcom a la que hace homenaje, oyerá nuestros sonidos e irá a nuestra posición, con lo que debemos proceder con extrema cautela.

Aun existe el prejuicio de la jugabilidad de las novelas visuales es pasiva y que sólo se limita a tomar decisiones. Sucker For Love: A Date To Die For desmonta ese esquema para ofrecer una jugabilidad más allá de la lectura activa. Hay exploración, huida y persecución y hechizos para los que debemos reunir una serie de ingredientes, cumplir ciertas condiciones y recitar unas palabras pasando el ratón por encima de ellas al ritmo adecuado. Esta última resulta la más divertida por cómo debemos prestar atención al texto y cumplir al pie de la letra las instrucciones, amén de la inmersión de estar preparando un conjuro con la intriga de ver sus resultados.

Ampliar

En cuanto a la parte de persecución, Sucker For Love: A Date To Die For sabe utilizar el hogar de Stardust a favor: desde cada sala, podemos entreabrir cualquiera de las puertas. Si tras ella observamos algo sospechoso, deberemos cerrar y probar otra salida. Lamentablemente, en ocasiones el algoritmo del juego puede crear una encerrona, pero sólo nos ha pasado ocasionalmente.

El espectacular sonido del juego, además, no solamente juega un gran papel en la ambientación, sino a la hora de indicar la proximidad de enemigos como Billie. Y, para quienes tengan dificultades auditivas o, sencillamente, no tengan un equipo adecuado, los subtítulos también nos darán pistas. La accesibilidad, en verdad, es un tema que Akabara se ha tomado en serio: incluso podemos activar un aviso previo a los sustos repentinos, con lo que los jugadores más sensibles al terror pueden respirar tranquilos.

Ampliar

La mezcla de estética anime y el humor contrasta con el mismo terror de Sucker For Love: A Date To Die For, donde no faltarán los temas habituales del horror cósmico: la demencia, la rotura de las leyes físicas, la pérdida de la propia integridad y etc. Planteada como una serie episódica, sólo podremos acceder al siguiente capítulo si conseguimos desbloquear el final verdadero del episodio presente. En total, son unas 5 horas de juego que pueden dar para una buena sesión de verano.