Ghostbusters: Spirits Unleashed, análisis. Vinimos, vimos ¡y le dimos una patada en el culo!

Tomando como hilo conductor parte de la última película lanzada por Jason Reitman, Ghostbusters Afterlife, el nuevo videojuego bien podría servir de lanzadera para la continuación de la cinta que está por llegar. En esta casa somos fans acérrimos de la franquicia, así que para este análisis, ¿a quién váis a llamar? A MeriStation, por supuesto.

El Ecto-1 de nuevo en marcha

No queremos destripar demasiado el inicio de Ghostbusters: Spirits Unleashed pero sí os podemos contar que la empresa atrapa espectros fundada en 1984 vuelve al ruedo debido a un movimiento que podemos ver al final de la película Ghostbusters: Afterlife. Con ella, además, vuelve uno de los Cazafantasmas originales, uno apasionado por todo ente ectoplásmico que azote Manhattan y sus alrededores.

Lo que sí podemos contar es que los fantasmas han vuelto para aterrorizar a los neoyorquinos y esta es una de las razones por las cuales el edificio original vuelve a cobrar vida así como el famoso vehículo que transporta a los Cazafantasmas; el Ecto-1. Con el elenco original ya retirado por jubilación, lo suyo es reclutar a aguerridos novatos con el coraje suficiente como para enfrentarse a transparentes y horripilantes criaturas ectoplásmicas. Aquí es donde entramos nosotros.

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Tras una introducción narrada por un fanático de lo paranormal, se nos da la opción de conocer al equipo que compone la antigua estación de bomberos, sede de los Cazafantasmas, para después lanzarnos de lleno a crear nuestro personaje a gusto y antojo. Apenas se ofrecen opciones para personalizarlo al extremo pero se pueden crear personajes lo suficientemente variados. Y esto tiene un por qué que más tarde explicaremos.

¡No crucéis los rayos!

Con nuestro personaje ya diseñado es hora de atrapar fantasmas con un tutorial que explica a la perfección los conceptos básicos de nuestro trabajo como Cazafantasmas. Este seminario tiene en cuenta los detalles más básicos y avanzados de la jugabilidad de Ghostbusters: Spirits Unleashed pero, al mismo tiempo, puede ser difícil de seguir su ritmo de aprendizaje debido a los diferentes textos y voces que aparecen en pantalla al mismo tiempo. Aún así, nada que no solucione el ensayo y error.

Como podéis imaginar, nuestra labor en el título es la de atrapar fantasmas, en primera persona, haciendo uso de los rayos captores del clásico equipo de protones del grupo original. Encontrar a la entidad haciendo uso del medidor PKE, seguir su rastro, lanzar el rayo captor y finalmente la trampa. Y luego, como no, recibir la recompensa por nuestra labor.

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Dicho esto parece como si Ghostbusters: Spirits Unleashed fuera otro juego más para un solo jugador en el que aceptar encargos y limpiar Manhattan, pero nada más lejos de la realidad. Aunque sí cuenta con una suerte de modo campaña donde la historia avanza según objetivos que irán apareciendo a lo largo de nuestras sesiones de juego, el videojuego enfoca su diversión por completo al modo multijugador online.

Illfonic, sus desarrolladores, son expertos en dicho género y son los responsables de juegos como Friday the 13 o Predator: Hunting Grounds, donde la cooperación entre jugadores es primordial. Al igual que este último, en Spirits Unleashed tenemos la capacidad de disfrutar de partidas en red adoptando el rol de espectro, con todo lo que ello implica. Y como al inicio del videojuego, un más que correcto tutorial sobre sus controles y leit motiv aparece en pantalla dirigido por la guía de espíritus Tobin, otro clásico de la franquicia.

Ahora que ya sabemos que Ghostbusters: Spirits Unleashed es un título de jugabilidad asimétrica, es lógico pensar que las partidas se suceden en rondas continuas de partidas donde cuatro jugadores toman el rol de Cazafantasmas y un quinto el de espectro. Esta decisión es aplicada aleatoriamente por la IA del juego así que parte del encanto de cada partida viene dado por ello. Si nos toca ser un atrapa entes, debemos capturar al jugador enemigo. Si tomamos el rol del espectro, nuestra misión es causar el caos y poner en un aprieto al equipo.

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Sin embargo hay varios matices en esta básica lógica y es que como Cazafantasmas, no solo debemos forzar al fantasma a entrar en la trampa de muones sino que también debemos calmar a los asustadizos lugareños, sellar fisuras espectrales que permiten al jugador fantasma transportarse a diferentes áreas del escenario, recolectar objetos y ayudar al resto del equipo. Como fantasma debemos aterrorizar, poseer objetos, escondernos, deshabilitar el equipo de protones del grupo principal e intentar sobrevivir a la partida mientras encantamos el escenario.

Si bien son mecánicas frescas para el género asimétrico también tienen una razón de ser, y es que antes de iniciar una sesión de partidas podemos escoger varias misiones secundarias asociadas a todas estas actividades en la partida. Al completarlas avanzamos en la campaña, desbloqueamos personalizaciones, nuevos espectros o mejoras en general, como el de potenciar nuestro equipo de protones.

Mi tío creía que era San Jerónimo

Sobre la mesa Ghostbusters: Spirits Unleashed tiene una pinta tremenda. El objetivo de la cinta original era darle a los espectadores un espectáculo sobrenatural con muchas lucecitas, añadir toneladas de humor y enseñar los valores de la amistad. Esto último, un poco de tapadillo, es quizás lo que más perenne queda en nuestro recuerdo y no concebimos casi de facto un videojuego en el que no tengamos a un compañero a nuestro lado.

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Por esta razón el título de Illfonic entra de lleno a primera vista. La posibilidad de unir fuerzas con tres amigos más para cazar fantasmas en lugares vagamente inspirados en la franquicia llama mucho la atención. Y si además podemos manejar a un fantasma para llevar de cabeza al grupo, mejor que mejor. Todo, claro está, haciendo uso del chat de voz que incorpora el juego o utilizando herramientas externas como Discord o similares.

Sin embargo todo el potencial de Spirits Unleashed se va al traste cuando su propuesta deja de divertir al cabo de unas horas. Y las razones son varias. Primero porque el juego solo cuenta con cinco escenarios, que si bien son grandes y llenos de opciones saben a poco tras visitarlos todos un par de veces. Lo segundo porque a pesar de que las contiendas se solucionen en apenas 5-10 minutos, la repetición de mecánicas y esa misma rapidez llega a cansar rápidamente.

Al comenzar una partida multijugador en el centro de operaciones de los Cazafantasmas, los servidores te asignan un número de cuatro jugadores con el que iniciar la partida. Eso, claro está, si no la comenzamos con un grupo ya predefinido de amigos. A partir de aquí es una sucesión constante de trabajos de captura a lo largo de cada escenario. Uno detrás de otro, sin escenas cinemáticas de historia por medio y sin texto alguno. En cada escenario uno de los cinco jugadores adoptará el papel de fantasma —sin duda la experiencia más difícil e incluso más divertida— mientras que el resto serán los encargados de dar caza al jugador enemigo.

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Cinco escenarios, partidas rápidas, no mucho más que hacer salvo fastidiar al grupo o dar con el fantasma y poco más. Las tareas secundarias están ahí pero ni son necesarias para terminar la partida ni tampoco obligatorias. Tampoco es difícil desbloquear las mejoras del grupo de cazadores y las opciones de personalización tampoco son para quitarse el sombrero. Menos aún si personalizar a tu avatar es lo que menos te importa en un videojuego.

Tal y como os contamos en nuestras primeras impresiones las partidas están pensadas para dar un disfrute máximo de quince minutos —aunque hemos disputado muchas de entre 2 y 5 minutos—, y sin embargo la magnitud de los escenarios con sus posibilidades dan para mucho más. La opción más lógica es jugar yendo al turrón pero las partidas pueden dar mucho de sí si uno exprime al máximo todas las opciones jugables. Pero claro, el juego no te lo permite y para llegar a ese nivel de comprensión de la situación se requiere tiempo, tiempo en el cual el videojuego ya nos haya aburrido.

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Dicho esto, Ghostbusters: Spirits Unleashed es un buen juego en general, con mecánicas chulas y diversión a mansalva que se desinfla demasiado rápido por la falta de contenido y recompensas por jugar. La ejecución es buena, es una pasada cazar fantasmas o, por el contrario, dar la murga al grupo encargado de atraparnos, pero todo ocurre tan rápido y es tan repetitivo que termina por cansar.

Suceda lo que suceda, seamos profesionales

Para un fanático de la saga Ghostbusters: Spirits Unleashed es todo un homenaje a este universo creado por Dan Aykroyd con la ayuda de Ivan Reitman y Harold Ramis. No solo porque continua el legado de Ghostbusters: Afterlife sino por la cantidad de guiños, situaciones, frases y detalles que se pueden ver en el videojuego.

La antigua estación de bomberos convertida en sede de los Cazafantasmas es casi un calco de la original con pequeñas excepciones que son vitales para añadir diferentes opciones de juego. Está la tostadora rellena de mocos sobre la mesa de billar, los recortes de periódicos en el despacho de Venkman, los bizcochitos de Spengler en el sótano, el laboratorio en la parte superior y otros huevos de pascua similares.

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Si bien el título no pretende tomar tintes realistas en su apartado gráfico, lo que muestra en pantalla lo hace realmente bien. A caballo entre lo anteriormente escrito y el dibujo animado o cartoon, los modelados, escenarios y animaciones son fantásticos. Visualmente en ordenador llama mucho la atención y el buen uso de la iluminación y reflejos le siguen a la zaga. Además no requiere de un hardware actualizado o costoso para moverse por lo que en este punto gana muchos enteros.

En el ámbito sobrenatural como bien describen en la película original, tanto los láseres de protones como las trampas, las situaciones que se dan con ambos en escena, la posesión o el moqueado a jugadores entre otros detalles se ve precioso. Los diseños de los entes también son similares a los vistos en la cuadrilogía y no desentonan en absoluto.

Ahora bien, el ordenador que hemos utilizado para la elaboración del análisis es de última generación, con una gráfica sobrada para mover cualquier título de recién horneado y con características, en definitiva, muy superiores a lo que el juego requiere para su funcionamiento. Aún así, a la hora de lanzar el rayo o ejecutar algunas acciones, tanto en solitario —permite juego sin conexión con el uso de bots— como en el modo online hemos sufrido pequeños parones de un segundo o segundo y medio que destrozan la experiencia por completo. Ocurren una o dos veces en cada partida, sobre todo en el primer disparo que realizamos, pero no es de buen plato. Por lo demás se nota una pequeña falta de optimización pero nada escandaloso.

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El apartado auditivo no está nada mal y juguetea en todo momento con las melodías y efectos del universo de la fábula. No cuenta con voces en castellano y puede ser un problema a la hora de empaparse en los tutoriales u otros momentos. No es un punto negativo per se pero ahí está, eso sí, tiene los textos localizados a nuestro idioma. El título tiene un remix de la canción original de Ray Parker Jr. que todos sabemos tararear de memoria y el resto de melodías bebe muchísimo de las que suenan en cada cinta. Las pistas son como reinvenciones de las ya escuchadas en las películas pero totalmente diferentes. Mismos instrumentos, mismos sintetizadores y mismo “guión”. No están nada mal dentro de lo que cabe y sabe meterte de lleno en su propuesta.

En el sonido FX no tenemos ninguna pega ya que aquí el equipo de protones, trampa y fantasmas suenan tal cual esperábamos. Es una delicia unirte con otros tres amigos, activar todos los rayos al mismo tiempo y gozar con la iluminación y sonido efervescente en estado puro.