Análisis de Children of the Sun, una bala para matarlos a todos

A estas alturas está muy claro que el hecho de que un videojuego esté apadrinado por Devolver Digital es garantía de calidad y originalidad. Ejemplos como los dos The Talos Principle, Hotline Miami, Broforce, Enter The Gungeon, The Cosmic Wheel Sisterhood o Cult of the Lamb son buena muestra de ello. A la flor y nata de videojuegos independientes distribuidos por dicha compañía se acaba de sumar Children of the Sun, un rompedor videojuego muy original y con una propuesta única que nos ha encantado. Estamos ante una suerte de fusión de videojuego de francotirador con rompecabezas, una propuesta que funciona de maravilla y que además viene engalanada con un apartado artístico de lo más rompedor.

Realizado en su práctica totalidad por una única persona, René Rother, Children of the sun tiene un acabado visual ecléctico y bizarro que evoca a los títulos de Suda 51, con los que también comparte esa ambientación desconcertante y surrealista que tan a menudo emplea el afamado creador. El título de René Rother nos ha gustado muchísimo, y si bien tiene alguna arista por pulir y nos deja con la sensación de que termina de forma algo prematura cuando estaba desplegando plenamente su potencial y más estábamos disfrutando con él, la posibilidad de picarnos a mejorar las puntuaciones de cada nivel en unos competidísimos marcadores online y los ajustado de su precio de lanzamiento, tan solo 14,79 euros hace que le perdonemos dichos defectos. Un título de lo más interesante, que se ha convertido en una de las grandes sorpresas de la temporada.

Venganza desgarradora contra el culto

Lo cierto es que Children of the sun no se toma excesivas molestias en relatarnos una historia compleja, narrando su trama a través de unas escenas tipo cómic sin diálogos ni texto. Dichas escenas sirven para dar trasfondo a la historia de venganza de la protagonista del juego, conocida únicamente como la chica. Dicho personaje está llevando a cabo una sanguinaria venganza contra los miembros de una secta a la que perteneció en el pasado, siendo la aniquilación del líder de dicha secta su objetivo último. Todo ello, con una estética bizarra, oscura y decadente.

Como ya se ha comentado, el título se centra en su interesante propuesta jugable, dejando que interpretemos la historia a raíz de la breve y ecléctica información que se nos va dando en pequeñas secuencias entre misiones.

Una única bala para aniquilarlos a todos

La parte más interesante del título es su singular y magnífica propuesta jugable, que fusiona jugabilidad de francotirador táctico con rompecabezas de manera muy satisfactoria. Al inicio de cada misión, manejamos a la chica en tercera persona. Podemos moverla de izquierda a derecha y viceversa, por un perímetro exterior a la zona donde están los objetivos a exterminar. A veces dicho perímetro rodea la zona donde están los enemigos, y en ocasiones es un tramo reducido desde donde se observa el área. En cualquier caso, nunca es excesivamente amplio. En dicha situación, no corremos peligro ni hay posibilidad de que nos topemos con enemigos o seamos atacados. El objetivo es localizar a todos los enemigos, con la posibilidad de marcarlos para tener su ubicación controlada a posteriori.

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La propuesta única del juego comienza cuando ejecutamos el disparo, una vez estudiada la zona. Contamos con una única bala para exterminar a todos los miembros del culto presentes en cada misión, cuyo número a exterminar se nos indica al comienzo de la fase. Lo que hace único al título, es la posibilidad de redirigir la bala hacia un nuevo blanco cada vez que realicemos un impacto, como si de un nuevo disparo se tratara. Cada vez que impactamos y eliminamos a un cultista, apuntamos al siguiente y volvemos a hacer fuego. Dicha mecánica se mantiene mientras impactemos en algún objetivo, dándose por completada la misión cuando todos los objetivos sean exterminados. el problema viene cuando no podemos encadenar el siguiente impacto en un objetivo, y si disparamos en ese caso la fase se nos dará por fracasada y deberemos reiniciarla.

Como si de una partida de billar se tratara, hay que estudiar bien la zona y pensar cuidadosamente la secuencia de muertes que vamos a realizar, para poder realizar todas las ejecuciones de manera encadenada. La mecánica funciona a la perfección, añadiendo una capa de rompecabezas muy chula a la jugabilidad táctica de francotirador de otros títulos. A mayores, el juego introduce nuevas mecánicas para que la jugabilidad se mantenga fresca e interesante en todo momento. Coches que explotan que cuentan como blanco para poder seguir encadenando muertes, aves que funcionan de similar manera, o incluso la posibilidad de curvar la trayectoria del disparo e incluso redirigirla por completo con una habilidad que previamente hay que cargar impactando en determinadas zonas de los enemigos hacen que la fórmula se mantenga siempre interesante.

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Los niveles están diseñados de manera que ofrecen muchas posibilidades de resolución, picando al jugador a que maximice su desempeño como francotirador ejecutor. Todo ello, en conjunción con unos marcadores online con las puntuaciones de cada nivel, donde entrar entre los 1000 primeros ya es todo un logro, hacen que el título ofrezca una enorme rejugabilidad si nos picamos y conectamos con su única propuesta. Ello es de agradecer si tenemos en cuenta que en nuestra primera partida no nos llevará mucho más de 4 horas completar todas las misiones.

Este es precisamente uno de los pocos defectos que le encontramos al título. Nos ha resultado un tanto escaso, y sobre todo termina cuando está en plena ebullición y más nos está haciendo disfrutar, dejándonos con ganas de más. También nos habría gustado alguna mecánica más. El título remata de forma abrupta en su mejor momento, quedando muy a merced de una rejugabilidad enfocada a los mencionados marcadores online. Todo ello, junto con el peso que el ensayo y error tiene en el desarrollo del juego es lo único que se le puede achacar, pero en caso de que conectemos con su propuesta nuestra experiencia con el juego va a ser de lo más satisfactoria, y en última instancia se le perdonan dichos defectos y nos dejará con una de esas experiencias que se recuerdan.

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Bizarro y enfermizo

Visualmente, estamos ante uno de esos títulos de personalidad desbordante, con una puesta en escena minimalista, bizarra, ecléctica y muy oscura y decadente. Como ya se ha comentado, evoca de manera inequívoca los títulos de Suda 51, aunque siempre mantiene su personalidad propia en su puesta en escena. Las escenas entre misiones donde se nos van mostrando retazos de la trama están realizadas con un estilo tipo cómic resultón y atractivo Estamos ante un juego que no busca ser un portento técnico en lo visual, pero sí ofrecer un apartado artístico personal que refleje la atmósfera enfermiza de todo lo que lo rodea, algo que consigue de forma muy efectiva. La banda sonora pasa bastante desapercibida, manteniéndose en segundo plano durante gran parte del juego. Los efectos de sonido sí tienen más presencia, y resultan muy curiosos en algunos casos, como por ejemplo cuando movemos a la protagonista antes de efectuar el disparo.

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