Sí, comparar La Casa del Dragón con El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder es absurdo
El planteamiento de ambas series es radicalmente distinto a pesar de que el género de la fantasía épica parta de la obra de Tolkien.
Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, Madrid o Barcelona, The Legend of Zelda o Final Fantasy. El ser humano siente la necesidad acuciante de realizar comparaciones, de determinar qué está por encima o por debajo de algo, de hacer listas y de enumerar las cosas de mejor a peor y/o viceversa. El estreno casi simultáneo de La Casa del Dragón (HBO Max) y de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder (Amazon Prime Video) ha alimentado un debate en esa dirección, porque claro, las dos series son de fantasía y tienen dragones y reyes... y ahí se acabaron los puntos en común.
J.R.R. Tolkien y su obra, El Señor de los Anillos, ha influido en el género de la fantasía de manera innegable. Casi todas las obras del género beben en menor o en mayor medida de este universo. No hay duda de que el mundo creado por George R.R. Martin para Canción de Hielo y Fuego (Juego de Tronos) sigue la estela de los escritos del profesor, pero tanto las novelas como las series son radicalmente diferentes en su planteamiento. Por eso, las comparaciones entre ambas resultan ya de por sí bastante absurdas.
Desde la lejanía, si únicamente te fijas en la construcción estética o en lo superficial, Los Anillos de Poder y La Casa del Dragón comparten ciertos elementos iconográficos inherentes al género de la fantasía épica. Sí, existen ciertas concomitancias, pero el corazón y las arterias de cada una por vasos sanguíneos muy diferentes. Comprendo que las empresas compitan por un trozo del pastel, no tanto que los espectadores se enzarcen en riñas estériles de Twitter que aportan mucho ruido y muy poco seso.
La serie de HBO Max es un drama encarnizado centrado en una dinastía real que hace todo lo posible para conservar el poder. Los Targaryen luchan contra familias nobiliarias rivales, pero también contra miembros de su propia sangre a fin de salvaguardar su corona. Por otro lado, la epicidad se plasma en las batallas y en su condición de drama medieval, si bien la identidad de la serie se apoya en los líos palaciegos más que en el aspecto aventurero. Las líneas entre el bien y el mal se diluyen completamente, con personajes poco dados a las prácticas maniqueas.
A El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder no le falta el componente épico, pero los rasgos más marcados no pueden ser más distintos que los de La Casa del Dragón. Además de menos sangrienta, la ficción de Amazon Prime Video es una aventurilla llena de seres diversos, y eso que los más rancios y racistas se ven capaces de imaginar una criatura inventada, pero no a un elfo o a un enano negros. Las fuerzas del bien se enfrentan a las del mal, seres de luz, seres de oscuridad. El esquema de Los Anillos de Poder se amolda más a la típica narración de héroes y villanos, más claramente identificables y definidos en uno u otro bando.
Y ya veis, de las comparaciones no se libra ni el que critica las comparaciones, porque para demostrar que dos productos no son comparables hay que incurrir en, valga la redundancia, una o varias comparaciones.