¿Es realmente The Last of Us la mejor historia de los videojuegos? ¿O no es ni la mejor de su año?
BioShock Infinite, Mass Effect 3: Citadel... en 2013 se contaron grandes historias en el mundo del videojuego. ¿De verdad es The Last of Us la mejor?
En las redes, todos nosotros somos como hipérboles con patas. Si algo nos gusta se convierte inmediatamente en uno de los mejores inventos de la humanidad. Al menos hasta la semana siguiente, en la que otra cosa captará nuestra atención y sustituirá a la primera. La serie de The Last of Us es un nuevo ejemplo de ello. Todas las críticas parecen ir enfocadas a una sola cosa: hacer comparaciones y lanzar sentencias atemporales (cuanto más exageradas, mejor). Que si ha superado a La Casa del Dragón, que si es la mejor adaptación jamás hecha de un videjuego, que si es la mejor historia jamás contada en el medio. Un momento, ¿qué?
Esta última afirmación ha chirriado a más de uno y no son pocos los que señalan que The Last of Us no solo no es la mejor historia de los videojuegos, sino que no es ni la mejor de su año de lanzamiento (2013). Muchos fans de la industria piden un poco de calma... y de memoria. Porque de su camada forman parte algunos de los grandes juegos narrativos de la última década, como Beyond: Two Souls, Brothers: A Tale of Two Sons, Gone Home, GTA V o el reboot de Tomb Raider. Y hay dos en concreto que han encendido a la comunidad, desde la que varios señalan que no tienen nada que envidiar a la aventura de Joel y Ellie. Nos referimos a BioShock Infinite y Mass Effect 3: Citadel.
Vamos a repasar estos nombres por encima y después os invitamos a votar en nuestra encuesta y opinar al respecto. ¿Es The Last of Us la mejor historia de los videojuegos? ¿Y de su año?
The Last of Us
No queremos contar demasiado sobre la historia de The Last of Us porque al fin y al cabo es la que muchos van a descubrir a lo largo de las próximas semanas gracias a la serie de HBO. Sin embargo, la mención es obligada porque estos días más de uno la ha sentado en el trono sin dar opción a réplica.
Motivos para ello hay de sobra. Podría portar la corona por la relación entre Joel y Ellie. O más importante aún, por la naturalidad con la que ésta crecía y evolucionaba. Por unos secundarios de lujo que no necesitaban más que unos capítulos para volverse inolvidables (Tess, Bill y Frank, Tommy, Sam y Henry, David, Riley). Por esa ambientación postapocalíptica tan manida, sí, pero al mismo tiempo tan cautivadora gracias a sus creaciones originales (como el cordyceps, basado en un hongo real, o los luciérnagas). Por cómo refleja que en este mundo ya no hay héroes o villanos, o buenos y malos, sino un cúmulo de personas grises y capaces de lo mejor y lo peor según la situación. Y por supuesto, por su dilema final y esa mentira que ya es historia de los videojuegos.
Como dice Craig Mazin, el showrunner de la serie, la gracia de The Last of Us reside en que en realidad “es una historia de amor y eso no es bueno. El amor lo conquista todo y eso es problemático. Pensamos que el amor es solamente algo positivo y bonito, que lo es, pero a menudo, el amor también es primitivo, y especialmente el de un padre hacia su hijo. Puede llevar a un miedo intenso y el miedo puede llevar a comportamientos extremos, incluyendo la violencia. Porque debajo del racismo o la xenofobia también hubo amor”.
BioShock Infinite
Antes destacábamos el final de The Last of Us y precisamente ese es el punto fuerte de nuestro segundo aspirante al trono: BioShock Infinite. Porque si la historia de Joel y Ellie te noquea y deja en shock ante la pantalla, la de Booker y Elizabeth te hace salir corriendo a leer teorías y compartir elucubraciones. Una ida de olla made in Nolan que da para ríos y ríos de tinta. Que sus piezas acaben encajando es un milagro de los que no se ven todos los días, pero es que encima encajan también con las del primer BioShock y con las de cualquier otra aventura (en videojuegos u otros medios). Infinite goza de una estructura complejísima y es una de las explicaciones más hermosas que hemos visto sobre la gracia de contar historias.
Por si fuera poco, BioShock Infinite tampoco recurre a una ambientación común a terceros. Ken Levine y compañía se sacaron de la manga una ciudad para el recuerdo (otra, pues ya nos habían regalado Rapture). Los parajes de Columbia son maravillosos y esconden muchos más temas en los márgenes de la trama principal. Presenta la historia de una sociedad utópica, tontea con la física y vuelve a reflejar las luces y sombras de la ambición humana. Ayn Rand hubiera estado orgullosa.
Mass Effect 3: Citadel
La odisea espacial de BioWare siempre tendrá un lugar en nuestro corazoncito y su trilogía principal permanecerá como una de las cumbres narrativas del medio y una de las cimas de su género. Entre 2007 y 2012, la desarrolladora impartió clases de ciencia ficción y demostró cómo se hace un lore de altura, unos diálogos que llegan y unos personajes con relaciones más intensas que las de la vida real. La serie parodió su nombre convirtiéndose en un auténtico fenómeno de masas y no nos engañemos, todos sabemos que cuanfo el hype despega y hay demasiados fans en la nave, el riesgo de estrellarse durante el viaje es muy elevado. Y así estuvo a punto de ser. Los virajes entre el rol y la acción, la necesidad imperiosa de tener la tercera entrega cuanto antes y la política de contenidos descargables de EA casi nos cuestan el despedirnos con un mal sabor de boca. Pero entonces apareció Citadel.
¿Juntar a todos los compañeros de Sephard para un último baile? ¿Dejar atrás los ascensores y hacerlos relacionarse como nunca antes? ¿Y que encima la acción y la historia funcionen? Todo en torno a Mass Effect 3: Citadel sonaba bien y al mismo tiempo imposible. Era organizar la despedida perfecta a horas y horas de viaje. Poner la estrella en lo alto del árbol. La guinda del pastel. Pero BioWare lo clavó. Sabemos que hay quien lo tachará de fan service, pero este DLC logró que muchos hiciéramos las paces con Mass Effect 3 y demostró que la compañía se conocía de memoria las teclas del piano, que sabía cuáles tocar. Porque a veces concluir de manera perfecta el viaje de una década es más difícil que empezar uno de cero y sorprender al público con finales abiertos y promesas de futuro.
Otros (Gone Home, GTA 5, Beyond, Brothers...)
Nos hemos quedado con tres, pero hay muchísimas más. Antes mencionábamos Gone Hone, tan influyente como para ser una de las cunas de su propio género: los walking simulator. O la de Beyond: Two Souls, tras la que se esconde el sello garantía de calidad de Quantic Dream (Farenheit, Heavy Rain, Detroit: Become Human). Quizás la vencedora debiera ser la Brothers: A Tale of Two Sons. ¿No fue la que mejor entendió el medio y posibilitó la carrera de Josef Fares? Recordemos que ésta desembocó en el GOTY de It Takes Two… ¿Y qué nos decís de titanes como GTA V, de guiones mastodónticos y jerga inigualable, o del lavado de Lara Croft? Salir airosa de una operación estética así no es fácil, pero Crystal Dynamics lo hizo callando bocas. Demasiados nombres por analizar para ir afirmando tan a la ligera que The Last of Us es la mejor historia jamás contada en un videojuego.
The Last of Us es una aventura de acción exclusiva para PlayStation 3 que plantea un escenario catastrófico para la raza humana. Está desarrollada por Naugthy Dog, creadores de las franquicias Uncharted y Crash Bandicoot.