OlliOlli World
- PlataformaXBO8.5PS58.5PS48.5XBS8.5PC8.5NSW8.5
- GéneroDeportes
- DesarrolladorRoll7
- Lanzamiento08/02/2022
- TextoEspañol
- EditorPrivate Division
OlliOlli World, Análisis. Pureza y estilo sobre ruedas
Roll7 hace evolucionar la fórmula que ellos mismos crearon con una satisfactoria secuela; recomendable tanto para neófitos como para expertos en OlliOlli.
Es difícil no jugar a OlliOlli World con una sonrisa en la cara. Roll7 ha logrado evolucionar una fórmula que parecía haber dicho ya su última palabra a través de lo que más importa en un videojuego: las mecánicas. Cuando el skate tendió la mano al género de los plataformas allá por 2014 fuimos muchos los que comenzamos a relacionar los viajes en transporte público con la obra original y su secuela, OlliOlli2: Welcome to Olliwood, en la distintiva PS Vita. Más de un lustro más tarde, el estudio londinense ha crecido a nivel creativo y profesional, cuyo acuerdo con Private Division nos permite tener ahora un OlliOlli más grande y ambicioso. No necesariamente mejor; pero sí más accesible, atrevido y variado.
A grandes rasgos, OlliOlli World conjuga el skate en 2.5D mediante fases plataformeras en las que el objetivo va más allá de llegar al final de la pantalla y pasar a la siguiente fase. La gracia está en hacerlo bonito, en sentir que el excelente control logrado con esta tercera entrega fluya y se interiorice en nosotros. Pocas revoluciones hasta el momento, pues esta descripción es igual de válida para para las obras originales. No es hasta que llevas unas horas jugando cuando te das cuenta de que tanto el diseño de niveles como la implementación de sutiles cambios en el esquema de control hacen que sea esta la entrega más completa, la que mejor se sincroniza tanto con el género al que se dirige como con los tiempos actuales, donde todo está conectado y la competición va más allá de con nosotros mismos.
Radlandia, sumergidos en un bucle sin fin
Radlandia es un lugar entrañable. Salta a la vista una apariencia que bien recuerda a Hora de Aventuras, pero eso en realidad es pura estética. OlliOlli World es color, es carácter y es gusto, porque te transmite constantemente que la sofisticación y la elegancia en cada giro, en cada truco, es la meta última. No importa tanto el hecho de llegar al final, sino de cómo lo hagas. Y, por encima de todo, entender que la fase que llevas horas empeñado en hacer «perfecta» siempre tiene margen de mejora. Son tantas las posibilidades, los tipos de trucos, las posturas y las bifurcaciones que siempre se puede rascar un poco más de puntuación.
OlliOlli World quiere que te vengas arriba. Por eso te invita a subirte a la tabla y conocer a los dioses místicos del skate en busca de Gnarvana. Hemos de reconocer que en ocasiones el juego es demasiado atosigante con líneas de texto que no llevan a ningún sitio y se empeña, quizá sin necesidad, en contarnos una historia que queda en un segundo plano. Porque insistimos: aquí lo que brilla son las mecánicas, un control sin flecos y el diseño de escenarios. La trama aporta más bien poco.
El excentricismo que rodea a todo este mundo, con cientos de colores para representar cada objeto que vemos en pantalla, personajes irreverentes tanto en su forma de ser como de vestir, así como localizaciones memorables, cohesionan a la perfección con el tono y la ambientación urbana. Está cuidado al milímetro, hasta en los más pequeños detalles, y toda esa suma de factores resulta en un lugar en el que te sientes cómodo. Es abrumadora la cantidad de opciones de personalización disponibles para nuestro personaje; el profundo sistema de combos con más de 100 movimientos; o las pistas de música, que mantienen su estilo electrónico e IDM que tan bien sentaron a los títulos de la década pasada.
Hay dos formas de enfrentarte a OlliOlli World: dejarte llevar como si de un juego de plataformas se tratase, avanzando nivel a nivel, o pararte y no pasar al siguiente mundo (hay un total de cinco) hasta que no has exprimido al máximo cada uno de ellos. Es curioso, pero esa ingente variedad de combos, acrobacias y trucos hacen que cada partida sea distinta a pesar de que, en realidad, el esquema de comandos es extremadamente sencillo. Lo que se suele denominar easy to play, hard to master. Roll7 ha dejado de nuevo su impronta en la curva de enseñanza y aprendizaje, bien equilibrada. Eso sí, es un juego mucho más permisivo con el error —penaliza menos y aumenta su número de check points—. En cada mundo aprendes nuevas mecánicas, formas de relacionarte con la tabla y con el entorno. A tal efecto, la rejugabilidad es norma.
Al desbloquear algo nuevo tú mismo te das cuenta de que podrás volver atrás y duplicar o triplicar la puntuación de esa fase que creías dominada. Y así constantemente. Creer que el objetivo es únicamente llegar al final sin caerte es simplemente arañar la superficie. El desafío de hacerlo aún mejor es la clave del éxito, y para alentarnos el título te muestra de forma aleatoria puntuaciones de otros jugadores, que generalmente suelen ser más altas para que te piques; para que estudies ese salto y cómo puedes ganar arriesgar un poco más para batir al resto. Las clasificaciones en línea dan verdadero vértigo. Se nota que hay jugadores muy experimentados y con un dominio total de la tabla. Es melódico y es, ante todo, satisfactorio entrar en «la zona». Dependiendo de nuestra habilidad, tardaremos más o menos en hacer puntuaciones increíbles, pero cuando lo consigues es extremadamente gratificante. No todos los desafíos de cada fase son igual de orgánicos ni están igual de bien explicados; aunque por lo general son suficientemente intuitivos y atractivos.
“Una más y sigo mañana”
Cada fase cuenta con tres desafíos —que varían por cada nivel— y tres puntuaciones. Ahora bien, y sin que sirva de destripe, invitamos a completar el juego hasta el final para desbloquear un desafío adicional apto solo para aquellos que quieran dedicar decenas de horas al juego. Sin exagerar. La primera vuelta puede darnos para cuatro o cinco horas, pero realmente la campaña no deja de ser una toma de contacto con las mecánicas y el lenguaje del juego. Es en las ligas multijugador endgame donde se abre otra capa de posibilidades. Cada día hay fases generadas al azar en la que todo el mundo compite (daily grind), tú eliges si quieres participar en algunos más o menos complejos. También podemos crear nuestros propios niveles en base a criterios determinados. El juego se encarga de crear un nivel aleatorio en base a ese filtro inicial; además, podemos mandar el código a los demás para que intenten superar nuestras puntuaciones.
A partir de ahí, el multijugador es asíncrono, pues el objetivo pasa por mejorar las puntuaciones de los demás… y viceversa. De este modo, OlliOlli World solo te demanda quince o veinte minutos al día si quieres formar parte de estas competiciones. Nos parece un añadido muy oportuno que alargará ostensiblemente la conversación alrededor del que va a ser, con total seguridad, uno de los mejores videojuegos independientes de 2022. Eso sí, esperábamos más de este modo multijugador, tanto en opciones como en variedad. No deja de ser un añadido un tanto superficial.
Antes de finalizar, una pequeña mención al apartado artístico, un aspecto totalmente subjetivo que dará lugar a todo tipo de opiniones. A nosotros nos ha parecido un acierto porque, más allá de ese estilo cartoon similar a la serie de Pandleton Ward y Cartoon Network, tiene mucha personalidad. El uso del color es inteligente, los diseños no se acomplejan en exceso y el juego siempre te deja ver con claridad cada elemento. No está sobrecargado de cosas. Las animaciones del skater son una gozada. Quienes se hagan con el juego en PS5 y Xbox Series pueden jugar en hasta 120 FPS con monitores compatibles; mientras que quienes prefieran la portabilidad, seña propia de la saga, tienen en Nintendo Switch la respuesta directa a la época de PS Vita. Se ve de maravilla, la imagen es fluida, sin tirones, y la resolución es HD. Impecable, en todo.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga suministrado por Best Vision PR en Nintendo Switch.
Conclusión
OlliOlli World es uno de esos videojuegos a los que es difícil encontrarles pegas. Roll7 tenía la difícil tarea de justificar el regreso de su saga fetiche con algo más que un lavado de cara. Y lo han logrado. Porque cuando tienes una fórmula tan redonda solo debes preocuparte en perfeccionarlo. Si bien no aporta mucho a la saga, logrará convencer a los que ya eran aficionados. Excelente diseño de niveles, excelente control y multitud de opciones disponibles para realizar acrobacias, trucos y alargar tu puntuación hasta el infinito. Es una pena que las opciones multijugador se hayan limitado a algo tan simple, porque las posibilidades son muchas. Accesible, pero difícil de dominar. Rápido, profundo, satisfactorio y, por todo ello, recomendable. Una evolución en la dirección correcta.
Lo mejor
- Un diseño de niveles impecable
- El control: sencillamente perfecto
- La cantidad de trucos, opciones y maniobras: puro skate
Lo peor
- La trama, no termina de funcionar
- El modo multijugador es muy limitado
- Pequeños errores en algunas físicas
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.