Un mes con Steam Deck, la apuesta portátil de Valve: ¿vale realmente la pena?
Pasamos un mes con Steam Deck y te contamos cuáles son las ventajas y desventajas de apostar por la portátil de Valve. Más sombras que luces.
Steam Deck ha superado la barrera de su primer mes en el mercado. Las remesas iniciales de la portátil ya se han repartido entre los clientes con reserva anterior al segundo trimestre del 2022. En MeriStation hemos tenido la oportunidad de pasar esta franja con ella. ¿Cómo se ha desenvuelto en la práctica? ¿Merece la pena? Te contamos nuestras impresiones tras un mes de uso.
De la caja a la partida: más sombras que luces
No cabe duda de que el potencial de Steam Deck se encuentra presente en este primer modelo. Valve tiene claros los conceptos que quiere llevar a este nicho de mercado, pero en la práctica todavía quedan muchas cuestiones que resolver. La primera y más evidente es mejorar la experiencia out of the box, como se dice en inglés. Al menos en el estado de lanzamiento, no es una portátil que esté dirigida al público general. El perfil de jugador entusiasta, acostumbrado a superar obstáculos de software, encaja mejor en esta fase de la máquina.
Somos contundentes en este sentido por las dificultades y asperezas que hemos encontrado en el camino. A nivel de software todavía no está preparada; transmite la sensación de requerir al menos medio año de actualizaciones para llegar a un punto óptimo. Son constantes los cierres inesperados, el retraso al realizar acciones en los menús, o la pérdida de conexión del WiFi al navegar por la tienda. No han sido pocas las veces que al canjear un código se nos muestra una pantalla de error, entre otras acciones habituales.
Llegado el momento de ejecutar un juego, la experiencia se divide según el título y su condición dentro del sistema de verificación. Si cuenta con la señal verde, la etiqueta de mayor valor en su clasificación, podrás jugar sin liarte entre ajustes. Los problemas llegan cuando se nos presentan los llamados ‘jugables’, de color amarillo.
Con la primera entrega del reboot de Hitman, por ejemplo, no hemos sido capaces de llegar al menú de selección de misión (y este sí está verificado). Planet Zoo se cierra cada dos por tres al cargar una partida guardada. Grand Theft Auto V sufre cuelgues durante el inicio de Social Club, que se soluciona arrancando el juego desde la versión experimental de Proton. Muchos de los problemas de arranque los hemos solucionado así, utilizando una versión beta del sistema operativo.
¿Quién te lo indica? Dentro de la consola, nadie. Debes consultar páginas externas del estilo Protondb para conocer en mayor profundidad el estado de los juegos. Eso, o probar tú mismo con versiones de Proton, ajustes o soluciones que encuentres por internet. Afortunadamente elegir que se ejecute en una versión determinada se hace a golpe de click. Ensayo y error hasta que des con la tecla.
Es una lástima que el lanzamiento se haya realizado de una manera tan prematura. Cuando funciona, Steam Deck te proporciona una experiencia excelente. Juegos como Euro Truck Simulator 2 o Prey rinden con soporte nativo. Puedes llevarte a cualquier lado títulos de corte sobremesa a una calidad visual más que digna. Y todo ello ajustable por si quieres priorizar el rendimiento o la duración de la batería. En MeriStation os compartíamos el rendimiento de una selección variada de títulos.
Portátil… ¿hasta qué punto?
No hay duda: el tamaño importa cuando se trata de plataformas portátiles. El cara a cara con otros rivales resalta todavía más las dimensiones de Steam Deck. Sobre el papel los números son claros. 298 mm x 117 mm x 49 mm con un peso aproximado de 669 gramos. ¿En la práctica? Sí, es grande, pero también es muy cómoda.
Una persona con manos pequeñas no debe tener miedo a sostenerla a lo largo de las horas. Ambos extremos del chasis cuentan con una forma de mango que agarra la mano de manera natural. El tope de los dedos medio y anular queda justo en los dos botones traseros de cada lago, lo que proporciona una buena sensación. Nos parece más cómoda que la solución adoptada en Nintendo Switch.
Algo que sí nos resulta incómodo es el ventilador. Permanece de fondo durante tu sesión, mezclado con el sonido del juego de turno. Consigue descentrarte, es imposible que pase desapercibido. También es cierto que el volumen varía según las necesidades al disipar el calor del juego que uses en ese momento. Los más demandante suelen ser aquellos 3D que apuntan a 60 imágenes por segundo. Con The Witcher 3: Wild Hunt vuela.
Pero el ventilador no es lo único que vuela al controlar a Geralt de Rivia. Nos referimos a la batería, uno de los puntos críticos de Steam Deck. En ajustes entre medio y alto a 800p de resolución, la portátil no te aguanta un viaje de ida y vuelta Madrid-Londres en el mismo día. Alrededor de hora y media toma consumir la capacidad completa con él corriendo.
Tenemos una portátil cómoda a los mandos, de tacto premium y buena pantalla, que sin embargo flaquea en un elemento indispensable para sacarla fuera de casa. La compañía ofrece algunos ajustes para poder alargar la batería, como la posibilidad de limitar la potencia térmica, controlar manualmente la frecuencia de la GPU o seleccionar el filtro de escalado. Todas ellas opciones que son un plus para quien quiere exprimir al máximo las opciones caso por caso, juego por juego. Pero son opciones que requieren conocimientos en la materia. Bucear por foros hasta que alguien comparta el ajuste idóneo es otra opción.
Conclusiones
En manos de Valve está adoptar las soluciones necesarias para estabilizar la experiencia a nivel usuario. Actualmente es difícil recomendar su compra dentro del mercado generalista. Steam Deck es una portátil capaz de ofrecer lo mejor y lo peor de un producto recién llegado al mercado. Cuando funciona es una auténtica pasada. Te permite extender el uso de tu biblioteca de Steam más allá de tu escritorio. Cuando no, encuentras demasiados obstáculos en tu camino. No cabe duda de que tienen la oportunidad de ocupar un hueco en el mercado con potencial. La sensación ahora mismo, por desgracia, es estar a los mandos de un globo sonda a partir de 419 euros.