Total War: Warhammer 3, Impresiones. Se acerca la batalla
Vuelve la estrategia dentro de la marca Total War, en esta ocasión con la fantasía de Warhammer por bandera. Probamos una beta del juego a falta de un mes para su lanzamiento.
A nadie sorprende a estas alturas que The Creative Assembly es uno de esos estudios donde la estrategia no es que sea el pilar del equipo, sino que recorre la sangre de sus venas gracias a Total War. Llevan tantos años dedicados a un mismo género que le tienen tomada ya la medida sin ningún problema, como un médico experto manejando el bisturí ante una azarosa herida.
Dentro del enorme conglomerado que forma la marca Total War existe cabida para todo. Lo mismo se va a China (Three Kingdoms) que a Japón (Shogun 2) mientras que pasa por Italia (Rome). Da igual la época histórica, país o región si esto permite construir un buen juego de estrategia. Y aquí es donde entra también, por supuesto, la subsaga Warhammer con esta última entrega: Total War: Warhammer 3.
Orcos a mí
Gracias al estudio de desarrollo, en Meristation hemos tenido la fortuna de probar una segunda beta a falta de un mes para su lanzamiento. Para ser exactos, se ha contado con la posibilidad de jugar dos campañas de las ahora ocho disponibles: la de Gran Catai y la de Demonios del Caos. Las otras seis restantes (Kislev, Khorne, Slaanesh, Nurgle, Tzeentch y Reinos Ogros) formarán parte también de la experiencia del juego, por lo que habrá que esperar hasta la salida del mismo para tener más detalles.
Las dos campañas probadas, ambas limitadas a una serie de turnos como suele ser habitual en este tipo de betas, nos han permitido experimentar dos maneras muy diferentes de jugar a Total War: Warhammer 3. Eso sí, dentro del marco de lo que es un Total War, lo que se traduce en ese plano “gubernamental” y otro “militar”.
El primero, lo de siempre: debemos conseguir que nuestros asentamientos o zonas conquistadas gocen de una buena salud financiera, moral y un largo etcétera. Esto se logra mediante el ya clásico sistema diplomático y/o burocrático de anteriores entregas de Total War, aunque se le une que en las dos campañas probadas había sus diferencias: una se puede centrar en un aspecto más conciliador y otra, en el bélico. No obstante, sobre el papel funcionan casi igual, pero tienen la sutil diferencia para que cada jugador se sienta cómodo con una facción u otra.
De hecho, se podría decir que en las facciones radica una de las claves para este cierre de trilogía. Aunque todas parten desde un mismo concepto, las diferencias entre sí son suficientes para ajustarse a cada tipo de jugador. El estudio busca así que aquellos fans menos avezados con la estrategia también tengan su puerta de entrada, amén de ajustar los niveles de dificultad al iniciar cada facción. Por tanto, las ocho facciones ofrecerán distintas maneras de jugar dentro de un marco ya clásico.
Dominio militar
El segundo punto, el militar. Todo el ejército que vayamos consiguiendo a medida que transcurra la partida se podrá desplegar en el campo de batalla. Lo bonito de Total War: Warhammer 3 es que han pasado cinco años desde su segunda entrega, es decir, en todo este tiempo Total War ha evolucionado… y para muy bien. Las novedades de las últimas entregas (desde Britannia hasta Three Kingdoms pasando por Troya) han permitido introducirlas dentro esta tercera parte de Warhammer.
Grandes ejércitos moviéndose con fluidez por un amplio campo de batalla. De las dos facciones probadas, ambas contaban con unidades parecidas, aunque cada una recibiendo un nombre diferente. De esta manera, estaban presentes las ya características tropas a distancia larga, corta, piqueros para detener a la caballería -y esta última como tal- y, por supuesto, los “héroes”.
Este tipo de unidad es el comodín de cada batalla en el juego. Mientras que el resto de fuerzas son más parejas y dependen todas del buen hacer del jugador en el campo de batalla, con los “héroes” ocurre algo diferente. Al poseer una fuerza muy por encima de la media, estos pueden aguantar una gran cantidad de embestidas por parte de las tropas rivales. ¿Significa esto que no pueden ser derrotados? Para nada, claro que pueden caer, pero soportan muchísimos más golpes que el resto.
Por ejemplo, con la facción de Gran Catai, nuestro héroe podía transformarse en dragón y arrasar el campo de batalla con su fortaleza mágica, lo que dejaba al resto de tropas en muy mal lugar. Por otro lado, con la facción Demonios del Caos, el poderío físico del héroe permitía desequilibrar la balanza con gran facilidad debido a su potencial. Dos maneras de jugar, pero misma consecución.
Todo esto y mucho más es Total War: Warhammer 3. El juego luce mejor que nunca gracias a la ya experiencia que el estudio posee con el motor del juego. Lo tiene dominado al dedillo, si bien esto no exime que durante la beta sufriéramos algunos crasheos (que siendo una beta es normal que esto suceda al no ser una versión final y estable del juego; el peligro es que ocurriera dentro de un mes). Quedan casi 30 días para dominar el Reino del Caos -o no-. Hay ganas.
- Estrategia
Se acerca el final cataclísmico de la trilogía de Total War: Warhammer. Reagrupa a tus fuerzas y adéntrate en el Reino del Caos, una dimensión de terrores horripilantes en la que se decidirá el destino del mundo. ¿Conquistarás a tus demonios... o los dirigirás? Total War: Warhammer III es un videojuego de estrategia a cargo de The Creative Assembly y Sega para PC.