Mando premium
Scuf Instinct para Xbox y PC, análisis. Suavidad y respuesta inmediata
Probamos a fondo el nuevo mando premium de la marca Scuf, repleta de opciones de personalización y una respuesta óptima.
El mundo de los mandos premium ha ido creciendo en los últimos años, y lo que al principio eran parches para ofrecer nuevas funciones, ahora ya son piezas totalmente compactas y pensadas para optimizar nuestras partidas, sobre todo a nivel competitivo. Una de las marcas que más ha trabajado en este sentido desde hace mucho tiempo, con sus famosas palancas posteriores, es Scuf, que en esta nueva generación de consolas se lanza con una línea de mandos basados en los de Xbox Series para las plataformas de Microsoft y de PC. Analizamos Scuf Instinct Pro, la mejor versión de un mando de primera.
Lo primero y más destacado es que se trata de un tipo de mando totalmente personalizable a nivel externo, permitiendo a los jugadores crear su propio diseño y colores. Esto nos lleva a poder escoger el color base del mando, cambiar los colores del kit de botones, de los sticks analógicos, del pad direccional o los gatillos. A nivel de cambios también podemos escoger que no tenga vibración, escoger placas con diseños diferentes tipo camuflaje, por ejemplo, y otros más atrevidos como si fuera la vía láctea. Hay para todos los gustos y el precio variará según lo que le apliquemos.
El mando Instinct Pro destaca respecto al Instinct, además del precio base (189,99 euros uno y 219,99 el Pro), por añadir algunas características más completas, como unos agarres de goma anti deslizantes bastante cómodos, a decir verdad, y la posibilidad de cambiar el recorrido de los gatillos para que su pulsación sea inmediata. Sea como sea, en ambos casos la propuesta diferencial es la capacidad de poder tener botones posteriores para añadir nuevas funciones en juegos competitivos, como pueden ser los FPS.
Es una característica que vemos en muchos mandos y que Scuf ha trabajado desde hace tiempo, mejorando dichos botones posteriores y su posición. En este caso, los tenemos colocados en dos posiciones, una de forma interior hacia los agarres y la otra hacia la parte posterior del mando. La sensación es que los botones principales posteriores se pulsan de manera muy sencilla, ya sea con el dedo anular o el dedo medio, de forma natural gracias a su posición. Es verdad que los demás nos obligan a un movimiento diferente y al que estamos menos acostumbrado, moviendo dichos dedos hacia fuera, pero también está al alcance y es cosa de adaptarse. Aunque nos parece algo más cómodo el sistema de palancas del mando Élite de Microsoft, la solución aquí también es buena.
Naturalmente, estos botones nos permiten ajustar acciones que a veces son complicadas de realizar a la vez de otras. Por ejemplo, saltar mientras apuntamos con el stick derecho, correr o agacharse de forma más sencilla sin tener que combinar el pulsar L3 mientras estamos moviendo el stick, etc. También para acceder rápidamente a otras acciones secundarias sin dejar los sticks en ningún momento. Sea para lo que sea, desde correr en Elden Ring mientras movemos la cámara (por defecto en los Souls se corre con B) hasta ganar movilidad en Halo saltando y apuntando a la vez, los botones posteriores son cada vez más necesarios.
Destaca, también, el bloqueo del gatillo mencionado anteriormente, que hace que realmente pasemos de pulsar un gatillo a la sensación de pulsar un botón, algo que los amantes de los shooters agradecen para poder descargar rápidamente la máxima potencia de las armas sin esperar a todo el recorrido del gatillo en cuestión. Se puede activar y desactivar fácilmente con una pequeña palanca en cada uno de los botones.
La tercera gran característica palpable que tiene el mando a nivel de core jugable son los sticks analógicos. Su tacto es mucho más suave y con un recorrido muy fino desde el primer momento que permite notar diferencias respecto al mando tradicional de Xbox. Básicamente, nos permite tener una mayor sensación de precisión a los mandos, a lo que se añade la posibilidad de cambiar entre distintos tamaños de stick (corto, medio y largo) con formas también distintas, con forma cóncava o no, para adaptarse a las necesidades de los jugadores (muchos amantes del FPS prefieren un stick largo en el R3).
Aquí, el único contratiempo que le vemos es que la personalización del mando puede elevar su coste total, ya que los distintos tipos de sticks se venden en packs por separados, así como también otros tipos de cruceta, cables y fundas. En todo caso, esto puede ser un segundo paso para el jugador que quiera adentrarse en un mando Scuf, ya que los sticks de serie son muy buenos en respuesta, la cruceta es 1:1 con la de Xbox Series y eso es muy bueno y todas las funciones principales están presentes.
Cambiar de botones de forma inmediata
Una de las cosas que más nos ha gustado del mando Scuf es que permite cambiar la asignación de los botones posteriores de forma inmediata sin tener que pasar por software externo, directamente desde el mando. En la parte posterior del mismo tenemos un botón que nos permite cambiar entre tres perfiles a la vez. Cuando estamos en uno de estos, si dejamos pulsado el botón, empezará a parpadear y entonces solo tendremos que pulsar a la vez el botón posterior y el de la acción que le queremos asignar para que se quede grabado. Ya está, ni tener que ir a una app de PC o de Xbox a cambiarlo manualmente ni nada por el estilo. El sistema es muy cómodo y ágil.
Por último, destacar que el mando pesa unos algo más que el mando base de Xbox Series y funciona a pilas, además de poder ir conectado por cable USB-C.
Conclusión
Scuf Instinct Pro es uno de los mandos premium más sólidos que hemos podido probar en esta nueva generación de consola. Parte de la base del excelente mando de Xbox Series, lo cual ya es una garantía en ergonomía, en cruceta y en disposición de los botones y sticks. Pero a esto añade unos agarres de goma muy destacados y unos sticks suaves y de gran respuesta. Los botones posteriores, sin ser tan cómodos como las palancas del Élite, tienen una buena posición y respuesta y, bajo nuestro punto de vista, con un diseño mejor que las palancas que tiene su homónimo en PS4. A todo ello, cuenta con un ágil sistema de asignación de botones desde el propio mando, sin intermediarios. Si le añadimos que es altamente personalizable en colores, medidas de sticks y cambio de cruceta, tenemos un mando que podemos adaptar a nuestras necesidades, aunque para ello tocará pagar un plus según qué cambios hagamos y comprar accesorios de precios diversos, con el sobrecoste que puede suponer.
Lo mejor
- Altamente personalizable en todos los sentidos
- La suavidad de los sticks analógicos y los agarres de goma
- Poder asignar botones desde el propio mando
- Buena posición de los botones posteriores
Lo peor
- El coste total puede elevarse fácilmente con accesorios y según qué elecciones en la personalización