The Dark Pictures: The Devil in Me, impresiones: el ‘castillo’ de los horrores

Estamos justo en la semana previa a Halloween. Y aunque da un poco de pena que este año se retrase y se vaya a noviembre, se está convirtiendo en una sorpresa agradable que Supermassive y BANDAI NAMCO estrenen cada nuevo juego de su antología The Dark Pictures Anthology en estas fechas. Cuatro llevamos ya desde que la saga comenzó en 2019, y el de este año apunta maneras para ser el mejor. O al menos devolver la saga a los buenos sustos que la entrega del año pasado perdió.

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The Devil in Me

El género del Terror es rico y amplio, y Supermassive, autores del divertidísimo y sobresaliente Until Dawn, decidieron aprovechar eso mismo para componer una antología en la que cada entrega tiene una historia auto-conclusiva. Cada juego cuenta una trama en una época y con unos personajes distintos. Y lo que es mejor: cada episodio se basa en una rama o sub-género del terror. Man of Medan iba de barcos-fantasma, Little Hope de terror en el bosque, House of Ashes del infierno sumerio.

¿De qué va The Devil in Me? Pues precisamente la frase de “llevo al demonio dentro” la dijo el notorio HH Holmes en su confesión final antes de ser ahorcado, tras construir un ‘castillo’ para torturar y matar en la Chicago de la Feria Mundial de 1893. Con esto ya os podéis hacer una idea, porque esta vez la cosa va de asesinos en serie. Concretamente de un amante del considerado primer ‘serial killer’ en la historia de América. Un ‘Jigsaw’ de la saga SAW, pero real, auténtico y aterrador, tan notorio que es el equivalente USA al Jack el Destripador británico, solo que Holmes sí fue capturado, sentenciado y ahorcado.

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Con fecha de estreno a un mes vista, para el 18 de noviembre, Bandai Namco nos ha enviado una ‘build’ con más de 1 hora de juego de The Devil in Me para probarlo vía Steam. Y así en breve, menuda ambientación, trama y fotorrealismo visual.

HH Holmes

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Basándose en la auténtica historia de HH Holmes, Supermassive vuelve a las tramas de terror con asesino y trampas sádicas con las que ya nos deleitó en Until Dawn. Esta vez, los protagonistas son un grupo de documentalistas que tienen un show de TV, uno bastante cutre según ellos mismos, pero que podrían haber dado con el episodio de sus vidas gracias a la invitación de una persona misteriosa.

Un tal Grantem Du Pet, que ha hecho su propia versión del World’s Fair Hotel, el edificio real que HH Holmes construyó, y en la que desde el sótano a la tercera planta, era un auténtico puzzle de estancias para torturar, matar y eliminar a los cadáveres -y vender luego sus esqueletos por hasta 200 dólares de 1893 a la Facultad de Medicina de Chicago.

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Este fan de Holmes ha construido un hotel en el que invita a grupos de personas de 5 en 5. La demo comienza con el grupo ya en el hotel, que además está en una isla, apartado de los núcleos urbanos. El anfitrión no está, y mientras exploramos el hotel, vamos conociendo a los personajes: tenemos al director, el más mayor, fumador, irascible, autoritario y déspota. Y luego a la actriz / narradora, fotógrafo, la experta en mantenimiento y cableado y la ingeniera de sonido, o más bien ayudante explotada del director.

Tampoco vamos a explayarnos mucho, pero digamos que todos están hartos del director, que los ve fácilmente sustituibles. Y de repente empieza el show, empiezan los sustos y empiezan las carreras. Empiezan los cadáveres y el miedo. Y justo al final vemos a nuestro serial killer mientras vamos descubriendo misterios sobre un agente del FBI y otro asesino en serie que logró atrapar 30 años antes.

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Inventario, acciones y novedades

Aunque básicamente la fórmula de The Devil in Me se mantiene prácticamente continuista con respecto a la de los tres títulos anteriores, Supermassive ha querido añadir más novedades. Así, cada vez tenemos un control y gameplay más de Survival Horror tradicional y menos de derivado de terror de la fórmula Heavy Rain. Si en House of Ashes el estudio al fin implementó una cámara libre en tercera persona que usar con el stick, en este cuarto juego y final de la primera temporada nos encontramos con varios añadidos que nos han encantado.

En primer lugar, tenemos un inventario nuevo de objetos. Los personajes del juego tienen cada uno con sus skills: el director tiene una tarjeta de crédito con la que puede abrir casi cualquier cerradura, el fotógrafo tiene un palo de selfie con el que alcanzar objetos lejanos; la experta en sonido usa un micro para captar audio… Los objetos que podremos usar, como tarjetas, mecheros o linternas, se encuentran alojados en la cruceta, y se usan en conjunción con uno de los gatillos.

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Y además de una cámara libre mejorada -aunque en los espacios angostos que da algo de guerra como es normal-, nos encontramos con que los personajes pueden mover objetos, trepar, saltar y correr, y aunque es siempre contextualmente, la resolución de puzzles ahora envuelve acciones más complejas y el uso de objetos, lo cual es de agradecer. Aunque el juego en sí sigue siendo muy accesible.

Ahondando en el morbo y la fascinación de los Serial Killers

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En la parte que jugamos resolvimos un par de estos puzzles contextuales con objetos, manejamos a 4 de los 5 personajes y nos pegamos dos buenos saltos con dos ‘jumpscares’ bien implementados. Si en House of Ashes el estudio apostó más por la tensión que por el miedo directo, en The Devil in Me vuelven al estilo Until Dawn.

Tenemos la fórmula de grupo atrapado en una casa de los horrores con un asesino omnisciente que controla el escenario y siente fetiche por los autómatas. Y para quien no conozca a HH Holmes, algunos referentes que hemos recordado jugándolo han sido, por descontado, el Overlook Hotel de El Resplandor, La Casa de Cera (2005) o la saga SAW

Por contaros uno solo de los momentos, en una escena tienes que rastrear un sonido de llanto con uno de los personajes, pudiendo escuchar retazos de otras conversaciones, jugando precisamente con el morbo de espiar a través de las paredes, y el miedo de saber qué te va a pasar. Un par de trucos de survival horror clásico como dejarte sin luz para potenciar ese llanto que estás siguiendo, con la luz del micro creando sombras fantasmales y el sonido volviéndose más y más perturbado y pam! Una escena tan atmosférica como sobrecogedora y realmente acongojante -más aún ante el hecho de que estábamos jugando con los cascos.

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El resto se mantiene sin cambios, con las novedades que hemos mencionado, pero con los elementos de descubrir visiones de posibles momentos que vivirás o no, secretos y coleccionables para entender mejor la trama y desbloquear extras.

Fotorrealismo e iluminación

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Una vez más, el juego es gráficamente espectacular en cuanto a su fotorrealismo e iluminación. Y aunque la build que jugamos tenía sus bugs -como el brazo de un personaje atravesando paredes-, es una muestra de cómo Supermassive sigue puliendo el aspecto visual, con unos modelados fotorrealistas en las escenas de vídeo que transicionan muy bien a la parte jugable. Kudos a la iluminación, capaz de crear sombras en tiempo real que dan más miedo que el escenario en sí.

La beta la hemos jugado en un equipo con un i7 con 16GB de RAM, tarjeta RTX 3060 de 6GB y pantalla de 144 Hz, con todos los ajustes en Ultra y resolución 1080p a 60fps, sin notar ni un solo tirón. La vibración -usamos el mando de Xbox One S- está muy bien implementada, y nos morimos de ganas por ver cómo han aprovechado la vibración del DualSense de PS5.

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Precisamente, es justo donde se queda esta build donde empieza lo verdaderamente bueno. Un juego del gato y cinco ratones que promete sumergirnos en un escenario a lo SAW, en una casa llena de trampas y poniéndolos en la piel de decidir si ellos o nosotros. Ganas de catar el resto de este The Devil in Me, el final de la primera temporada de The Dark Pictures Anthology, pero por suerte no el final de la antología.

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