Astronite, análisis PC. Un metroidvania español hecho con mimo

Muchos consumidores de videojuegos tienen un sueño y es el de crear el suyo propio. Eso es lo que hizo Dume, un jugador como cualquier otro que se lió la manta a la cabeza y comenzó a desarrollar el título que hoy tenemos entre manos hace ya dos años con la herramienta Gamemaker Studio. Astronite, que así es como ha llamado a la criatura, es un producto patrio hecho con mucho amor y paciencia.

Mezclando elementos de varios géneros pero sobre todo del denominado metroidvania, Astronite recoge lo mejor de estos y lo edulcora con un apartado gráfico clásico muy bien llevado al hardware de hoy en día. Sorprende y mucho cómo una persona sin apenas conocimientos de programación ha desarrollado tal proeza. Este es nuestro veredicto.

Estilo 1.5 bits

Aunque no es el primer videojuego que termina Dume, Astronite sí ha sido el único que ha comercializado gracias al interés de la editora española Jandusoft por distribuirlo a todo el mundo. Este muchacho residente en Manresa tenía ganas de desarrollar un título de sabor clásico, como aquellos que disfrutábamos en los micro ordenadores de los años 80. Comenzó a instruirse en el lenguaje de programación de Gamemaker Studio gracias a YouTube y con paciencia y una caña, ha podido terminar un videojuego del que hoy puede sentirse orgulloso.

La trama no es ni innovadora ni demasiado interesante, pero aquí hemos venido a dejarnos los dedos entre saltos y disparos. Neplea es un planeta vivo donde su núcleo se ha hartado de que los habitantes que residen en él hagan y deshagan a su antojo y por ello crea a entidades enemigas con el único fin de dar por finalizado el reinado de la humanidad que habita en el planeta. Tras tanta enemistad los humanos deciden anidar en otro planeta pero aquél que un día llamaron hogar sigue despertando añoranzas por lo que de tanto en cuando visitan Neplea para comprobar si es posible volver a él. Nuestro protagonista es uno de estos exploradores espaciales que vuelven a su antiguo hogar pero un accidente termina con el héroe casi como dios le trajo al mundo.

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Con un prólogo que os recordará a Symphony of the Night o tantos otros del género, pronto nos daremos cuenta de que la aventura no será nada fácil puesto que al terminar la introducción se nos despojará de todos los útiles y habilidades que teníamos equipadas. Bajo una estética 1.5 bits como Dume bien relataba en un conocido foro español —inspirado por Gato Roboto—, muchas plataformas, acción y una más que decente dificultad, estará en nuestras manos el destino de este explorador espacial a lo largo de unas 6-8 horas de juego.

Aunque comenzamos el juego en cueros, a lo largo de esta complicada travesía encontraremos útiles y habilidades mediante la exploración del mapeado o en la tienda que aparecerá en nuestro camino. No hay una moneda válida como tal sino espíritus o Shpirti, como lo llaman en el título, así que más o menos os haréis una idea de por dónde van los tiros. Exacto, Astronite también bebe de la saga Souls por lo que aquí la muerte se paga cara. Todas las almas recolectadas al matar enemigos servirán para añadir mejoras —con un alto coste— a nuestro astronauta pero si morimos habrá que recogerlas de nuevo allá donde perecimos. Si volvemos a morir por el camino, adiós espíritus y la posibilidad de mejorar al protagonista. Y hay opciones muy interesantes que nos hará la vida más fácil en formato power-ups y demás así que cada Shpirti vale oro.

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Además de plataformas con saltos imposibles, enemigos ubicados con muy mala baba y otros problemas de mayor o menor calibre también tenemos que vernos las caras con enemigos jefe con rutinas sencillas de aprender pero complicadas de sortear. Son otro de los escollos a superar en Astronite y podemos afirmar que el juego os traerá loco tanto en esta característica como en el resto. Es un juego complicado, quizás no para tirar la toalla en algún momento, pero no es nada sencillo. Y aún así debemos de dar las gracias a Jandusoft por haber reducido la dificultad ya que el proyecto inicial —incluso en su primera demo oficial— era mucho más desafiante con puntos de guardado más espaciados o menor vida del protagonista.

En definitiva Astronite es un título exigente, adictivo, con un revisitado de mapas muy coherente, hecho con mucho cariño y una duración más que respetable. Sin embargo en nuestra experiencia con el videojuego hemos visto que esa dificultad de la que hace gala a veces está metida con calzador con el único fin de tener mala baba con el usuario. También hay zonas donde el avance es sencillo para luego dar paso a auténticos infiernos donde morir constantemente. Son decisiones de diseño poco acertadas que frustran al jugador, sobre todo cuando al tener que recoger los espíritus después de una muerte tenemos que volver a patear todo lo recorrido y visionar otra vez escenas de diálogo o vídeo.

Sabor clásico

Minimalista sería el adjetivo perfecto para Astronite en lo tocante a gráficos y sonido aunque esto no implica que el producto final sea algo soso en ambos apartados. El pixel art 1.5 bits es delicioso, con animaciones muy logradas y efectos en pantalla a tutiplen. Es un placer verlo moverse y aunque básicamente hayan solo tres colores en nuestro monitor, para nada cansa a la vista. El diseño tanto de niveles como de enemigos está muy conseguido y hay una amplia variedad de escenarios como para no aburrirnos durante la aventura. Y para aquellos que quieran darle un toque más retro a Astronite, el título cuenta con diferentes filtros de pantalla bastante conseguidos de tipo CRT y similar.

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El sonido corre a cargo de zeeWave Sound y mezcla sonidos chiptune con instrumentos más avanzados para crear una banda sonora magnífica. Eso sí, las melodías solo suenan en momentos puntuales y especiales y básicamente en el resto de la aventura nos acompañará el más absoluto silencio junto el sonido de los enemigos y nuestras armas y/o habilidades. Sin embargo nos ha encantado cómo se hace uso de este silencio durante la travesía y cómo se interrumpe en los momentos más álgidos. Además el título cuenta con textos en castellano y catalán además de a otros nueve idiomas.