WRC 10
WRC 10, análisis Nintendo Switch. Un port con más baches en carretera de lo que debería
Tras su lanzamiento en PC, PlayStation y Xbox el pasado mes de septiembre, WRC 10 llega ahora a Switch; misma ambición con demasiados condicionantes.
WRC 10 llega al fin a Nintendo Switch tras casi medio año desde su lanzamiento original en PC y consolas PlayStation y Xbox, el videojuego oficial del WRC FIA World Rally Championship que ha cosechado calificaciones notables en sus recientes versiones y que, ahora, llega a la híbrida de la Gran N con la misma ambición, tanto en números como en nivel de simulación. Tras profundizar en el título para PS5 el pasado mes de septiembre de 2021, analizamos este nuevo port adaptado a las posibilidades de la actual consola de Nintendo, como todos sabemos, mucho más limitada a nivel de potencia bruta, aunque con otras virtudes como la posibilidad de llevarnos nuestras carreras allí donde queramos. Veamos en qué posición queda el videojuego de Kylotonn (KT Racing) y Nacon en Switch respecto a sus versiones de compatibles y consolas de Sony y Microsoft.
Port ambicioso que rinde a medio gas
Antes de nada, debemos aclarar que este análisis se centra en las particularidades de la versión de WRC 10 para Nintendo Switch, port que merece un texto propio al presentar suficientes diferencias en varios aspectos determinantes. Si queréis saber más sobre el título en general, no dejéis de leer nuestro análisis de septiembre del pasado año en su lanzamiento para PC y consolas PlayStation y Xbox. Veamos qué nos depara WRC 10 en la consola de Nintendo.
Empecemos por los grandes números de un título que no desmerece en absoluto frente a otros simuladores de conducción similares. Esto se traduce que en WRC 10 para Switch encontramos los mismos modos para un jugador, desde el modo Carrera con todas sus opciones de simulación y personalización a las carreras rápidas. Aunque el verdadero protagonista de la presente edición de WRC es su modo Historia en el que revivimos los momentos clave de la competición desde 1973 hasta hoy, con los tramos, los vehículos y los pilotos que marcaron un antes y un después a través de 19 eventos históricos.
A todo ello debemos sumar los nuevos contenidos de esta entrega, desde los 4 nuevos rallies de 2021 -Estonia, Croacia, Bélgica y España- a 6 rallies históricos, además de 120 etapas especiales, 52 equipos licenciados de las categorías WRC, WRC2, WRC3 y Junior WRC o 20 coches legendarios de Alpine, Lancia, Ford, Subaru, Mitsubishi y más, incluyendo también el par de coches de pago vía DLC del resto de versiones. Hasta ahí todo correcto; por desgracia, los modos multijugador han desaparecido de la oferta inicial, tanto local como online, tal y como viene sucediendo en anteriores ports de la franquicia en Switch. Además, los tiempos de carga son considerablemente más largos, tanto al iniciar el juego como entre carreras.
Otro hándicap importante tiene que ver con la jugabilidad; si bien se mantienen las buenas sensaciones a los mandos, a medio camino entre la simulación y el arcade, los gatillos de Switch no ofrecen el característico recorrido de otros mandos, con lo que se pierde la posibilidad de graduar el acelerador y el freno, un detalle de suma importancia cuando debemos jugar constantemente con ambos inputs para lograr los mejores resultados, especialmente en superficies deslizantes como tierra o nieve.
Aunque llegamos al apartado que más fuelle pierde en su salto a la híbrida de Nintendo: su aspecto gráfico y su rendimiento. No es ninguna sorpresa que Switch reciba ports más discretos en lo visual de plataformas netamente superiores a nivel de hardware. Y el caso de WRC 10 no es la excepción. Y es que a pesar de que no luce terriblemente mal en líneas generales, las comparaciones con el resto de versiones son inevitables. Así, los modelados son mucho más discretos, las texturas mucho más planas y a menor resolución, elementos como los árboles, las plantas, las rocas, el público, las partículas... Todo luce mucho más discreto.
Todo luce muy plano y, en ocasiones, incluso pixelado. En términos generales podemos hablar de la ausencia de reflejos en las carrocerías -más allá del brillo de la iluminación global- o unas sombras con dientes de sierra exagerados. La discreta puesta en escena se completa con un popping notable y un rendimiento que sufre de tirones más a menudo de lo que nos gustaría. Si bien es cierto que en el modo dock estos problemas se disimulan más, en modo portátil no dan tregua alguna. En este sentido, debemos adaptarnos a una puesta en escena más discreta teniendo en cuenta el hardware disponible sin menospreciar la posibilidad de llevarnos las carreras donde nos plazca.
Conclusión
Los juegos de conducción de personalidad más realista en su puesta en escena acostumbran a hacer gala de apartados gráficos llamativos y que aprovechan, en gran medida, el hardware del que disponen para brillar en diferentes aspectos. Un planteamiento que sigue presente en la versión de WRC 10 para Nintendo Switch pero que en este caso, y pese a su ambición, se ve lastrada por unas características, las de la híbrida de la Gran N, que no parecen suficientes para mantener el tipo frente a las versiones aparecidas en PC, PlayStation y Xbox el pasado mes de septiembre. Los números están ahí a nivel de contenido, pero su puesta en escena -especialmente en modo portátil- y la ausencia de algunos modos como el multijugador lastran un port que, aun así, puede despertar el interés de aquellos usuarios de dicha consola que busquen un simulador de rally a la altura. Aunque tampoco es que haya mucha más oferta.
Lo mejor
- Grandes números y contenidos para un jugador
- Modo Historia genial con momentos históricos
- Todo un simulador de rallies de bolsillo
Lo peor
- El port sufre más de lo deseado a nivel gráfico y de rendimiento
- Pantallas de carga demasiado largas y presentes
- Ausencia de modos multijugador local y online
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.